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No hay nada peor que alguien aburrido para idear cosas malas

Pedro Sánchez acompañado de su Jefe de Gabinete, Iván Redondo.Jaime Villanueva (EL PAÍS)

Yo no sé si es que Iván Redondo tiene poca tarea. Lo mismo es eso. No hay nada peor que alguien aburrido para idear cosas malas. Si ese alguien tiene un poder inmenso, para qué le vamos a contar a usted nada. Desde muy pequeños lo hemos oído todos en casa o en el colegio, que, hasta que llegó José María Maravall, lo llevaban casi todo curas.

El asunto es que Redondo se debe aburrir con la cantidad de cosas que Pedro Sánchez le ha echado encima. O eso o se ha vuelto una especie de comité central que, al mejor estilo de los partidos leninistas, deposita la sabiduría y la corrección políti...

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Yo no sé si es que Iván Redondo tiene poca tarea. Lo mismo es eso. No hay nada peor que alguien aburrido para idear cosas malas. Si ese alguien tiene un poder inmenso, para qué le vamos a contar a usted nada. Desde muy pequeños lo hemos oído todos en casa o en el colegio, que, hasta que llegó José María Maravall, lo llevaban casi todo curas.

El asunto es que Redondo se debe aburrir con la cantidad de cosas que Pedro Sánchez le ha echado encima. O eso o se ha vuelto una especie de comité central que, al mejor estilo de los partidos leninistas, deposita la sabiduría y la corrección política en una sola cabeza.

Karl Marx es el culpable de ese desatino, pero el sabio alemán ya nos pilla muy lejos y, sobre todo, sus pretensiones afectarían de lleno a un partido, el PSOE, que las ha pasado negras teniendo que escapar de las protectoras y confortables alas del comunismo. Hace ya mucho tiempo que los partidos socialdemócratas decidieron que podían equivocarse sin necesidad de que lo hiciera una clase social ungida por la Historia. El partido de Pedro Sánchez no es una excepción.

Pero hete aquí que “llegó el comandante y mandó parar”. El éter, sobre todo, pero no solo, también la tinta de los periódicos o las escurridizas portadillas de los informativos de las televisiones, se han ido llenando de fake news, o sea, de noticias falsas, en un santiamén. Aquí hay que poner orden, No vaya a ser que el personal se trague que hay diez mil soldados rusos preparados para ir a Cataluña para hacer allí, por supuesto, lo que haga falta. Y quien dice diez mil soldados, puede decir cualquier cosa, cualquier otra atrocidad.

Redondo y quien le sustituya en el confuso, pero todopoderoso cargo que ocupa hasta que unas elecciones o una moción de censura tumben, presumiblemente, a su jefe, cosas que pueden pasar en una democracia. Redondo tiene ahora que hacer mucho trabajo para reencontrar el camino de la verdad. Tiene, sobre sus ya cargados hombros, la responsabilidad de cargar con el peso de la verdad.

Es muy posible que el antes muy concienciado gremio de los informadores no le dé mayor importancia todavía a un bicho que amenaza con comérselos.

Mientras, ¿a alguien se le ocurre algo para tener entretenido a Iván Redondo? Nos va mucho en ello.


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