Populismo y democracia
Nadie se pregunta por qué millones de compatriotas votan para destruir al contrario ideológico e imponer su relato. La identidad y la pertenencia son las claves. Ideológicamente, nos posicionamos radicalmente entre los “nuestros”. Buscamos que nuestro relato identitario se imponga al precio que sea. No nos importa que nuestro líder esté dopado, insulte o mienta. Demasiadas personas votan visceralmente, pensando que su elección es un combate de guerra. Pero nos olvidamos de que la realidad necesita gestores eficaces e inteligentes. Cuando se elige a representantes distópicos y populistas, descu...
Nadie se pregunta por qué millones de compatriotas votan para destruir al contrario ideológico e imponer su relato. La identidad y la pertenencia son las claves. Ideológicamente, nos posicionamos radicalmente entre los “nuestros”. Buscamos que nuestro relato identitario se imponga al precio que sea. No nos importa que nuestro líder esté dopado, insulte o mienta. Demasiadas personas votan visceralmente, pensando que su elección es un combate de guerra. Pero nos olvidamos de que la realidad necesita gestores eficaces e inteligentes. Cuando se elige a representantes distópicos y populistas, descubrimos que no resuelven problemas; solo proporcionan un marco emocional de confrontación estéril. Pero la emotividad no es eficaz ante la covid, el paro, la deuda o el déficit público. Es necesaria en la población más inteligencia emocional. Debemos construir, no destruir.
Pablo Fuentes Cid. Valladolid