Ir al contenido
Cartas al director

Último adiós

Después de dar un injusto y doloroso último adiós a su bisabuelo, mi hijo de cinco años me dijo: “Mamá, no me gusta que las personas se vayan y no vuelvan. Siempre le voy a recordar; pondremos una foto de él para verle todos los días”. Es el dolor de un niño que ha perdido a una persona maravillosa, que amaba la vida y que se ha ido injustamente por culpa de la covid-19. Siempre te recordemos y te tendremos en nuestro corazón. Gracias por demostrarnos lo que es amar la vida. Te recordaremos sonriendo, cuidando de tu huerto en el chaparral, y te imaginaremos haciendo taichí como a ti te gustaba...

Google te da acceso gratuito a esta noticia

Y a todo el contenido de EL PAÍS durante 30 días. Gratis, sin tarjeta.

Después de dar un injusto y doloroso último adiós a su bisabuelo, mi hijo de cinco años me dijo: “Mamá, no me gusta que las personas se vayan y no vuelvan. Siempre le voy a recordar; pondremos una foto de él para verle todos los días”. Es el dolor de un niño que ha perdido a una persona maravillosa, que amaba la vida y que se ha ido injustamente por culpa de la covid-19. Siempre te recordemos y te tendremos en nuestro corazón. Gracias por demostrarnos lo que es amar la vida. Te recordaremos sonriendo, cuidando de tu huerto en el chaparral, y te imaginaremos haciendo taichí como a ti te gustaba. Te queremos desde lo más profundo. Gracias, Julián.

Patricia Garcia Sánchez-Cid, Madrid

Archivado En