Ir al contenido
Cartas al director

Sociedad injusta

Lleva varios días en una calle céntrica cerrada al tráfico, al lado de un gran centro comercial. Ni siquiera ocupa el hueco de la entrada de ningún portal o local. A las ocho y media de la mañana sigue ahí; parece dormido, acurrucado y envuelto en mantas cochambrosas. Todo, actualmente, es incertidumbre, preocupación y miedo. Un virus letal, una economía que naufraga. Pero, a mí, lo que más me preocupa ahora es que ese hombre sigue ahí un día y otro, seguro que mojándose y pasando frío en noches eternas. Desconozco las razones reales por las que duerme ahí y sus circunstancias y desgracias per...

Google te da acceso gratuito a esta noticia

Y a todo el contenido de EL PAÍS durante 30 días. Gratis, sin tarjeta.

Lleva varios días en una calle céntrica cerrada al tráfico, al lado de un gran centro comercial. Ni siquiera ocupa el hueco de la entrada de ningún portal o local. A las ocho y media de la mañana sigue ahí; parece dormido, acurrucado y envuelto en mantas cochambrosas. Todo, actualmente, es incertidumbre, preocupación y miedo. Un virus letal, una economía que naufraga. Pero, a mí, lo que más me preocupa ahora es que ese hombre sigue ahí un día y otro, seguro que mojándose y pasando frío en noches eternas. Desconozco las razones reales por las que duerme ahí y sus circunstancias y desgracias personales. Eso sí, lleva mascarilla puesta para no incumplir las normas de una sociedad cada día más desigual e injusta.

José Fuentes Miranda. Badajoz


Archivado En