¡A trabajar!
Es una triste pena que estemos rodeados de políticos (que pagamos los contribuyentes) por personas que no sienten el más mínimo respeto por nadie, ni por los ciudadanos ni por las ideas que dicen defender. Parece mentira que en esta situación que sobrepasa cualquier previsión y que parece que va para largo, lo único que piensan es obstaculizar cualquier salida que pueda ayudar a suavizar los efectos que está provocando esta pandemia. Se les debería caer la cara de vergüenza cada vez que se miren en el espejo por la mañana al levantarse. Todos se comportan como niños, peor, como jovenzuelos de ...
Es una triste pena que estemos rodeados de políticos (que pagamos los contribuyentes) por personas que no sienten el más mínimo respeto por nadie, ni por los ciudadanos ni por las ideas que dicen defender. Parece mentira que en esta situación que sobrepasa cualquier previsión y que parece que va para largo, lo único que piensan es obstaculizar cualquier salida que pueda ayudar a suavizar los efectos que está provocando esta pandemia. Se les debería caer la cara de vergüenza cada vez que se miren en el espejo por la mañana al levantarse. Todos se comportan como niños, peor, como jovenzuelos de pandillas rivales que esperan ver en qué plaza se van a pelear y a ver quién sale vencedor; mientras el resto del barrio sufre sus incendios que queman sus medios de vida, ellos van de machitos por la vida diciendo sus mentiras que ni ellos mismos se creen pero, eso sí, saben que hacen daño y van ensuciando la convivencia en una situación triste y agotadora. ¡Pónganse a trabajar!
Alicia Eiroa. Madrid