Columna

Europa, paso a paso

La Unión se ha construido con sus tropezones y sus avances. Que no se olviden los líderes europeos de la solidaridad y de las gentes de a pie

Pedro Sánchez y Emmanuel Macron saludan a las puertas del Elíseo poco antes de mantener una reunión de trabajo previa a la cumbre de la UE.Moncloa (Europa Press)

Hasta hace poco no había oído hablar de Nacho Dean, un joven que ha dado la vuelta al mundo a pie y, no contento con eso, poco después ha conectado a nado los cinco continentes. Aventura, superación, motivación, voluntad… Dos hazañas que merece la pena recordar a menudo. El primer español en hacerlo y uno de los primeros en todo el mundo.

Me fascinan las historias de viajes a pie. Andar permite realmente palpar el terreno, absorber el paisaje y entrar en el cuerpo a cuerpo (figurado) con sus gentes. Disfruté mucho con el recorrido por Afganistán del entonces joven diplomático británico ...

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Hasta hace poco no había oído hablar de Nacho Dean, un joven que ha dado la vuelta al mundo a pie y, no contento con eso, poco después ha conectado a nado los cinco continentes. Aventura, superación, motivación, voluntad… Dos hazañas que merece la pena recordar a menudo. El primer español en hacerlo y uno de los primeros en todo el mundo.

Me fascinan las historias de viajes a pie. Andar permite realmente palpar el terreno, absorber el paisaje y entrar en el cuerpo a cuerpo (figurado) con sus gentes. Disfruté mucho con el recorrido por Afganistán del entonces joven diplomático británico Rory Stewart, después de comenzar la ofensiva occidental tras el 11 de septiembre y que plasmó en un delicioso libro, The Places in Between.

Pero tengo predilección por los viajes por Europa. Europa está llena de caminantes, de gente de a pie, literalmente, que han recorrido su geografía andando. No en vano, una parte de su historia se vertebró en torno al Camino de Santiago.

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Uno de mis favoritos es Patrick (Paddy) Leigh Fermor, otro británico. Aventurero, vividor, héroe de guerra, escritor, políglota… Con 19 años, en 1933, atravesó el continente desde Holanda hasta Estambul, con unas botas, unas monedas y unas cartas de recomendación. Y pese a la dureza del ambiente —en pleno ascenso del nazismo— conoció la generosidad, la solidaridad y la hospitalidad de las gentes europeas. Después, a lo largo de su vida, publicó varios libros, como El tiempo de los regalos, que se consideran entre los mejores en la literatura de viajes. La historiadora Artemis Cooper recogió sus peripecias no hace mucho en una interesante biografía.

Leigh Fermor pudo disfrutar entonces de la acogida que desde el siglo XII se había brindado a los estudiantes que peregrinaban de una ciudad universitaria a otra, de un monasterio a otro, en busca del saber. Nuestros erasmus son hoy fieles herederos de esta tradición. El programa de la Unión Europea que más ha contribuido a fabricar ciudadanos auténticamente europeos.

El tren se ha convertido en el sustituto de la caminata en ese periplo. Desde hace décadas, gracias a Interrail, el billete único que permite viajar por un gran número de países, decenas de miles de jóvenes han recorrido el continente. Muchos de ellos han visto frustrados sus planes en este verano sin viajes, pero, virus mediante, los retomarán en cuanto puedan. Las fronteras se han diluido para ellos.

Cuando ustedes lean esto, los líderes europeos estarán debatiendo sobre los planes de futuro para la Unión. Para salir de esta crisis pandémica y más allá. Así se ha construido Europa, paso a paso, con sus tropezones y sus avances. Que no se olviden de la solidaridad y de las gentes de a pie.

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