Columna

El rostro de Trump en Rushmore

Después de un mes desastroso, el trumpismo está intentando recuperar la iniciativa con provocaciones que movilicen a la derecha

El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, junto a la primera dama, Melania Trump, en el monte Rushmore.SAUL LOEB (AFP)

La osadía del ignorante no tiene límites. Si es además un narcisista, su necedad sumará exageraciones sin límite cuando no mentiras flagrantes a la exaltación de su inflamación egotista.

Así sucede con el sueño de Donald Trump este 4 de julio. El peor presidente de Estados Unidos ya se ve a sí mismo como el quinto rostro del Monte Rushmore, junto a Washington, Jefferson, Theodore Roosevelt y Lincoln.

Los fotógrafos han realizado incluso el montaje, pero él mismo lo ha verbalizado. Con toda desfachatez se hizo entrevistar por Fox News en el Memorial de Lincoln, al pie de la esta...

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La osadía del ignorante no tiene límites. Si es además un narcisista, su necedad sumará exageraciones sin límite cuando no mentiras flagrantes a la exaltación de su inflamación egotista.

Así sucede con el sueño de Donald Trump este 4 de julio. El peor presidente de Estados Unidos ya se ve a sí mismo como el quinto rostro del Monte Rushmore, junto a Washington, Jefferson, Theodore Roosevelt y Lincoln.

Los fotógrafos han realizado incluso el montaje, pero él mismo lo ha verbalizado. Con toda desfachatez se hizo entrevistar por Fox News en el Memorial de Lincoln, al pie de la estatua del presidente asesinado, para asegurar que ningún presidente había recibido peor trato por parte de los periodistas en toda la historia de Estados Unidos.

La idea de añadir un quinto rostro es antigua y acompaña a la polémica peripecia de la colosal escultura desde que fue excavada en las colinas negras de Dakota del Sur. La descartó el creador del monumental desvarío, el escultor Gutzon Borglum, autor de otro proyecto, felizmente no realizado, en homenaje a los héroes del sud esclavista en la guerra de secesión.

Trump es soberbiamente ignorante, pero no estúpido. Hay mucho cálculo en la celebración del 4 de julio en Rushmore, en un mitin sin distancia social y con pocas mascarillas. Trump necesita pasar a la ofensiva, después de un mes en el que todo le ha salido mal. Ha buscado el grado máximo de provocación para movilizar a los republicanos y, ante los padres de la patria esculpidos en piedra, se ha conjurado ante los suyos para evitar que el monumento sea destruido.

Sus imprecaciones se dirigen a la izquierda, pero su atención se fija en la movilización de la derecha, en el partido republicano, donde está organizándose la resistencia, con los cuatro presidentes de Rushmore como referencias de la propaganda electoral contra la elección de Trump y bajo la explícita advocación de Lincoln. Suya es la frase que se cita con énfasis por parte de la iniciativa denominada Proyecto Lincoln: “América nunca será destruida desde fuera. Si caemos, será porque seremos nosotros mismos los que la destruiremos”.

Para Donald Trump, el mensaje del Día de la Independencia no es la célebre evidencia universal de que todos los hombres han sido creados iguales, sino que unos han sido creados más iguales que otros, como los animales en Rebelión en la Granja, el cuento de George Orwell.

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