Vuelta a clase conflictiva
El Gobierno debería dotar a las autonomías de los fondos necesarios para afrontar con éxito este desafío
La vuelta al colegio en las zonas que han pasado a la fase dos de la desescalada está siendo mucho más complicada y conflictiva de lo que se esperaba. Muchos equipos docentes se han opuesto alegando que no pueden garantizar las condiciones de seguridad exigidas y algunos sindicatos han recurrido incluso a los tribunales, pero en muchos otros casos han sido las propias familias las que han rechazado que sus hijos vuelvan al aula. Muchos colegios se han encontrado con la sorpresa de que el número de alumnos que acudía a clase era inferior al esperado y eso teniendo en cuenta de que se trata de u...
La vuelta al colegio en las zonas que han pasado a la fase dos de la desescalada está siendo mucho más complicada y conflictiva de lo que se esperaba. Muchos equipos docentes se han opuesto alegando que no pueden garantizar las condiciones de seguridad exigidas y algunos sindicatos han recurrido incluso a los tribunales, pero en muchos otros casos han sido las propias familias las que han rechazado que sus hijos vuelvan al aula. Muchos colegios se han encontrado con la sorpresa de que el número de alumnos que acudía a clase era inferior al esperado y eso teniendo en cuenta de que se trata de una apertura limitada a los cursos de final de etapa. Especialmente problemática está resultando la escolarización de la etapa infantil con una ratio de cinco niños por cuidador. Al problema de personal y espacio que ello plantea se añade en este caso la dificultad de hacer comprender a un niño de esa edad que no puede acercarse a otros niños ni compartir juguetes.
La prueba de fuego viene cuando Madrid y Barcelona pasan a la fase dos. En cualquier caso, lo que el sistema educativo está experimentando estos días es un avance de lo que le espera, multiplicado, en septiembre. Hay que preparar el inicio del curso mucho mejor de lo que se ha preparado ahora la apertura parcial, sabiendo que habrá que hacer compatibles dos necesidades sociales igualmente importantes, la educativa y la sanitaria. Es urgente reforzar las herramientas tecnológicas para una educación a distancia pues no es descartable que en otoño se produzcan rebrotes que obliguen a cerrar los centros. Pero el objetivo del nuevo curso debe ser impartir el máximo de educación presencial posible. Como no podrá haber más de 15 alumnos por aula, será preciso habilitar espacios adicionales y aumentar considerablemente la plantilla docente, pues muchas clases tendrán que desdoblarse. La responsabilidad organizativa recae sobre las autonomías, pero el Gobierno debería dotarlas de los fondos necesarios para afrontar con éxito este desafío.