El andaluz de la ministra
En la controversia sobre el habla de la ministra Montero hay un poco de todo, aunque predomina el ánimo discrepante —por decirlo de manera suave—. Suele ocurrir cada vez que se despierta ese geniecillo maligno del menosprecio del habla andaluza, que, a decir verdad, ya huele a rancio. El andaluz empleado por la portavoz del Gobierno se corresponde fielmente con el habla sevillana más común. Cierto es que la energía que pone en la elocución hace que destaquen más los rasgos andaluces, pero eso nada tiene que ver con la corrección. La señora ministra habla correctamente la variante sevillana del...
En la controversia sobre el habla de la ministra Montero hay un poco de todo, aunque predomina el ánimo discrepante —por decirlo de manera suave—. Suele ocurrir cada vez que se despierta ese geniecillo maligno del menosprecio del habla andaluza, que, a decir verdad, ya huele a rancio. El andaluz empleado por la portavoz del Gobierno se corresponde fielmente con el habla sevillana más común. Cierto es que la energía que pone en la elocución hace que destaquen más los rasgos andaluces, pero eso nada tiene que ver con la corrección. La señora ministra habla correctamente la variante sevillana del andaluz occidental.
Antonio Rodríguez Almodóvar, Sevilla.