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Huauchinango busca desesperadamente a sus desaparecidos tras las tormentas

En Puebla los vecinos se abren paso entre el lodo en busca de los suyos, mientras México intenta recomponerse de las lluvias que dejaron 64 muertos y 65 desaparecidos en cinco Estados

Debajo de una montaña de tierra antes había casas y familias. Ahora hay militares, voluntarios y perros de búsqueda. Es la colonia Monterrey, en Huauchinango, Puebla, donde una lluvia que duró más de 50 horas provocó un deslave que se llevó ocho viviendas la noche del jueves. Allí falleció una familia completa de cinco personas y continúa la búsqueda de una pareja, padres de dos niños que están internados en un hospital. Puebla es el tercer Estado con más víctimas mortales, con 13 fallecidos. Protección Civil ha informado este lunes de que han muerto 64 personas y otras 65 no han sido localizadas tras las lluvias que golpearon a cinco Estados del país —Veracruz, Puebla, Hidalgo, San Luis Potosí y Querétaro— entre el lunes y el jueves pasados. Se estima que 100.000 viviendas resultaron afectadas y que la Comisión Federal de Electricidad ha restablecido el servicio al 84% de los usuarios que se quedaron sin luz.

En esta zona de Huauchinango, ubicada entre dos ríos, las calles siguen cubiertas de tierra y los muros derrumbados dejan ver los interiores de casas que ya no existen. Desde la noche del jueves los voluntarios se turnan las carretillas, picos y excavadoras. Entre ellos está José Ángel Cruz, de 26 años, vecino de la colonia Santa Catarina, a dos calles del deslave y uno de los primeros en llegar. “Yo estaba en mi casa, pero me salí porque se estaba derrumbando todo alrededor”, cuenta sosteniendo con fuerza la pala que no ha soltado en cinco días. “Primero sacamos a unos niños, luego a un señor, pero ese ya no lo sacamos con vida”, recuerda.

En total, José Ángel junto a un grupo de jóvenes voluntarios logró rescatar a seis personas: cuatro ya habían fallecido y dos con vida. “Los papás de los niños que sacamos todavía no aparecen. La tierra se tragó sus casas”, dice, mirando hacia el punto donde los perros olfatean buscando a Lázaro Gayosso y Celeste Barrios. La lluvia cayó sobre Huauchinango durante más de dos días sin parar, los cerros saturados de agua cedieron y arrastraron todo a su paso: árboles, casas, postes, autos. De las ruinas se asoman los techos de lámina y los restos de electrodomésticos, ropa y muebles.

Joaquín Gayosso observa las labores de rescate de su hijo Lázaro, de 40, y su nuera Celeste, de 41, desaparecidos desde la noche del desastre y que son padres de los dos niños rescatados por José Ángel. “No me voy a ir hasta que los encuentren”, afirma. “Queremos ver los cuerpos, aunque sea, para darles sepultura. Lo más urgente fue trasladar a mis nietos, que estaban graves. Uno tiene 12 años y el otro 10, ahora están más o menos estables. El pequeño tenía un derrame cerebral y lo operaron y al grande le hicieron cirugía en la cintura”, cuenta. Para él, son los vecinos y voluntarios quienes más han hecho por ayudar.

La presidenta Claudia Sheinbaum inició el domingo un recorrido por las zonas afectadas. Durante su visita a Huauchinango ese mismo día, reprendió al alcalde Rogelio López, luego de que vecinos le expresaran que aún había personas atrapadas en una capilla sin poder salir. Sheinbaum lo cuestionó: “Usted dice que sí, pero yo le creo a la gente”. Los vecinos de la colonia Monterrey aseguran que la atención de la presidenta fue cálida y ofreció soluciones: “Le pedimos herramientas y no se fue hasta asegurarse de que habían llegado”, relatan los damnificados.

Más tarde Sheinbaum siguió rumbo a Veracruz, donde no tuvo la misma suerte y la recibieron los reclamos. En redes sociales circulan videos en los que se le ve rebasada por la situación, pidiendo calma y ser escuchada. La presidenta ha reconocido la preocupación de la gente y ha admitido que la ayuda llegará en un orden, atendiendo primero la emergencia para distribuir víveres y abrir caminos hacia las localidades que sigan incomunicadas. “Sabemos que hay mucha desesperación”, declaró.

México bajo el agua

Este año, la temporada de lluvias se ha ensañado con México. Desde que comenzó el pasado junio, las inundaciones se repiten cada semana a lo largo del país. En Querétaro, tres personas murieron en agosto, en el Estado de México hay más de 21.000 familias afectadas y en Ciudad de México hay daños generalizados con cada inundación. Las lluvias torrenciales se han convertido en un riesgo en amplias zonas del territorio. En todos los casos, sin importar la región, se repite un mismo patrón: la falta de alerta y prevención.

Sobre los últimos diluvios, el secretario de Marina, Raymundo Pedro Morales, reconoció que aunque se preveían lluvias intensas en la región, “la magnitud y el volumen superaron cualquier pronóstico”. La propia presidenta explicó que “no había ninguna condición científica o meteorológica que permitiera anticipar una lluvia de tal intensidad”. En algunas ciudades, según datos del Gobierno, cayeron hasta 50 centímetros de lluvia en apenas cuatro días.

Sheinbaum asegura que su Gobierno no escatimará en recursos para atender a las víctimas y reconstruir las zonas afectadas. Detalla que este año se aprobaron 19.000 millones de pesos para la atención de desastres naturales, de los cuales ya se han ejercido cerca de 3.000 millones. Ha activado el plan de auxilio a la población en casos de desastre, con el cual se han movilizado a más de 6.000 elementos de Defensa, 3.000 de la Marina y cerca 250 maquinas, en buena parte gracias a la contribución de empresarios privados. Además, la Secretaría del Bienestar arrancó un censo para contabilizar las pérdidas materiales y ofrecer apoyo a los damnificados, abarcando viviendas, comercios y zonas agrícolas y ganaderas. Para ello, se desplegaron unas 3.000 personas, que accederán incluso a pie a las zonas de difícil comunicación. Toda esa maniobra se deja ver en Huauchinango. El ejército rasca la tierra, la Guardia Nacional circula por la ciudad y los servidores hablan con los vecinos para registrar los daños. La comida, la ropa y las cobijas, aseguran los habitantes, no ha faltado.

Además de Huauchinango, otros municipios de Puebla registraron daños significativos en infraestructura, caminos y viviendas. El Estado más afectado, sin embargo, es Veracruz con 29 fallecidos, además de decenas de municipios incomunicados. En víctimas mortales le siguen Hidalgo (21), Puebla (13) y Querétaro (1), y se espera que la cifra siga en aumento considerando el número de personas sin localizar a cinco días de la tragedia. “Los vamos a atender a todos”, ha prometido Sheinbaum. Para reportar personas se ha habilitado el número telefónico 079.

Al final de la calle que quedó enterrada, donde se escucha el río con fuerza, Bertha Cruz de 59 años, vivió junto a su hija Maricela, de 39, el deslave que arrasó gran parte de su vivienda. Ambas fueron arrastradas por el lodo, pero consiguieron escapar antes de que cayeran los muros. Bertha quiere reparar la casa que le tomó 15 años levantar, aunque confiesa que no quiere volver al lugar donde quedaron enterrados sus vecinos y amigos.

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