Contra el subcomandante Marcos o como aliado de El Santo: las incursiones del Capitán América en México

El personaje que pertenece a la editorial de cómics Marvel, que tiene una nueva película en cartelera, ha tenido enfrentamientos y alianzas en la ficción con personajes de la política y de la cultura mexicana

Portada del cómic 'Subcomandante Marcos contra Capitán América'.Les Requins Marteaux

El Capitán América, un superhéroe creado por Joe Simon y Jack Kirby, hizo su debut en los cómics en 1941. Las páginas de Timely Comics, predecesor de la empresa Marvel, presentaban a Steve Rogers, un hombre frágil que fue mejorado a través del “suero de súper soldado” tras unirse al ejército de Estados Unidos para luchar en la Segunda Guerra Mundial. Equipado con un traje inspirado en la bandera estadounidense y un escudo practicamente indestructible, este superhéroe se enfrentó con frecuencia al villano Red Skull y otros miembros de las fuerzas nazi.

En su más reciente adaptación, Capitán América: un nuevo mundo, la cuarta a cargo de los estudios Disney, el nuevo portador del escudo, Sam Wilson, enfrenta un complejo complot global que amenaza la estabilidad mundial y que alcanza conexiones inesperadas al mismo presidente de Estados Unidos, Thaddeus Thunderbolt Ross. Lejos de esta historia más convencional, este personaje ha sido parte de relatos alternativos, como uno en el que se convierte en hombre lobo, otra en la que es un sheriff en el viejo oeste o cuando en vez de luchar por los aliados, es adoctrinado por el Eje.

En uno de estos mundos alternativos, las páginas de los cómics permitieron ver el enfrentamiento entre el Subcomandante Marcos, el antaño líder de la insurgencia indígena del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN), contra el superhéroe que lleva la bandera estadounidense como estandarte en su escudo. Este enfrentamiento salió a luz en 2009 a través de la editorial francesa de contenidos de izquierda Les Requins Marteaux. El cómic, firmado por el dibujante de ese mismo país Phillipe Squarzoni, titula Sous-commandant Marcos contre Captain America (Subcomandante Marcos contra Capitán América), en el que se ve al guerrilero enmascarado en portada midiendo fuerzas contra el también líder de los Vengadores.

Squarzoni sintió fascinación por México tras visitar Chiapas entre 1997 y 1998 como observador de derechos humanos. Fruto de esta visita se publicó también el libro Zapata en tiempos de guerra. La visión del autor fue retratar a Marcos combatiendo el capitalismo retratado por Estados Unidos a través del Capitán América. El cómic tuvo un relanzamiento en 2012, según recuperan la anécdota en una revista.

Los detalles respecto a este enfrentamiento entre estas dos figuras, como la trama y las circunstancias del mismo, no se conocen a detalle debido a que la información sobre esta obra es limitada. De acuerdo con una entrevista realizada con la web Alerta de pluma, Squarzoni veía en Marcos como una figura de “nuevo Jedi”, como los personajes que guardan la paz en el universo de Star Wars, ya que considera que lucha contra el imperio de Estados Unidos.

Según el autor, la obra nació como una respuesta de descontento, ya que consideraba que los estadounidense a través de ese formato difunden el sueño de justicia y libertad. “El problema es que este sueño no es la realidad y, entonces, es legítimo plantear un anti-americanismo a través del cómic”, explica Squarzoni.

‘Capitán América y El Santo contra Spiderman’

La película turca 3 Dev Adam, que se traduce como Tres hombres gigantes, y que es mejor conocida como Capitán América y El Santo contra Spiderman hace uno de los crossovers “más impresionantes” en la historia del cine. El filme cuenta la historia de Spiderman, que ejerce como jefe de una banda criminal que tortura, mata y roba en las calles de Estambul. La araña viste traje verde, un pasamontañas rojo y tiene su símbolo característico en medio del pecho. El Capitán América y el luchador mexicano hacen equipo para detener al villano, quien ha extendido su actividad criminal hasta América, sobre todo en México. El villano tiene como última jugarreta la circulación de billetes falsos con los que compra arte turco. Así se ha hecho millonario.

Un desfile de modas, una clase de karate, postales de Estambul y persecuciones a pie acompañan a escenas de torturas surreales, como cuando el ahora villano arácnido atormenta a su enemigo poniendo ratones en un tubo de pvc que apunta a su cara; o cuando mata a una mujer cercenada por unas aspas o el momento en el que asesina a su víctima en la bañera, al más puro estilo de Hitchcock.

Los populares personajes no tienen poderes, si acaso el Capitán América es inmune a las balas gracias a su traje. El Santo pelea muy bien, como su profesión respalda. Spiderman, en su papel de criminal, por otra parte, puede clonarse, lo que lo hace casi inmune a la muerte. Sin importar su identidad secreta, los actores turcos que interpretan a estos personajes pueden o no usar sus máscaras, todos saben quiénes son.

A diferencia de la interpretación turca, El Santo mexicano nunca hubiera revelado su identidad. El Enmascarado de Plata, como también se le conocía, tenía una carrera muy exitosa arriba del ring y parte de su gloria consistía en mantener el misterio. Las películas vinieron después de su fama. Peleó contra vampiros, momias, monstruos, asesinos seriales y hasta Frankenstein, pero jamás se quitó la máscara en las más de 50 películas en las que participó. Su identidad era tan secreta que, según relata su hijo Alejandro para el periódico El Universal, “había otros compañeros (luchadores) que nunca lo conocieron a pesar de trabajar con él”. Por otro lado, aunque el Capitán América es un personaje de ficción, Steve Rogers usa su máscara como un símbolo para los estadounidenses.

La cinta fue lanzada en 1973 y es dirigida por Tevfik Fikret Uçak, quien estuvo a cargo de casi 60 películas, la mayoría de acción y de bajo presupuesto. Este filme forma parte del subgénero turksploitation; no tiene derechos de los personajes, crea una historia completamente fuera del canon, tiene muy bajo presupuesto y sus efectos especiales son simples. Existe también, por ejemplo, la versión turca de Star Wars. El subgénero ha sido calificado por la revista alemana Der Spiegel como “el más simpático y anárquico del cine de explotación”.

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