‘Dune’, de David Lynch: la obra de culto que se filmó en los estudios Churubusco

La película no tuvo buenas críticas tras su estreno, pero de a poco se convirtió en una película de culto. Fue el tercer largometraje en la carrera de Lynch y uno que lo marcaría para siempre

El actor Dean Stockwell, la actriz Francesca Annis y David Lynch en el foro de grabación de 'Dune'. Nancy Moran (Getty Images)

El estreno de la primera parte de La guerra de las galaxias (1977) fue un momento icónico en la historia del cine. Los estudios cinematográficos buscaron llevar a la pantalla grande una historia similar, aprovechando la tendencia y popularidad que generó la cinta de George Lucas. Los estudios Universal le dieron la oportunidad a David Lynch —un director joven con apenas dos largometrajes en su currículum— de adaptar la novela Dune, escrita por Frank Herbert. El resultado fue un desastre.

De Jodorowsky a Churubusco

La historia del planeta Arrakis y el joven duque Paul Atreides se intentó hacer varias veces. Alejandro Jodorowsky, por ejemplo, adaptó la novela en un guion que tenía más de 10 horas de duración. Hoy, quizás, los ejecutivos de las plataformas de streaming habrían propuesto hacer una serie. Pero en la década de los 70 no había suficiente dinero por parte de los estudios para llevar a cabo la producción que habría contado con la participación de Orson Welles, Salvador Dalí y Mick Jagger como actores, y la banda sonora a cargo de Pink Floyd.

El encargo finalmente llegó para David Lynch tras su ópera prima Cabeza borradora (1977) y El hombre elefante (1980) y en 1980 comenzó la producción de la cinta a cargo de los estudios Universal. Para su realización, el director nacido en Montana escogió los estudios Churubusco, en Ciudad de México, y los desiertos de Chihuahua. En un principio sería filmada en Europa, pero el proyecto tenía un presupuesto limitado y los escenarios desérticos en el viejo continente son escasos.

La crítica no fue buena y Lynch odió el resultado por varias razones: Universal quiso que toda la saga fuera adaptada en una película; el primer corte de la cinta pasaba de las tres horas de duración y el estudio quitó una hora de metraje, algo que para el director fue una lección valiosa. Después comentó que con Dune aprendió a no ceder la libertad creativa y que él debía tener el control de sus proyectos. Algo similar le sucedió a David Fincher 10 años después con Alien 3.

En una cápsula de Televisa, en la que Lynch fue brevemente entrevistado, respondió que grabar en México no fue tanto una decisión sino un sentimiento. Algo dentro de él le decía que ese era el sitio indicado para filmar. Agregó también que la capital mexicana es única y ha sido inspirado por ella como por ninguna otra ciudad en el mundo.

Lynch descubre a Ernesto Laguardia

Este jueves 16 de enero se dio a conocer el fallecimiento del director, pintor, locutor del clima, músico y promotor de la meditación trascendental. A veces usaba gafas oscuras porque decía ver el futuro y este era brillante. Las redes sociales se llenaron de mensajes de luto. Celebridades y gente del medio del entretenimiento también expresaron su pesar, incluido el actor Ernesto Laguardia.

El también conductor de televisión mexicana contó cómo fue que terminó apareciendo en Dune. Dice que llegó a los estudios Churubusco tras conseguir un papel como extra, pero no sabía para qué película. Laguardia se sentó a comer en un restaurante dentro del predio y un estadounidense se sentó a platicar con él. Esa persona era David Lynch.

El papel que interpretó es el de un joven a quien el barón Vladimir Harkonnen, interpretado por Kenneth McMillan, le arranca del corazón una especie de llave. La escena es una representación surrealista de una escena sexual. Laguardia asegura en el video que después de filmar la escena, mientras se limpiaba la sangre falsa y se cambiaba en el camerino de Paul Smith, supo que a eso se dedicaría toda su vida.

Al finalizar la producción, Universal dejó el material escenográfico en Churubusco. El actor mexicano Alberto Rojas, El caballo, aprovechó los elementos y junto al guionista Alejandro Licona crearon Dos nacos en un planeta de mujeres. Una película sexista y machista sobre un planeta en el que no existen hombres y las mujeres pierden un líquido vital para reproducirse. Por casualidad llegan allí César Bono y Alberto Rojas. Las mujeres descubren que el semen es igual a su líquido vital y los usan para procrear. Ni el surrealismo de Lynch se habría atrevido a tanto.

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