Los 100 días de Claudia Curiel al frente de Cultura: diálogo abierto para cerrar heridas, pero sin un plan concreto para impulsar al sector
La secretaria se enfrenta a un presupuesto ajustado, los proyectos arrastrados de la pasada Administración y la tensión con la comunidad artística
La secretaria de Cultura, Claudia Curiel, ha dedicado los primeros días de enero a establecer un “diálogo abierto” con las comunidades artísticas para intentar cerrar las heridas generadas durante el sexenio pasado por los recortes presupuestarios y la...
La secretaria de Cultura, Claudia Curiel, ha dedicado los primeros días de enero a establecer un “diálogo abierto” con las comunidades artísticas para intentar cerrar las heridas generadas durante el sexenio pasado por los recortes presupuestarios y la tensa relación entre el Ejecutivo y el sector artístico. Curiel, una gestora de confianza de la presidenta Claudia Sheinbaum, intenta con esos encuentros apagar el fuego al recoger “las inquietudes” de los artistas de México, pero recibe una cartera con un presupuesto ajustado y sin un plan concreto para impulsar al sector.
Sus 100 días al frente de la Secretaría han generado dudas sobre su margen de acción para hacer que la cultura se convierta en un polo que genere desarrollo económico, en un país donde el sector genera un 3% del PIB. “La nueva Administración va lenta. Estos diálogos, más que sanar heridas, lo que buscan es ganar tiempo. Si algo caracterizó a la Administración pasada fue convocar a foros que terminaban en nada. Puedes abrir diálogos, pero al final no tienen un impacto en la toma de decisiones”, critica Francisco Escalante, consultor independiente y estratega de inversiones productivas en educación y cultura.
Las consultas terminaron el 14 de enero con una mesa sobre políticas cinematográficas realizada en Guadalajara, importante polo cultural del país, y otra relacionada con la educación e investigación artística que se llevó a cabo en Xalapa, Veracruz, al sur de México, una de las regiones a las que el Gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador puso más atención. Desde el 7 de enero se realizaron 10 mesas en distintos puntos del país en “un diálogo abierto, respetuoso y democrático para recoger las opiniones, reflexiones e inquietudes de las comunidades artísticas y de la población en general”, informan desde la Secretaría de Cultura.
El director y productor cinematográfico Edgar San Juan ve con optimismo las consultas que ha hecho Curiel durante las últimas semanas, lo que demuestra, dice, la apertura de la funcionaria con los artistas. “Es un gran inicio, porque siento que eso habla de una secretaria que está dispuesta a escuchar y que no se va a esconder detrás de un escritorio para hacer lo que cree que es mejor. Demuestra que es alguien que está abierta al diálogo”, comenta Sanjuan. “Es muy bonito que con estas consultas esté descentralizando la toma de decisiones, es un gran detalle, genera empatía. Está empezando a moverse. Todavía es temprano para hacer un análisis más profundo, pero creo que lo está haciendo bien y la comunidad cultural espera mucho de ella, tiene altas expectativas y le tiene confianza”, afirma el creador.
Las autoridades culturales prometen que de este “ejercicio ciudadano de escucha y participación” saldrán los ejes que conformarán el Programa Sectorial de Cultura que formará parte del Plan Nacional de Desarrollo 2025-2030, que ya presentó Sheinbaum ante empresarios en el Museo de Antropología. Es por eso que el analista Escalante afirma que a la actual Administración parece comerla el reloj. “La presidenta cerró su presentación diciendo que México es una potencia cultural, pero no estaba la secretaria de Cultura en el presídium ni el plan contempla un eje cultural para generar desarrollo económico. Concluyo que la presidenta no le ve potencial a la cultura como motor económico, aunque sí integra a su plan a otros sectores, que hoy por hoy aportan menos al PIB que el sector cultural”, razona Escalante.
Uno de los grilletes en el pie de la funcionaria es el ajustado presupuesto para el sector. La Secretaría recibirá este año 15.000 millones de pesos, 1.000 millones menos que el año anterior, pero la distribución ya está destinada para continuar el proyecto Chapultepec, la gran apuesta en Cultura de López Obrador, y para apoyar la creación artesanal. Curiel también se ha comprometido a mejorar las condiciones de las escuelas del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) y del Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (INBAL), en franco deterioro y que han abierto una guerra entre estudiantes y las autoridades, como ha ocurrido con el Conservatorio de Música. Para contener las críticas, la institución ha informado que incrementará en 165 millones de pesos el apoyo al cine, la música, las artes escénicas y visuales, a través de los estímulos como EFICINE y EFIARTES, pero alerta de que el presupuesto “no considera la construcción de nueva infraestructura, se destinará al mantenimiento de las mismas”. Escalante critica que “ninguno de estos proyectos constituye una novedad para la política cultural del Estado mexicano”.
El director San Juan considera “brutal” el nuevo recorte al presupuesto de Cultura, pero afirma que el aumento al fondo para el fomento de las artes, aunque sea poco comparado con la enorme necesidad de industrias como la audiovisual, es una buena señal de parte de las nuevas autoridades. “EFICINE y EFIARTE son los motores de la industria cinematográfica y es importante notar que es la primera vez que se tocan estos fondos en más de diez años. Siento que es un órdago que la secretaria de Cultura propone para propiciar que le tengamos confianza”, afirma San Juan.
A pesar de las críticas a los recortes, el sector de la cultura parece darle al menos el beneficio de la duda a las nuevas autoridades. El destacado intérprete de flauta Horacio Franco recuerda que las bellas artes recibieron poco apoyo durante el anterior sexenio, por lo que ve con buenos ojos el apoyo anunciado por Curiel a las escuelas de música y arte, pero asegura que el respaldo económico a los artistas es fundamental para mejorar la relación con el Estado. “Estamos pidiendo más presupuesto para hacer más proyectos para trabajar. Sé que este año va a estar difícil por el actual presupuesto, pero estoy seguro de que Claudia Curiel está al pie del cañón y el año que entra tiene que haber sí o sí más dinero. Muchos artistas del gremio están muy molestos, muy preocupados, decepcionados de la 4T, porque no hubo suficientes apoyos. Hubo un desbalance muy grande que no se puede corregir de la noche a la mañana, pero tengo la seguridad de que se va a mejorar. La presidenta quiere resarcir ese problema cultural”, afirma Franco.
Al apretón presupuestario se suman los intereses de la presidenta, como mantener los llamados Puntos de Innovación, Libertad, Arte, Educación y Saberes (Pilares), que fueron la apuesta de Sheinbaum cuando fue jefa de Gobierno de la capital para llevar actividades culturales, deportivas y educativas de manera gratuita a zonas golpeadas por la pobreza, la desigualdad y la violencia. Y están también los proyectos relacionados con la construcción del controvertido Tren Maya, un lastre que debe asumir Curiel.
En medio quedan las duras críticas por los recortes y el descontento de trabajadores del sector cultural, que han denunciado la falta de pagos de sus salarios, prestaciones congeladas e incluso ausencia de materiales indispensables para ejercer sus trabajos. También se quejan del deterioro de museos y recintos culturales y hasta de las garantías para la seguridad del patrimonio que resguardan. Los visitantes a diferentes museos de la capital, como el de Antropología, Bellas Artes o el de Arte Moderno, se encuentran con pancartas que denuncian esas faltas. A todo eso se suma la tensa relación con la comunidad cultural, dañada por la anterior Administración.
La escritora Socorro Venegas opina que es pronto aún para hacer una valoración de la gestión de Curiel, pero afirma que espera que el equipo de la secretaria de Cultura haga una “evaluación profunda y seria” sobre el panorama que han encontrado al recibir las riendas de la cartera. “Esa evaluación tendría que estar orientada a proyectos concretos de trabajo, porque entendemos que ese equipo está conformado por gente que tiene una amplia experiencia en el sector”, dice Venegas. Lo urgente, acota la narradora, es que se cree una política cultural “consistente con nuestros tiempos, nuestros intereses, las demandas más sensibles de una sociedad multicultural, que debe mirar hacia las luchas de las mujeres; una política cultural incluyente, que atienda las diversidades sexo genéricas”.
Una buena señal, agrega la autora de Ceniza Roja (Páginas de Espuma, 2022), es el nombramiento de Nadia López al frente de la Coordinación Nacional de Literatura, una poeta cuya escritura nace en una lengua originaria en un país que cuenta con al menos 68 idiomas (más el español), pero especifica que este tipo de guiños deben traducirse en propuestas concretas como, por ejemplo, la preservación de las lenguas originarias, que se enfrentan al riesgo de la extinción, o políticas para el fomento de la lectura. “Necesitamos una política cultural ya, que es algo que no hemos tenido”, reafirma la autora. “Se entiende que esto se supeditó a necesidades más puntuales como hospitales o proyectos que atiendan a los menos favorecidos, pero no debemos olvidar que la cultura también es un alimento, que es necesaria en la vida cotidiana de cualquier persona. La gente necesita acceso a la cultura y eso no podemos ponerlo a competir. Entender que solo se necesita el pan es tratar a la gente como pobres, no como ciudadanos con derechos culturales”, sostiene Venegas.
Aunque los primeros 100 días de Curiel al frente de Cultura generan dudas sobre su margen de acción, el analista Escalante también cree que la funcionaria está en una “curva de aprendizaje” y que tiene suficiente tiempo para desarrollar una política cultural propia e innovadora, al nivel de la “potencia cultural” que es México en palabras de la presidenta Sheinbaum.