La osa Xin Xin, el último panda mexicano

Es el único ejemplar en el mundo que no ha nacido en China. Vive en Ciudad de México y es hija de la famosa osa Tohui a la que Yuri le dedicó una canción en los años 80

Xin Xin descansa en su hamaca en el zoológico de Chapultepec, el 30 de abril.Ana Chirino

Un hombre contempla con ojos curiosos al panda que busca descansar en su hamaca antes de que el sol se termine de colocar en cenital y haga insoportable el calor. Hace como que no escucha, pero está atento a lo que Fernando Gual Sill, médico veterinario zootecnista y director general del zoológico de Chapultepec, dice sobre Xin Xin e interrumpe en cuanto se hace un silencio. “Es la primera vez que escucho que en esta especie hay hembra y macho. ¿Verdad que los pandas, o las jirafas, son hermafroditas? No hay ‘pandos’ ni ‘jirafos’, se reproducen entre ellos”. Gual Sill se ríe y le responde “vaya a ver a las jirafas, allí se le ve que una es macho y otra hembra”. La discusión dura diez minutos. Es acalorada por parte del visitante y graciosa por parte del especialista.

Una hora antes, una familia de Mexicali, que fue solamente para ver el panda, afirma con tono dudoso, “son torpes, ¿no?”. El director se vuelve a reír. “Son tan carismáticos y cuando son bebés son tan activos que, igual que un niño, suben y bajan, se deslizan en la resbaladilla y se caen; bueno, aquí se trepan a un árbol y a veces se les rompe la rama y caen. Pero es eso”, concluye el zootecnista.

Fernando Gual Sill frente al hábitat de Xin Xin.Ana Chirino

El panda en Chapultepec no es cualquier cosa. Su nombre es Xin Xin, que significa esperanza, “la esperanza que tenemos de que la especie, los pandas gigantes, se conserven y sobrevivan a las amenazas”, dice el director general del zoológico. Es cría de un legado importante y único. En 1975, China regaló una pareja de pandas a distintos países, entre ellos Estados Unidos, Rusia e Inglaterra, por mencionar algunos. A México llegaron Pe Pe y Ying Ying el 10 de septiembre, ambos tenían un año de vida. Este par tuvo siete crías, una de ellas fue, precisamente, la mamá de Xin Xin y el panda más famoso en la historia de México por una canción que le dedicó Yuri en 1982: Tohui.

No queda mucho en la herencia de esas legendarias parejas más que el panda gigante de Chapultepec. México es el único país que posee una cría de esas parejas y Xin Xin es el único ejemplar en el mundo que no es de origen chino y pronto será el único panda en el continente americano. En noviembre de 2023, Washington subió a sus tres ejemplares a un Boeing 777 y los mandó a China. El zoológico de Atlanta también tendrá que devolver sus ejemplares a finales de 2024.

La expectativa de vida de esta especie es de 20 años, pero Xin Xin está por cumplir los 34. “En general, los animales bajo cuidado profesional en un zoológico llegan a vivir más que en vida silvestre porque eliminamos muchas amenazas: predadores, cambios de clima extremos, falta de agua, falta de lluvia, falta de alimento”. Hasta 2022, este panda vivía con su tía Shuan Shuan, que murió a los 35 años. “Hay personas a las que no les gusta que estos animales estén en zoológicos”, comenta Gual Sill, “sin embargo, hemos aportado a la conservación de muchas especies que no existirían si no fuera por zoológicos y centros de reproducción. Gracias a eso el panda gigante se está recuperando y se ha movido de casi extinto, en vida silvestre, a una clasificación de vulnerable”.

Visitantes observan al panda, el 30 de abril.Ana Chirino

Xin Xin, de pasaporte mexicano, oriunda de Ciudad de México, no puede ser reclamada por el país asiático, a diferencia de Tian Tian, que habitaba en Washington, o Lun Lun y Yang Yang, residentes temporales en Atlanta, que eran pandas cedidos por la diplomacia china bajo un contrato definido. Pero el panda mexicano no vivirá por siempre. Está a un año igualar la longevidad de Shuan Shuan y se vislumbra de a poco el final. El zoológico de Chapultepec se quedará sin su panda gigante cuando ese día llegue y lo que pase en el futuro “depende de la embajada de la República Popular China”, dice Gual Sill con la mirada perdida. “Hemos platicado con el embajador y con los funcionarios del interés que tenemos de seguir participando en la conservación del panda, pero eso dependerá de China”. Se nota el cariño que le tiene el médico veterinario zootecnista y director del parque a la última descendiente. La mira con ojos sonrientes y se emociona explicando cómo la gente confunde su curiosidad por torpeza.

Gual Sill muestra un álbum de fotos que la República Popular China obsequió junto a los dos pandas que llegaron en los 70.Ana Chirino

“Lo importante ahora es que la gente aproveche y venga a conocer a Xin Xin”, dice Gul Sill. “Tenemos la fortuna de conocer un panda vivo y cerca de nosotros”. Eso es lo valioso de los zoológicos, que fomentan la conservación de las especies y crean en los visitantes una experiencia inolvidable, añade el médico veterinario. “Los niños se asoman y se asombran, ven un animal vivo, lo sienten, observan cómo se comportan. Yo recuerdo de niño cómo veníamos a formarnos aquí horas para ver a Tohui”, concluye. Ahora pasa horas supervisando que los animales que alguna vez vio, vivan en las mejores condiciones posibles.

Suscríbase a la newsletter de EL PAÍS México y al canal de WhatsApp y reciba todas las claves informativas de la actualidad de este país.


Sobre la firma

Más información

Archivado En