Algunos tequilas del mercado dejan a deber un caballito

La Procuraduría del Consumidor analiza los destilados presentes en el mercado y encuentra algunos escasos de contenido, irregularidades en el volumen de alcohol y falta de sellos obligatorios

Personas brindan con vasos de tequila, en enero de 2020.Eduardo Parra (Getty Images)

El tequila, una de las bebidas más populares y consumidas en México, solo por debajo de la cerveza, es el tema central de la revista de mayo que edita periódicamente la Procuraduría General del Consumidor (Profeco). En ella se analizan las marcas que existen en el mercado para verificar que cumplan con las regulaciones establecidas, como el contenido neto, contenido de alcohol, componentes volátiles, extracto seco y aporte calórico. Fueron 52 clases de tequila las que se sometieron a estas pruebas y son cuatro las que incurren en algún incumplimiento. Profeco encontró que los tequilas Olmeca Tezón, Cantinero, Los Arango y Don Roberto Antiguo Tequilero incumplen las normativas, no son veraces con la información en su etiqueta y, por ende, recomienda no consumirlos.

La marca Olmeca Tezón afirma que su contenido neto es de 750 mililitros; en realidad, contiene 729,9 mililitros. Y el tequila se sirve en pequeñas dosis. En el caso del destilado Los Arango, la diferencia entre los mililitros que ofrece y los que trae es más abrupta: se lee en la etiqueta de la botella que cuenta con 750 mililitros. Profeco afirma que la unidad solo cuenta con 650. Y el porcentaje de alcohol declarado, que es del 35%, tampoco es certero: el tequila reposado posee 34,78%.

Don Roberto Antiguo Tequilero y Cantinero, las otras dos marcas que figuran en la revista de forma negativa, tampoco ofrecen por completo lo que ofertan, aunque en un porcentaje menos escandaloso que el de Los Arango. El tequila Don Roberto contiene 1,47 litros del líquido del agave, mientras que la etiqueta presume de un litro y medio. En cuanto a Cantinero, contiene 930 de los 950 mililitros que ofrece.

Además, Olmeca Tezón, un tequila creado en 2006, introducido en el mercado checo de la ciudad de Praga, y que su maestro tequilero, Jesús Hernández, presume de prepararse “de la manera más antigua, más tradicional de hacer tequila”, tampoco cuenta con los sellos que prohíben conducir en estado de ebriedad, el consumo en menores de edad y mujeres embarazadas.

Existe una percepción entre los consumidores de que el precio es sinónimo de calidad, entre más caro sea un producto tendrá que ser mejor, se piensa. Siguiendo esta lógica, es fácil equivocarse a la hora de comprar un tequila. Por ejemplo, Don Roberto Antiguo Tequilero y Cantinero, son botellas que no sobrepasan los 300 pesos (17,5 dólares). Uno de los tequilas más conocidos en México, Don Julio, incluido entre los alcoholes analizados y que pasó correctamente las pruebas, alcanza hasta los 1.000 pesos (casi 60 dólares). Hasta aquí la lógica hace sentido. Pero, está también El Charro, un tequila incluso más barato que Don Roberto y Cantinero, de 235 pesos (casi 14 dólares), que pasó todas las pruebas con aciertos.

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