Germán Fajardo Dolci: “La violencia de género debe ser eliminada por completo de la UNAM”
El director de la Facultad de Medicina asegura que la máxima casa de estudios de México debe apostar por el futuro con la educación a distancia y la inclusión
Mucho antes de que los peluches del doctor Simi se volvieran populares, Germán Fajardo Dolci (Ciudad de México, 57 años), recibió una figura de fieltro de un médico especialista de parte de los alumnos de la licenciatura en Fisiología de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). Buena parte de la Facultad de Medicina lo conoce, tras pasar...
Mucho antes de que los peluches del doctor Simi se volvieran populares, Germán Fajardo Dolci (Ciudad de México, 57 años), recibió una figura de fieltro de un médico especialista de parte de los alumnos de la licenciatura en Fisiología de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). Buena parte de la Facultad de Medicina lo conoce, tras pasar ocho años dirigiendo una de las escuelas más longevas de la universidad. Con casi dos décadas dedicado a la docencia, hoy Fajardo forma parte de los 10 aspirantes que buscan relevar a Enrique Graue al frente de la rectoría.
Este médico es un apasionado de su profesión. Además de su peluche fisiólogo, el despacho de Fajardo luce retratos de Miguel Jiménez, el primer presidente de la Academia Nacional de Medicina, título que él mismo ostenta siglo y medio más tarde, además de compendios de medicina y grabados de textos que datan de 1553, cuando la Universidad de México expidió su primer título de medicina. Este otorrinolaringólogo con especialidad en Alta Dirección recibe a EL PAÍS para conversar de sus planes de cara a la sucesión en la máxima casa de estudios de México.
Pregunta: Los últimos tres rectores de la UNAM (Juan Ramón de la Fuente, José Narro Robles y Enrique Graue) son egresados de la Facultad de Medicina y los dos últimos también la dirigieron. ¿Cree usted que será electo un médico?
Respuesta: Es lo que deseo y lo que espero. Claro que puede llegarse a ver como un asunto discriminatorio, por el hecho de tener una u otra profesión o por el hecho de ser hombre o mujer, que no puedas aspirar a tener un cargo. Yo creo que los periodos de los rectores médicos han sido periodos de crecimiento de la Universidad. En los rankings, por ejemplo, la universidad ha tenido buenos resultados. Los últimos 24 años han sido de rectores médicos, pero creo que lo importante no es mirar 24 años hacia atrás, sino 24 años hacia adelante. La universidad necesita ver hacia el futuro.
Por las propias características que tiene la profesión (médicos), los rectores han sido buenos líderes que han sabido llevar a la UNAM a buen puerto. La formación médica te da la posibilidad de una formación científica y humanista, además de que tiene un componente de compromiso social muy importante y de impacto social. Las médicas y los médicos, tienen una visión panorámica.
P. ¿Entonces es usted entusiasta en que sea elegido como rector al ser médico?
R. Desde luego. Es algo que me ayuda, aunque hay algunos que lo quieren ver al revés, yo creo que es al contrario.
P. Siendo la UNAM una de las instituciones de educación superior más importantes en México, ¿cuál es el plan para que haya mayor acceso y menos porcentaje de rechazados?
R. Del total de jóvenes mexicanos entre 15 y 18 años, solo el 30% de ellos puede tener acceso a una licenciatura por diversos factores que van de lo financiero a lo social. Aunque no es un problema exclusivo de nuestra universidad, se ha hecho un esfuerzo en los últimos años de que a pesar de que el presupuesto no ha aumentado, sí ha aumentado la matrícula de estudiantes tanto en educación media superior como en educación superior.
Espero que con la siguiente administración del Gobierno federal, tengamos un incremento en el presupuesto para la educación superior en el país en general, no solo para la universidad, sino en el país. Se requieren más universidades, se requieren más institutos, se requieren más espacios donde la gente se pueda formar.
Físicamente no cabemos en las escuelas. Y en ese sentido, la universidad tiene un espacio de crecimiento, por ejemplo, en la educación a distancia. No solo como educación formal, como los posgrados, sino en la educación continúa e híbrida. De manera natural podemos seguir creciendo en este ámbito. No puede ser en todas las áreas y el ejemplo de los médicos es muy claro, pero hay muchas licenciaturas y ramos del conocimiento que se pueden transmitir de este modo o ampliar su oferta.
P. ¿Qué es lo que más urge hacer en la UNAM?
R. Son varias cosas. Una es la infraestructura, mantenimiento y equipamiento, particularmente en las preparatorias, en los CCH (Colegios de Ciencias y Humanidades) y en algunas FES (Facultades de Estudios Superiores). Es algo que no se puede posponer y que casi se tiene que realizar inmediatamente. Un segundo tema es la actualización de planes y programas de estudio. Hoy en día esto ya sucede, pero es un proceso bastante largo, y el mundo va mucho más rápido de lo que vamos nosotros. El mundo no espera y lo que queremos son alumnos y alumnas con suficientes competencias.
El programa que hemos planeado se divide en cuatro áreas: lo que hay que preservar en la universidad, lo que hay que cambiar, lo que hay que innovar y finalmente lo que hay que eliminar. Dentro de lo que se tiene que terminar, hay algo que es particularmente urgente y me refiero a la violencia de género. En esto no nos podemos equivocar, no lo podemos permitir y debemos de tener cero tolerancia con estas conductas.
P. ¿Cómo eliminar de manera efectiva las conductas de violencia en razón de género de las escuelas y facultades de la UNAM?
Es un problema complejo. Recibimos a estudiantes muy jóvenes que están en proceso de desarrollo y que provienen de situaciones sociales y familiares sumamente complejas. Por eso, tenemos que ser capaces de sensibilizar e inculcar valores equitativos. Y no solo con los más jóvenes, sino también con quienes ya tienen alguna formación.
Si hablamos desde una perspectiva médica, primero hay que prevenir, pero también está la parte de dar tratamiento. Tenemos que ser capaces de acompañar a quien presente una denuncia, no solo al interior de la universidad, sino por fuera, por ejemplo, al Ministerio Público o a la Fiscalía, si fuera el caso, pero también con acompañamiento de Trabajo Social y de Psicología.
Además de este tratamiento, debe de haber resultados. Si hay una denuncia ante Defensoría de Derechos Universitarios o cualquier otra instancia y se prueba que hubo violencia o cualquier situación, también tiene que haber un resultado ejemplar. No solo se habla de una suspensión de dos días, porque si las situaciones de violencia se siguen presentando, no va a servir de nada.
Algo que hemos hecho es hablar con las colectivas. En la Facultad de Medicina tenemos un muy buen diálogo con Las Montoyas, que se llaman así en honor a la primera mujer médica mexicana, Matilde Montoya. Claro que hay diálogo, pero si no se les escucha, podemos tener las acciones que quieras sin saber si es realmente lo que necesita el alumnado.
P. ¿La violencia de género es como una enfermedad?
R. En algunas cosas. No es que aparezca por sí sola, sino que son muchos factores y la ausencia de sensibilidad la que fomentan estas conductas. Hay que hablar de esto desde un punto de vista más amplio para que terminemos con esto.
P. ¿La UNAM está lista para elegir a una mujer en la rectoría?
R. Por supuesto que sí. Las directoras que están participando, universitarias que no son solo mis amigas, sino que además tengo una gran impresión de ellas y de su trabajo. No tengo duda que también este es un buen momento para que haya una rectora.
P. Sin embargo, ¿cómo hacer para que las mujeres tengan mayor participación en las decisiones de la universidad?
Tiene que ser con el ejemplo. Aquí, en la Facultad de Medicina, los tres cargos más importantes después del director son ocupados por mujeres que son muy eficientes. Ha sido una gran experiencia durante los ocho años que llevo como director. Pero esto no debe ser una cosa discursiva, ni un tema de cuotas. Tiene que ser las mejores personas para ocupar los diferentes cargos y por supuesto que hay, diría yo, cientos o miles de mujeres universitarias que pueden ocupar diferentes cargos en diferentes niveles y diferentes responsabilidades en la universidad y también en las empresas o en cualquier Gobierno.
P. Hablando del Gobierno, ¿qué espera del próximo proceso electoral si es elegido como rector?
R. Una relación de respeto y de diálogo. La universidad tiene que levantar la mano y decir que aquí tenemos la experiencia, aquí tenemos el talento y aquí tenemos la inteligencia colectiva, para proponer cosas. México es un país tan grande, tan diverso, tan complejo, que va a seguir enfrentando muchos problemas: de educación, de inseguridad, de salud, de migración…
Los expertos tenemos que poder levantar la mano y proponer, desde la sociedad del conocimiento, planteamientos para solucionar todas estas problemáticas. Espero que la siguiente administración, quien resulte, pueda tener un diálogo abierto con la universidad.
P. Si es elegido para el siguiente periodo, ¿cómo imagina a la UNAM dentro de cuatro años?
R. Sueño con una universidad moderna, innovadora, con una universidad que evolucione, que se mueva, que continúe con este gran prestigio que tiene. La universidad está en el valor de sus egresados, de sus alumnos, en el pregrado, en el posgrado, pero también en la generación de conocimiento, también en la generación de arte y la generación de cultura.
Los campus que se han abierto recientemente, como en Oaxaca, deben de ser evaluados, valorar cuántos alumnos se tienen y ofrecer ajustes a los planes de estudios. Tiene que haber un crecimiento en la infraestructura, pero también en la gente. Y no solo crecimiento, sino una descentralización también de la investigación. La investigación no solo se realiza, digamos, dentro de cuatro paredes. La investigación va mucho más allá y debe de realizarse en todas las escuelas y campus de la UNAM.
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