Carla Morrison y su batalla contra la depresión: “Vivía solo para trabajar”
La cantante mexicana habla de su nuevo disco ‘El renacimiento’, un mensaje de esperanza de cómo volver a empezar después de una vida marcada por el abuso y la ansiedad
En 2018 la cantante mexicana Carla Morrison (Tecate, 36 años) decidió alejarse de las cámaras y los reflectores por salud mental. Una de las artistas más importantes del pop alternativo en México se sentía triste y sola. Había ganado dos Grammy Latinos por su primer álbum, Déjenme llorar (2012), uno de los discos más vendidos aquel año en su país y otro por su segundo trabajo, Amor Supremo (2016...
En 2018 la cantante mexicana Carla Morrison (Tecate, 36 años) decidió alejarse de las cámaras y los reflectores por salud mental. Una de las artistas más importantes del pop alternativo en México se sentía triste y sola. Había ganado dos Grammy Latinos por su primer álbum, Déjenme llorar (2012), uno de los discos más vendidos aquel año en su país y otro por su segundo trabajo, Amor Supremo (2016). Llenaba salas de conciertos y contaba con una legión de seguidores y, sin embargo, llegó el día en el que pensó que era mucho mejor “dejar de existir” que seguir con aquella vida.
Dice que el acoso y las críticas a través de redes sociales sobre su aspecto, su cuerpo y su voz un día le pesaron demasiado. Hicieron mella. Las giras, los premios y las promociones dejaron de hacerle feliz y colgó la guitarra. Dejó de cantar. Luego vino la pandemia, la muerte de su padre por coronavirus y un gran silencio la invadió.
En 2020 dejó México y se instaló en París. De esa reflexión, de la introspección y de todo lo que aprendió, surgió su nuevo disco, El renacimiento (2022) un trabajo en el que la autora muestra gran parte de esa oscuridad con canciones dedicadas a la ansiedad, a las relaciones tóxicas y también a reinventarse de nuevo. Renacida y reforzada, Morrison ha vuelto después de casi siete años sin sacar disco con una nueva gira de conciertos por México, Estados Unidos y Sudamérica: el próximo 30 y 31 de agosto podrán verla en el Teatro Metropolitan de Ciudad de México. Desde su casa en Los Ángeles, habla con EL PAÍS sobre esta nueva etapa:
Pregunta. Estábamos acostumbrados a que Carla Morrison le cantara al amor, pero en este disco también le canta a la ansiedad, ¿diría que es un sentimiento más profundo que el amor?
Respuesta. Sí, o sea, es muy profundo. Es una capa muy profunda que nos cuesta decodificar y comprender. Cuando yo empecé a hacerle canciones a la salud mental, a la depresión, a la ansiedad, me costaba ponerle palabras. Fue muy difícil, pero a la vez, fue terapéutico.
P. It´s ok not to be ok [Está bien no estar bien] ¿Está de acuerdo con esa afirmación?
R. Sí, totalmente. A todos nos han dicho que cuando tienes problemas mentales estás como roto, como que no sirves. Yo creo que la salud mental va de la mano con la salud física. Hay que trabajarlas en conjunto y buscar ayuda si no te sientes bien. Tenemos que darle un espacio en nuestras vidas.
P. ¿Cómo ha logrado superar esa tristeza que sentía?
R. Empecé a ir a terapia y entendí que necesitada un tiempo para saber quién era yo de nuevo. Al principio me sentía súper mal, luego empecé a cortar con todo aquello que me hacía mal, después pasé por la fase del amor propio y terminé por la de la aceptación. El concierto y el disco están articulados en estas cuatro etapas.
P. ¿ Y en qué momento tomó la decisión de parar?
R. Estuve trabajando muchísimo y no me sentía con fuerzas para empezar otro disco, otra gira... Cuando creces te dicen que eso es lo que tienes que hacer, encontrar tu llamado y hacerlo y hacerlo y hacerlo porque para eso viniste al mundo. Me sentía cansada, harta y enfadada. Tenía coraje hacia mí, hacia mi carrera. Mis relaciones familiares las tenía completamente abandonadas, solo vivía para trabajar. Me olvidé de quién era y me empecé a sentir mal, a darme cuenta de que cuando estaba en los shows tenía cero ganas de salir al escenario, solo quería estar en mi casa y luego empecé a pensar que a lo mejor si no existiera, todo sería más fácil. La depresión y la ansiedad me hicieron darme cuenta de que no era feliz.
P. ¿Cómo es vivir con ansiedad?
R. Creo que tristemente muchas niñas y mujeres de mi edad que no han hablado de esto, lo viven muy seguido. Cuando tenía nueve años un primo de mis papás abusó de mí. Después de aquello empecé a sentirme muy rara, empecé a asustarme, empecé a escuchar voces, durante mucho tiempo no se lo dije a mis padres por miedo. Eso me marcó de por vida y vivo con ello. Me gustaría que alguien que escuche mis canciones y que lo vivió también, sienta que estoy ahí y que hay una conexión entre nosotros.
P. ¿Qué le dicen sus fans sobre el nuevo disco?
R. Cuando las canciones salieron a la luz, la gente las hizo suyas. Muchos de ellos me dan las gracias por ponerle palabras a lo que, a veces, no saben cómo expresar.
P. El renacimiento llega en un momento en el que como sociedad, hemos normalizado hablar de salud mental. ¿Por qué cree que es tan importante tratar el tema desde la música?
R. Pues porque las generaciones pasadas no lo hacían y no nos enseñaron a ello. Para nuestros padres y abuelos era muy normal ir por la vida ocultando las emociones. Sin embargo, creo que nosotros, como generación, necesitamos decir cómo nos sentimos. La honestidad, al final, es lo que nos deja libres y bien con nosotros mismos.
P. ¿Cómo fue vivir en París?
R. Los primeros meses pasé mucho tiempo en silencio porque no sabía hablar el idioma y no tenía amigos. Eso me obligó a escuchar todas esas voces que tenía dentro de mí. Fue muy duro y muy bonito porque me di cuenta de todo eso que necesitaba.
P. ¿Cómo le afectaron las redes sociales en su estado de salud?
R. Creo que en redes sociales todo se ha vuelto perfecto. Todos parecemos felices todo el tiempo y no es cierto.
P. ¿Y ahora quién es Carla Morrison después de este renacimiento?
R. Pues una Carla mucho más relajada, mucho más contenta. Ahora practico el amor propio, algo que antes no practicaba. Antes era muy grosera conmigo y me hablaba muy feo. La paso mejor, disfruto. Sé qué me gusta, sé qué necesito. Siento una complicidad conmigo misma y me caigo bien. Soy mi amiga. A lo mejor también es porque tengo 36 años y ya todo empieza a no importarme mucho...
P. Pues he escuchado que a partir de los 40 te importa menos todavía...
R. Jaja, pues, ¡Qué emoción!
P. ¿Siempre se puede volver a empezar?
R. Claro que sí. Se puede volver a empezar todas las veces que tú quieras. Es un camino empedrado, pero siempre se puede mientras estemos vivos.
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