El despido de un investigador ahonda el conflicto entre el Gobierno y los académicos en México
Alejandro Madrazo, crítico de la militarización del país y de la Administración de López Obrador, asegura que fue destituido como director del CIDE región centro por “pérdida de confianza”
“Pérdida de confianza”. Ese es el motivo que se ha dado sobre la salida de Alejandro Madrazo de la dirección del Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE) región centro, con sede en Aguascalientes. Un nutrido grupo de investigadores y colegas han salido en su defensa por lo que, sostienen, es un episodio más de “asedio” a miembros de la academia que son críticos del Gobierno de ...
“Pérdida de confianza”. Ese es el motivo que se ha dado sobre la salida de Alejandro Madrazo de la dirección del Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE) región centro, con sede en Aguascalientes. Un nutrido grupo de investigadores y colegas han salido en su defensa por lo que, sostienen, es un episodio más de “asedio” a miembros de la academia que son críticos del Gobierno de Andrés Manuel López Obrador.
Madrazo dio a conocer su destitución en redes y dijo que la llamada “pérdida de confianza” estaba relacionada a un video que publicó hace unos días en el que abogaba por mejoras laborales para los investigadores del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt), el órgano rector en el ramo. En concreto se refería a las plazas dadas a través de cátedras Conacyt, una política para dar salida laboral a investigadores jóvenes. María Elena Álvarez-Buylla, directora del Consejo, ha condicionado la permanencia de los académicos beneficiados a que busquen otro empleo en una institución educativa. “La estabilidad laboral no es solo un derecho constitucional”, dice Madrazo en la grabación, “no podemos estar viviendo a salto de mata si queremos hacer investigación que ayude a resolver los problemas de este país”.
“Haber dirigido a nuestra comunidad ha sido una responsabilidad de la que estoy orgulloso, pero más orgulloso estoy de pertenecer a mi comunidad, en la que continuaré como profesor-investigador”, dijo Madrazo tras su despido. Doctor en Derecho por la Universidad de Yale, el investigador ha sido particularmente crítico del uso del Ejército para tareas civiles y sus opiniones han chocado una y otra vez con las directrices de López Obrador.
Las Fuerzas Armadas han sido el compañero de viaje más controvertido y habitual del Gobierno: reparten vacunas, siembran árboles, asumen la Seguridad Pública, construyen el nuevo aeropuerto de Ciudad de México y tienen un papel protagónico en prácticamente todas las políticas insignia de este Gobierno. “Tenemos un presidente que no se atrevió a enfrentarse a la militarización y que está sometido al Ejército”, dijo Madrazo en una entrevista con este diario hace un año, poco después del escándalo por la detención del general Salvador Cienfuegos, jefe del Ejército durante el Gobierno de Enrique Peña Nieto, en Estados Unidos por vínculos con el narcotráfico. Las acusaciones eventualmente se retiraron tras provocar tensiones diplomáticas no vistas en décadas entre ambos países.
El despido se produce también tras meses de tensión entre académicos y el Conacyt: una crisis que ha tenido como capítulo álgido la insistencia de llevar ante la justicia a 31 investigadores y acusarlos de crimen organizado. En tres años de Gobierno, varios científicos connotados, que en su mayoría apoyaron la llegada de López Obrador al poder, han sido tildados de “privilegiados”, “corruptos” y “neoliberales”. La polémica ha trascendido las fronteras del país. “Condenamos cualquier esfuerzo para crear un clima de intimidación contra científicos y académicos”, dice un posicionamiento de 70 investigadores latinoamericanos radicados en EE UU. A finales del mes pasado, 31 galardonados con premios nacionales también repudiaron las órdenes de arresto promovidas por la Fiscalía General de la República.
“La Unidad de Asuntos Jurídicos del Conacyt cumplió con el deber legal de denunciar hechos que pudieran implicar posibles irregularidades ante las autoridades competentes, sin señalar nombres de personas ni tipificar delitos”, señaló el fin de semana pasado el Consejo en redes sociales. La dirección del órgano, a cargo de Álvarez-Buylla, ha intentado desmarcarse de las críticas tras estar bajo la lupa por lo que algunos medios de comunicación y académicos han calificado de “persecución”. “El Conacyt no censura ninguna corriente de pensamiento. Al contrario, defiende la ciencia, la libertad de expresión, de cátedra y de investigación”, dice en un comunicado.
En agosto pasado, Sergio López Ayllón renunció a la dirección del CIDE, cuya sede nacional está en Ciudad de México, tras ocho años en el cargo. José Romero asumió desde entonces como director interino.
Madrazo, por su parte, ha agradecido el apoyo que recibió en redes sociales. “Quiero manifestarle a toda la comunidad académica que los meses -poco más de un año- en que tuve la responsabilidad de dirigir a nuestra sede, han sido de los más satisfactorios en mi carrera profesional, por lo mucho que pudimos hacer incluso en las difíciles circunstancias que atravesamos”, escribió. “Los resultados están a la vista del escrutinio de cualquiera”, afirmó.
Suscríbase aquí a la newsletter de EL PAÍS México y reciba todas las claves informativas de la actualidad de este país