Hospitalizados a 30 grados
Grandes hospitales españoles se quedan anticuados por falta de climatización
Silvia Gil (Madrid, 43 años) recuerda que su primer desmayo fue a principios de junio, cuando acababa de trasladar a una paciente a quirófano. “El calor era insoportable y ahora lo es aún más, porque estamos en medio del verano”, confiesa. Gil, celadora desde hace 20 años del área de urgencias del Hospital Central de la Defensa Gómez Ulla, cuenta que el problema en la climatización del hospital empezó en 2016. Coincide con ella Sonia Melantuche (Madrid, 49 años), celadora del Hospital Universitario de Móstoles, que reclama que al menos tres de sus compañeras han sufrido mareos y desmayos duran...
Silvia Gil (Madrid, 43 años) recuerda que su primer desmayo fue a principios de junio, cuando acababa de trasladar a una paciente a quirófano. “El calor era insoportable y ahora lo es aún más, porque estamos en medio del verano”, confiesa. Gil, celadora desde hace 20 años del área de urgencias del Hospital Central de la Defensa Gómez Ulla, cuenta que el problema en la climatización del hospital empezó en 2016. Coincide con ella Sonia Melantuche (Madrid, 49 años), celadora del Hospital Universitario de Móstoles, que reclama que al menos tres de sus compañeras han sufrido mareos y desmayos durante una jornada de trabajo debido a temperaturas superiores a los 30 grados.
El calor extremo ha puesto de manifiesto estos inconvenientes en varios hospitales madrileños. A mediados de junio, trabajadores de los centros asistenciales de La Paz, Móstoles y Gómez Ulla denunciaron deficiencias en los sistemas de refrigeración y aire acondicionado en áreas como consultas externas, ecografía, esterilización, archivo, urgencias y cocina. En 2019 ya se hicieron públicas las denuncias sobre temperaturas con valores superiores a los 27 grados en varias zonas de los hospitales Clínico San Carlos, Ramón y Cajal y La Paz.
Silvia Gil y Sonia Melantuche cuentan las dificultades que enfrentan al trabajar con tanto calor. “A veces tenemos que cambiar las sábanas y la bata de los pacientes hasta dos veces porque sudan mucho”, relata Gil. El tiempo que deben dedicar a cada paciente, dicen, puede hasta duplicarse, lo que deriva en una peor atención al resto. “¿Te imaginas? Nosotras con mascarilla de bioseguridad, el pantalón y la bata, a veces puestas con el traje de EPI y corriendo de aquí para allá para cuidar de cada enfermo. Es que el calor nos mata”, enfatiza Melantuche.
La presión asistencial, la pandemia y la antigüedad de las instalaciones juegan en contra, como sostienen desde el área administrativa del Hospital de Móstoles. “El problema es que el hospital requiere una remodelación total porque las instalaciones tienen más de 40 años, pero no podemos cerrar la actividad para optimizar al 100% el aire acondicionado”.
Luis Talavera, vicepresidente de la Asociación Española de Ingeniería Hospitalaria, asegura que un gran inconveniente de estos hospitales es la obsolescencia de sus instalaciones, muchas de ellas construidas hace 40 o 50 años. “El Gregorio Marañón y La Princesa se han convertido en iconos del sistema de salud español no solo por sus servicios, sino porque fueron construidos entre los siglos XVIII y XIX”. La remodelación de los hospitales no ha sido suficiente para adaptar sus instalaciones a cambios como las olas de calor, señala Talavera.
Los hospitales más antiguos, agrega, cumplían con la norma técnica de la época en la que fueron construidos. “En 1983 cuando se construyó el hospital de Móstoles aún no se hablaba de temas como la accesibilidad y mucho menos de adaptar las infraestructuras a temperaturas tan extremas como las que se viven en la actualidad”. En 2007, bajo la presidencia de José Luis Rodríguez Zapatero, se aprobó el Reglamento de Instalaciones Térmicas en los Edificios para regular requisitos sobre eficiencia energética y de seguridad de esas instalaciones.
La climatización ocupa el 60% del gasto energético de los hospitales, calcula Talavera. Por eso, Julio Díaz, investigador del Instituto de Salud Carlos III, propone la rehabilitación de edificios con fachadas, muros y ventanas que cuenten con aislamiento térmico: “Un edificio bien acondicionado es un factor de protección”.