Zapatos respetuosos para bebés: ¿moda o evidencia científica?
Conocido también como calzado minimalista, dice respetar el desarrollo natural del pie de un niño. Sin estudios concluyentes que lo corroboren, los expertos recomiendan usar modelos con suela fina, flexible, puntera amplia, sin diferencia de altura entre la parte de delante y la de atrás
La crianza también entiende de modas. Cantidad de empresas con productos para niños y niñas pugnan por tener el que más se acerque a la palabra o concepto que usan las familias. Respetuoso o respetuosa es uno de ellos. Los primeros pasos de los bebés tienen importancia. Y los padres y madres se preocupan por cómo los dan y cuándo. Sus zapatos respetuosos —también conocidos como calzado minimalista, aquel que acompaña al niño durante sus primeras etapas de aprendizaje para caminar, respetando el propio desarrollo natural de su pie— hacen que cantidad de progenitores hagan incluso colas virtuale...
La crianza también entiende de modas. Cantidad de empresas con productos para niños y niñas pugnan por tener el que más se acerque a la palabra o concepto que usan las familias. Respetuoso o respetuosa es uno de ellos. Los primeros pasos de los bebés tienen importancia. Y los padres y madres se preocupan por cómo los dan y cuándo. Sus zapatos respetuosos —también conocidos como calzado minimalista, aquel que acompaña al niño durante sus primeras etapas de aprendizaje para caminar, respetando el propio desarrollo natural de su pie— hacen que cantidad de progenitores hagan incluso colas virtuales el día que algunas marcas estrenan modelos. Más allá de si es o no un buen calzado, la moda es incuestionable.
Pero, ¿qué significa calzado respetuoso? ¿Qué defienden los podólogos y traumatólogos cuando emplean este término? Neus Moya es enfermera y podóloga infantil, máster en Podología Pediátrica en la Universidad de Barcelona y experta en testeo de calzado para niños, y asegura que el calzado respetuoso no es más que el hecho de no alterar la estructura del pie ni su funcionalidad a través del zapato. “¿Por qué ponerle drop (diferencia de altura entre la parte de delante y la de atrás) a un bebé sabiendo que desplazará su centro de gravedad? ¿Qué sentido tiene ponerle una puntera estrecha que amontonará sus dedos y que provocará deformidades y alteración del primer radio? ¿Qué sentido tiene una suela rígida que no permita la flexión de la articulación metatarso-falángica, cuando esta es necesaria para el despegue del pie durante la marcha?”.
Moya opina que los zapatos respetuosos, como por ejemplo los de la marca Feroz, no son una moda sino “un cambio de mentalidad hacia el respeto del pie del niño”, de la misma forma que lo hace “la alimentación consciente o la crianza respetuosa”. Dice estar de acuerdo con cualquier tipo de calzado que respete el desarrollo del pie y esto pasa por una suela fina, flexible, sin drop y puntera amplia. “Cada vez las personas nos cuidamos más, comemos mejor y nos preocupa más la salud de los más pequeños”, explica por su parte Zulema Matías, podóloga pediátrica en Neuritavita Kids, en Madrid. Y establece un símil: “Los zapatos minimalistas se han puesto de moda como la salud”.
Fruto de esta preocupación, la empresa de zapatos infantiles Biomecanics encargó al Instituto de Biomecánica de Valencia (IBV) un estudio en 2021, titulado Análisis de la influencia del calzado en los primeros pasos de la marcha infantil sobre los mitos del calzado minimalista en la infancia. La investigación se hizo con una muestra de edades entre los 14 y 25 meses, con bebés que llevaban caminando al menos de uno a tres meses de manera independiente y estable. Según afirman desde el IBV, se realizó a 40 niños y niñas con marcha estable adquirida, capaces de caminar sin caerse y aseguran que la muestra es considerablemente superior a la de los estudios previamente publicados. El trabajo consistió en un análisis cinemático y dinámico de su marcha con tres tipos de calzado: minimalista, sin contrafuerte o estabilizador externo y suela de espesor en el antepié en torno a un centímetro; con zapato convencional, con contrafuerte rígido, suela poco flexible y de espesor en el antepié mayor a un centímetro; y con zapato Biogateo —el que promueve la marca Biomecanics—, sin contrafuerte, con estabilizador externo flexible y suela de espesor en el antepié menos de un centímetro.
En las conclusiones señalaron que el soporte estructural en el calzado mejora el control medio lateral del talón en el contacto inicial del pie sobre el suelo. “El zapato Biogateo aporta más control medio-lateral en el contacto inicial del talón y el apoyo del pie sobre el suelo, lo que reduce el riesgo de inestabilidad”, explican los autores en el documento. Señalan también que un calzado sin estructura funcional mínima incrementa el riesgo de caídas con respecto a caminar descalzo y destacan que la única presencia de caídas ha sido con el calzado minimalista. Para el IBV una longitud de paso más variable se asocia a una marcha más inestable y a un mayor riesgo de tropezarse y caerse: “El calzado minimalista produce una marcha con mayor variedad de longitud de paso”.
Sobre con los zapatos de estructura mínima el riesgo de caída es mayor, Moya afirma que no ha encontrado evidencias que lo corrobore: “No hay estudios concluyentes publicados y hay evidencia de que lo mejor es un calzado que simule la marcha del niño descalzo”. De todas formas, señala la podóloga, en los bebés que están iniciando la marcha las caídas son frecuentes y al ponerle el zapato (un elemento nuevo y externo) se contempla cierta dificultad: “Con un calzado estabilizador puede que reduzca las caídas a base de aportar un equilibrio extra que un niño no necesita”. En cuanto a la evidencia clínica, que según ella “siempre se deja de lado y a menudo va más avanzada que la científica”, dice que en consulta ve a diario a niños y niñas con este tipo de zapatos de estructura mínima funcional y no recibe mensajes de mayor caída o de muchas caídas por llevarlos.
Para Matías, los zapatos respetuosos son una buena opción para los pequeños sin patologías, pero señala que hay que tener en cuenta el contexto: “No todos los niños son iguales y cada uno tiene unas necesidades”. En la actualidad hay profesionales a favor y en contra, y esta experta asegura no ser de blancos o negros, pero le sorprende que se hable más de este tipo de calzado que de los tacones en el calzado infantil, de zapatillas de fútbol para ir al colegio con los dedos apiñados o de adolescentes que llevan plataformas sin movimiento en el pie: “Calzados que sí demuestran el daño al pie y a toda la postura en general”.
El doctor Antonio Ferrer es jefe asociado del Servicio de Cirugía Ortopédica y Traumatología de la Fundación Jiménez Díaz, en Madrid, y afirma que la moda de los zapatos minimalistas viene de la ola del barefoot (que significa pie descalzo). “Yo estoy a favor del barefoot porque el pie necesita desarrollar la musculatura intrínseca de la forma más natural. Mi consejo es que el niño vaya descalzo siempre que pueda porque desarrolla el pie de forma más fisiológica”. “Pero como se puede pinchar o arañarse por la calle, pues que el zapato tenga la mínima estructura”, añade. El doctor afirma que antes se ponía un calzado rígido y que muchas veces se hacía porque los bebés tienen los pies con una aparente deformidad y era un intento de corregirlo, algo que podía producir atrofias en la musculatura del pie. “Es cierto que cuando los niños ya van al colegio es mejor que el zapato tenga un poquito de contrafuerte porque los ligamentos son muy laxos, pero en la fase bebé (hasta los tres años) lo mejor es que vaya libre, suelto y con zapatos blandos”, asegura.
Cómo elegir calzado
Para Moya, los padres y madres deben usar el sentido común a la hora de elegir el calzado de sus hijos y preguntarse si el zapato que le ponen respeta o no su desarrollo: “De la misma forma que en el supermercado leemos las etiquetas para saber si un alimento es saludable o no, con el calzado debemos actuar igual y preguntarnos si da suficiente espacio a sus dedos o si tiene tacón o si cuesta doblarlo”, insiste la podóloga. Para Matías, las familias deben entender primero la importancia de los pies en toda la postura corporal y, lo segundo, tener claro qué hay calzar cuando el terreno lo requiera, por protección: “Cuando el niño dé sus primeros pasos menos es más, que pese lo menos posible, suela mínima, plano, con espacio en los dedos, libertad en el primer dedo porque es determinante para la marcha y flexible para no generar estrés al pie”.
En cualquier caso, para las dos podólogas es recomendable sobre los tres años acudir a un podólogo pediátrico para que este sea el que le diga cuál es el calzado adecuado para las características del pie del bebé que empieza a andar.
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