Los republicanos acarician el control de la Cámara de Representantes con 25 escaños por adjudicar

El partido de Trump solo necesita apuntarse siete puestos y va por delante en el escrutinio de 11 distritos

Mike Johnson, presidente de la Cámara de Representantes, durante el mitin de Donald Trump en el Madison Square Garden de Nueva York del 27 de octubre.Andrew Kelly (REUTERS)

Los demócratas aún no tiran la toalla, pero sus posibilidades son cada vez más escasas. El Partido Republicano ya está casi cantando victoria. El escrutinio de los resultados de las elecciones del 5 de noviembre en la Cámara de Representantes continúa y las probabilidades de que el partido de Donald Trump mantenga el control son muy altas. Cuando quedan 25 de los 435 escaños por adjudicar, se ha apuntado ya de forma segur...

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Los demócratas aún no tiran la toalla, pero sus posibilidades son cada vez más escasas. El Partido Republicano ya está casi cantando victoria. El escrutinio de los resultados de las elecciones del 5 de noviembre en la Cámara de Representantes continúa y las probabilidades de que el partido de Donald Trump mantenga el control son muy altas. Cuando quedan 25 de los 435 escaños por adjudicar, se ha apuntado ya de forma segura 211, frente a 199 de los demócratas. Le faltan solo siete para alcanzar el anhelado umbral de los 218 que le darían mayoría y va por delante en 11 de los 25 distritos pendientes de completar el escrutinio.

Tal y como va el cómputo de los votos, el escenario más probable es el de una mayoría escasa de los conservadores, pero mayoría al fin y al cabo. En el Senado han ganado cuatro escaños y cuentan con 53 de los 100 senadores. Tener el control de los dos hemiciclos del Congreso le hará la vida mucho más fácil a Donald Trump para sacar adelante sus proyectos presupuestarios y legislativos, evitar cierres de la Administración y elevar el techo de deuda, aunque nada de eso será necesariamente un camino de rosas, dadas las diferentes familias políticas republicanas.

Si los republicanos confirman la mayoría de la Cámara baja, se da casi por hecho que el actual presidente de la Cámara de Representantes, Mike Johnson, repetirá como speaker. En la anterior legislatura, desde que los republicanos lograron mayoría en las elecciones de 2022, elegir al líder parlamentario se convirtió en un infierno. Para nombrar a Kevin McCarthy hicieron falta 15 votaciones y la intervención del propio Trump, en un espectáculo de división interna que no había hecho más que comenzar.

McCarthy sufrió una moción de censura y destitución sin precedentes de los propios republicanos, que dejó el puesto vacante en octubre de 2023. Tras varios intentos fallidos de encontrar un sustituto, Mike Johnson se erigió como el candidato con menos contraindicaciones. Tampoco tuvo fácil su etapa con el mazo. El ala dura del grupo parlamentario republicano se rebeló contra él en varias ocasiones por los pocos acuerdos que alcanzó con los demócratas para evitar el cierre parcial de la Administración y la aprobación de un paquete de ayuda a Ucrania, Israel y Gaza, entre otros. Fueron los propios demócratas los que le libraron de la destitución.

La enorme ascendencia de Trump sobre los miembros del grupo republicano ―y el miedo que infunde la posibilidad de enfrentarse a él y dejar de contar con su apoyo en las primarias― puede evitar algunas de las revueltas internas. Sin embargo, los halcones del gasto público que forman parte del llamado Grupo de la Libertad (Freedom Caucus) pueden resistirse a aprobar sin rechistar medidas como el aumento del límite de deuda. Trump podrá contentarles con la reforma “drástica” de la Administración que ha encargado a Elon Musk, pero con una mayoría tan estrecha, unas pocas deserciones son suficientes para boicotear medidas que impliquen mayor gasto federal.

El tamaño de esa ―supuesta― mayoría dependerá del final del escrutinio en los 25 distritos en que aún no se ha decidido el ganador. Muchos de ellos corresponden a California, el Estado con mayor número de representantes (35), en el que se admiten las papeletas por correo llegadas hasta una semana después de las elecciones siempre que estén selladas hasta el 5 de noviembre, y donde, además, el procesamiento de las mismas es muy lento. De los 25 escaños por adjudicar, 10 proceden del Estado dorado.

El futuro del Supremo

En el Senado, mientras, los republicanos cuentan con 53 de los 100 escaños, tras arrebatar a los demócratas los puestos de Virginia Occidental, Montana, Ohio y Pensilvania. Esa cómoda mayoría permitirá a Trump lograr que el Senado ratifique el millar largo de nombramientos que necesita su visto bueno. El Senado también confirma las designaciones de los jueces federales, incluidos los del Tribunal Supremo, donde los cargos son vitalicios. Entre los nueve magistrados del Supremo, los dos de mayor edad son Clarence Thomas, de 76 años, y Samuel Alito, de 74. No parece el escenario central, pero si Trump lograse que ambos se jubilaran, tendría la potestad de nombrar a sus sustitutos. Con ello, prácticamente garantizaría una mayoría conservadora en el Supremo durante dos o tres décadas, pues ninguno de los tres que nombró en su anterior mandato supera los 60 años.

La mayoría del Senado también facilita la labor legislativa, pero con una salvedad importante. Para la mayoría de las leyes hace falta desde 1975 una mayoría cualificada de 60 de los 100 senadores. Eso, sin embargo, es un reglamento parlamentario interno, una derivada del filibusterismo nacido en el siglo XIX, que no requiere cambios constitucionales ni legales. Los demócratas intentaron suprimirlo durante el mandato de Biden, pero dos de sus senadores lo rechazaron. Los republicanos ahora pueden suprimir ese requisito de mayoría cualificada.

Del avance del escrutinio en California, principalmente, depende también la diferencia final en el voto popular a favor de Trump en las presidenciales; con los datos provisionales supera en poco más de cuatro millones de votos a Kamala Harris. Si se mantiene la tendencia en el recuento de ese Estado, la diferencia podría reducirse y situarse en el entorno de los tres millones. Asimismo, cuando se complete el escrutinio total, se podrá comprobar cuántos sufragios ha perdido Harris con respecto a los 81,3 millones que logró Joe Biden en 2020; la cifra probablemente supere los cinco millones. También se constatarán los apoyos que ha ganado Trump, que con los datos provisionales aún tiene menos votos de los que logró hace cuatro años (74,2 millones). En todo caso, parece muy difícil que supere el récord de Biden.

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