El fiscal vuelve a la carga contra Trump por sus “desesperados” intentos de robar las elecciones de 2020
La acusación asegura que se trató de una conducta criminal privada para intentar mantener la imputación a pesar de la sentencia del Supremo sobre la inmunidad presidencial
El fiscal especial Jack Smith ha vuelto a la carga contra el expresidente Donald Trump con un escrito de 165 páginas publicado este miércoles en el que describe sus intentos “crecientemente desesperados” de revocar los resultados de las elecciones presidenciales de 2020, que perdió contra Joe Biden. En sus alegaciones, parte de las cuales están cubiertas por el secreto de sumario, el fiscal asegura que los actos del entonces presidente no eran propio de su cargo, sino que constituían una “conducta criminal privada”. Con esa distinción, trata de que se mantenga la imputación a pesar de la sentencia del Tribunal Supremo de julio pasado que reconocía una amplia inmunidad a los presidentes en el ejercicio de su cargo.
El nuevo documento, que los abogados de Trump han intentado evitar que se publicara, contiene la descripción más completa de los intentos del republicano de robar las elecciones presidenciales de hace cuatro años, revocando el resultado salido de las urnas. La jueza Tanya Chutkan ha decidido que se publique tras escuchar a las partes, aunque hay fragmentos tachados.
“Cuando el acusado perdió las elecciones presidenciales de 2020, recurrió a delitos para tratar de permanecer en el cargo”, dice el escrito. “Con conspiradores privados, el acusado lanzó una serie de planes cada vez más desesperados para anular los resultados electorales legítimos en siete estados que había perdido”, añade.
“El acusado afirma que es inmune al enjuiciamiento por su plan criminal para anular las elecciones presidenciales de 2020 porque, según él, implicaba una conducta oficial. No es así. Aunque el acusado era el presidente en ejercicio durante las conspiraciones acusadas, su esquema era fundamentalmente privado”, argumenta. Y añade: “Trabajando con un equipo de conspiradores privados, el acusado actuó como candidato cuando utilizó múltiples medios delictivos para perturbar, mediante fraude y engaño, la función gubernamental de recogida y recuento de votos, una función en la que el acusado, como presidente, no tenía ningún papel oficial”.
Engaños y mentiras
El fiscal señala que los esfuerzos de Trump por darle la vuelta al resultado electoral incluyeron mentir a los funcionarios estatales para inducirlos a ignorar los recuentos de votos verdaderos; fabricar votos electorales fraudulentos en los siete Estados en los que quiso cambiar el resultado (Pensilvania, Georgia, Arizona, Nevada, Míchigan, Wisconsin y Nuevo México); intentar reclutar al vicepresidente Mike Pence, en su papel de presidente del Senado, para obstruir la certificación de la elección por parte del Congreso utilizando los votos electorales fraudulentos del acusado; y al fallar todo eso, dirigir a una multitud enfurecida de partidarios al Capitolio de los Estados Unidos para obstruir la certificación del Congreso.
“El hilo conductor de estos esfuerzos fue el engaño: las afirmaciones conscientemente falsas de fraude electoral del acusado y sus conspiradores”, dice el fiscal, que sostiene que esas mentiras se usaron paraa promover tres conspiraciones: una para interferir en la función del gobierno federal de escrutinio electoral, otra para obstruir el procedimiento oficial por el que el Congreso certifica los resultados legítimos de las presidenciales y una tercera contra el derecho de millones de estadounidenses a votar y a que sus votos sean contados.
En el escrito se revelan detalles de conversaciones entre Trump y Pence, incluido un almuerzo privado que ambos mantuvieron el 12 de noviembre de 2020, en el que Pence “reiteró una opción para salvar la cara” de Trump, diciéndole: “No concedas, pero reconoce que el proceso ha terminado”, según los fiscales, que interrogaron a Pence ante un gran jurado. En otro almuerzo privado días después, Pence instó a Trump a aceptar los resultados de las elecciones y presentarse de nuevo en 2024. “No lo sé, 2024 está muy lejos”, le contestó Trump, según el relato.
El entonces presidente “desoyó” a Pence “de la misma manera que desoyó docenas de decisiones judiciales que rechazaron unánimemente sus reclamaciones legales y las de sus aliados, y que desoyó a funcionarios de los estados objetivo —incluidos los de su propio partido— que declararon públicamente que había perdido y que sus acusaciones específicas de fraude eran falsas”, dice el escrito.
Hay hechos nuevos, pero también argumentaciones jurídicas nuevas sobre los hechos ya conocidos. Por ejemplo, los fiscales tratan de convencer a la jueza de que los tuits que el presidente publicó el 6 de enero diciendo que el vicepresidente Mike Pence le había decepcionado al admitir la derrota electoral son actos privados de un candidato.
El fiscal sostiene que Trump mintió intencionalmente al público, a los funcionarios electorales estatales y a su propio vicepresidente en un esfuerzo por aferrarse al poder después de perder las elecciones, mientras que en privado describía algunas de las afirmaciones de fraude electoral como “locas”. El escrito sugiere que Trump no se creía las afirmaciones de la abogada Sidney Powell de que las máquinas de votación habían sido pirateadas para ayudar al fraude electoral, aunque sus aliados siguieron difundiéndolas. Smith sostiene que cuando Powell llamó a Trump para hablar de ello, Trump silenció el micrófono y “se burló y se rió” de Powell, “llamó a sus afirmaciones ‘locas’, e hizo una referencia a la serie de ciencia ficción Star Trek al describir sus alegaciones”.
La acusación responsabiliza al entonces presidente del asalto al Capitolio del 6 de enero de 2021. “El acusado también sabía que solo le quedaba una última esperanza para impedir la certificación de Biden como presidente: la gran multitud enfurecida que tenía delante. Así que durante más de una hora, el acusado pronunció un discurso diseñado para enardecer a sus partidarios y motivarlos a marchar hacia el Capitolio”, dice el escrito.
El fiscal logró en agosto pasado una nueva imputación, por los mismos cuatro delitos de los que acusaba inicialmente a Trump, que asegura que se ciñe a lo que no son actos oficiales cubiertos por la amplia inmunidad que el Tribunal Supremo reconoció a Trump tras un recurso contra la imputación inicial.
El fiscal acusa al expresidente de cuatro delitos: conspiración para defraudar al Gobierno estadounidense, conspiración para obstruir un procedimiento oficial, obstrucción o intento de obstrucción de un procedimiento oficial y conspiración para violar derechos civiles. Trump sostiene que le robaron las elecciones, pero el fiscal no lo acusa por ese gran bulo sin fundamento, sino por sus actos para alterar el resultado e impedir la certificación de la victoria de Joe Biden. Los fiscales consideran que la conspiración de Trump para permanecer en el cargo comenzó el 13 de noviembre de 2020, pro que ya la venía preparando desde antes de las elecciones.
El caso de interferencia electoral que se sigue en Washington es un caso federal. Tras múltiples retrasos por las maniobras dilatorias de la defensa, no hay una fecha fijada para el juicio. Si Trump gana las elecciones presidenciales del próximo 5 de noviembre, puede lograr que el Departamento de Justicia retire los cargos.
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