La izquierda francesa impulsa un “nuevo frente popular” para evitar la victoria de Le Pen en las legislativas
Francia se lanza a una campaña frenética tras convocar Macron por sorpresa elecciones anticipadas el 30 de junio y el 7 de julio
La izquierda francesa, dividida en los últimos meses por la guerra en Gaza y en Ucrania, o el personalismo de Jean-Luc Mélenchon, se ha unido este lunes para llamar a un “nuevo frente popular” que concurra a las elecciones legislativas anticipadas en Francia del 30 de junio y el 7 de julio. El “nuevo frente popular” agruparía desde la izquierda radical y euroescéptica a los socialdemócratas favorables a la UE y a la OTAN, además de los sindicatos.
En un comunicado publicado tras una tarde de negociaciones, la izquierda ha anunciado un principio de acuerdo para presentar candidatos único...
La izquierda francesa, dividida en los últimos meses por la guerra en Gaza y en Ucrania, o el personalismo de Jean-Luc Mélenchon, se ha unido este lunes para llamar a un “nuevo frente popular” que concurra a las elecciones legislativas anticipadas en Francia del 30 de junio y el 7 de julio. El “nuevo frente popular” agruparía desde la izquierda radical y euroescéptica a los socialdemócratas favorables a la UE y a la OTAN, además de los sindicatos.
En un comunicado publicado tras una tarde de negociaciones, la izquierda ha anunciado un principio de acuerdo para presentar candidatos únicos con un “programa de ruptura” y medidas que se aplicarían en los 100 primeros días de Gobierno si obtuviesen una mayoría parlamentaria. No está claro el contenido de este programa, que no se ha negociado todavía en detalle.
La resaca en Francia tras el triunfo de la extrema derecha de Marine Le Pen en las elecciones europeas del domingo y el anuncio inesperado de elecciones anticipadas todavía no se ha disipado. El estupor es total ante una decisión del presidente Emmanuel Macron que nadie esperaba, ni siquiera buena parte de su entorno. Pero ya han empezado los movimientos para una campaña exprés de tres semanas apenas, y sobre la que planea el gran interrogante: ¿ganará esta vez, por fin y después de repetidos intentos fallidos, la formación ultra?
Las elecciones se celebrarán a dos vueltas, el 30 de junio y el 7 de julio. Se elegirán los 577 diputados que integran la Asamblea Nacional, cada uno en un distrito. El 16 de junio es la fecha tope para presentar candidatos. El bloque macronista es el que tiene más diputados en el actual hemiciclo, 250, aunque no llega a la mayoría absoluta. El Reagrupamiento Nacional (RN) de Le Pen tiene 88.
Todo el mundo va a ciegas, pero la publicación Challenges divulgó un sondeo del instituto Harris Interactive, y no augura nada bueno para Macron. El RN obtendría un 34% en la primera vuelta, con una proyección de escaños en segunda vuelta de entre 235 y 265. En segunda posición quedaría la izquierda con un 22% y entre 115 y 145 diputados, siempre que concurra unida. La actual mayoría presidencial quedaría tercera: 19% y entre 125 y 155 escaños. Son cifras que hay que tomar con pinzas: con 577 distritos, dos vueltas y sin conocer aún a los candidatos y coaliciones, es aventurada cualquier proyección. Pero, como mínimo, evidencia lo arriesgado de la convocatoria anticipada, que el presidente justificó por la necesidad de dar la palabra a los franceses tras el revés electoral.
¿Audacia? ¿Temeridad? Cuantos más detalles se conocen sobre las bambalinas de la decisión del presidente, anunciada en un discurso a la nación el domingo a las 21.04 horas tras conocerse el resultado electoral, más claro queda que lo decidió él solo sin consultarlo más que con un círculo muy reducido de asesores. Convocó a los puntales del Gobierno a las 19.15 horas para explicárselo. Las crónicas cuentan que quedaron tan descolocados como quedarían los franceses una hora y cuarto después. Según la cadena BFM-TV, el primer ministro, Gabriel Attal, intentó persuadirlo de que, en vez de disolver la Asamblea Nacional, aceptase su dimisión. Sin éxito.
El dilema de la izquierda francesa era si volver presentarse con una marca conjunta como en 2022 fue la Nueva unión progresista ecologista y social (NUPES). En un comunicado, La Francia Insumisa (LFI), hegemónica hasta ahora en la izquierda, defendió rebajar la edad de jubilación de los 64 a los 60 años y “el rechazo de la escalada bélica en Ucrania”. Estos son algunos de los puntos que podían plantear problemas al PS, que ahora se siente fuerte después de que el candidato de su lista a las europeas, Raphaël Glucksmann, quedase en tercera posición, por delante de LFI. “Con Mélenchon, no”, declaró este lunes a EL PAÍS la alcaldesa de París, la socialista Anne Hidalgo.
Los macronistas buscan otro tipo de unión: lo que durante años se ha conocido en Francia como el frente republicano. Es decir, la unión del espacio que va desde el PS hasta la derecha moderada de Los Republicanos para frenar a la extrema derecha. Excluiría a los de Mélenchon y a los de Le Pen. La idea es que en las circunscripciones donde el candidato del RN pueda ganar, se unan los republicanos para derrotarlo. “Yo confío en el pueblo”, dijo Macron durante una visita, prevista de antemano, a Oradour-sur-Glane, pueblo martirizado por la Alemania nazi al final de la II Guerra Mundial.
El presidente confía en su capacidad de convicción. También cree que las legislativas son distintas que las europeas, pues muchos electores usan esas elecciones a la Eurocámara para emitir un voto de sanción contra el Gobierno. Espera que en las legislativas se vote sobre la sustancia y los franceses sean conscientes de las consecuencias de su voto. La división de la izquierda puede favorecer que candidatos macronistas se clasifiquen para la segunda vuelta contra un candidato del RN y, para evitar la victoria de este, obtengan el apoyo de votantes de izquierdas.
Tres escenarios se perfilan tras las elecciones. El primero, una nueva mayoría macronista, o en coalición con la derecha moderada, que le permitiese seguir gobernando. Otro escenario es el de una Asamblea Nacional sin ningún partido dominante y, por tanto, ingobernable, salvo que se construyan coaliciones de Gobierno, algo alejado de la cultura política francesa. El tercer escenario es el de un hemiciclo en el que el RN fuese la primera fuerza y el futuro primer ministro saliese de este grupo. Jordan Bardella ―mano derecha de Le Pen y candidato triunfante en las europeas, 28 años y una carrera fulgurante― es el candidato natural para el cargo.
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