Ir al contenido

El narco desafía al Estado francés

El ministro de Justicia y el de Interior viajan a Marsella tras el asesinato del hermano de un político y activista antinarco y equiparan la amenaza de estas organizaciones al terrorismo

Marsella, segunda ciudad de Francia, pero indiscutible ...

Suscríbete para seguir leyendo

Lee sin límites

Marsella, segunda ciudad de Francia, pero indiscutible capital durante años del narcotráfico y el crimen organizado, ha vuelto a convertirse en la principal preocupación del país esta semana. El ministro del Interior, Laurent Nuñez, y el de Justicia, Gérald Darmanin, se han desplazado a la ciudad francesa este jueves, una semana después del asesinato de Mehdi Kessaci, hermano de un joven político y activista contra el narco. Un homicidio intimidatorio que representa un punto de inflexión y muestra el poder acumulado por estas organizaciones, capaces ya de desafiar al Estado. “Lo que ocurrió en Marsella es un crimen destinado a infundir miedo, un crimen que apunta a la República y al Estado. Por eso utilizaremos un dispositivo a partir del 1 de enero similar al que utilizamos contra el terrorismo”, ha anunciado Nuñez.

Francia es consciente de la gravedad de este asunto desde hace mucho. En abril de 2025 se aprobó una nueva ley contra el narcotráfico que entrará en vigor el 1 de enero. Inspirada en las leyes italianas puestas en marcha durante el periodo del juez Giovanni Falcone, la norma prevé la implantación de una fiscalía especial para estos delitos, cárceles de alta seguridad para el aislamiento de este tipo de presos y un significativo endurecimiento de las penas. Nuñez, en una pequeña sala repleta de periodistas de la prefectura de policía de Bouches-du-Rhône, que él mismo dirigió hace años, ha descrito una situación estremecedora.

El ministro de Interior ha prometido también que se desplazará una vez al mes para que se implanten correctamente las nuevas medidas. El jefe del Gobierno, Sébastien Lecornu, además, ha anunciado que habrá un debate en la Asamblea Nacional sobre la cuestión.

El narcotráfico ya es un problema enquistado en Francia. Ciudades como Grenoble, Nîmes, Beziers o Toulouse conviven con periferias completamente gangrenadas por este fenómeno. En los primeros seis meses de 2025, las autoridades incautaron 37,5 toneladas de cocaína, un 45% más que en el mismo período de 2024, una cifra récord, como también lo es el número de muertes; solo en 2024, se registraron 367 asesinatos o intentos de asesinato relacionados con este asunto.

Unas 200.000 personas viven del narcotráfico en Francia, genera una facturación anual estimada en unos 5.500 millones de euros y abastece de cocaína a 1,1 millones de consumidores, según datos de 2023 del Observatorio Francés de Drogas y Tendencias Adictivas (OFDT). Por eso, el presidente, Emmanuel Macron, elevó el tiro en su análisis el pasado miércoles y señaló a los “burgueses del centro de las ciudades que consumen y lo financian”.

La historia de Mehdi Kessaci es extraordinaria porque no tenía que ver con el narcotráfico ni fue víctima accidental de un ajuste de cuentas. El chico, de 20 años, era el hermano de Amine Kessaci, activista ecologista y antinarco que había entrado hacía poco en política. Amine, fundador de la asociación Conscience, llevaba escolta policial desde el pasado agosto. La policía tuvo noticias de que las organizaciones criminales, probablemente la DZ Mafia, la banda hegemónica que controla gran parte del tráfico de drogas en el sur de Francia, habían planeado asesinarle. Ante la dificultad que planteaba el objetivo por la protección policial, decidieron matar a su hermano.

Un asesinato, cree la policía, destinado a silenciar a los activistas. A imponer la omertà. Y en parte, lo han conseguido. “Su muerte muestra el fracaso de nuestro Estado y de Europa para asegurar la protección de sus ciudadanos. Amine, más allá de que sea un activista del tejido asociativo, era un político, alguien muy mediático. Y por eso muchos a partir de ahora no queremos aparecer con nuestro nombre. Se acabó”, señala una activista, que pide anonimato por primera vez en sus declaraciones.

Las investigaciones policiales, y la lógica criminal de Marsella, apuntan a la DZ Mafia (DZ se refiere a la palabra Argelia en árabe y en lenguas bereberes) como organización detrás del asesinato. Una organización horizontal que fue creciendo tras arrasar al clan Yoda, la banda rival, y tiene hoy el control del narcotráfico. “Es un fenómeno amplio. Bajo ese nombre operan muchos narcotraficantes que están en prisión, en territorio nacional o en el extranjero. Es publicidad, una marca para aglomerar acciones, en parte en Marsella, pero también en otras zonas de la región o limítrofes. Investigamos ahora su víncu­lo con organizaciones extranjeras”, explicaba hace unos meses el jefe de la policía judicial de Marsella, Philippe Frizon a EL PAÍS.

Las investigaciones, según Le Parisien, se dirigen ahora hacia uno de sus líderes, encarcelado desde el martes pasado en una prisión de alta seguridad en Villefranche-sur-Saône. Amine O., conocido como Mamine o Jalisco, una referencia los carteles mexicanos por el nivel de violencia extrema que emplea. La policía cree que ha seguido organizando asesinatos desde la cárcel y que el verano pasado planeó a matar a Amine Kessaci (de ahí la escolta policial). Este preso está acusado de un triple asesinato ocurrido a finales de 2020. El objetivo fue entonces el hermano mayor de Amine Kessaci, Brahim, que estaba metido en el narcotráfico. Su cuerpo y el de uno de sus conocidos fueron acribillados a balazos en un vehículo que apareció calcinado cerca de Marsella. El cuerpo mutilado de una tercera víctima también fue hallado en el maletero de otro coche.

Mamine será juzgado por esos asesinatos en 2026. Amine Kessaci está citado como testigo en su juicio. El activista se involucró en aquella investigación y se sospecha que la inquina también se circunscribe al terreno personal.

Las detenciones han aumentado y la tasa de homicidios ha caído a más de la mitad respecto a 2023. En parte porque la lucha que mantenía la DZ Mafia con Yoda, el clan rival, terminó con la victoria de los primeros. El ministro de Justicia se ha felicitado este jueves de que 27 de las 30 personas que dirigen hoy la DZ Mafia se encuentran en prisión. El problema es que desde ahí siguen operando con normalidad y encargando asesinatos, como ha ocurrido ya en ocasiones anteriores —hace un año quemaron vivo a un chico de 14 años en una papelera— y como todo apunta que sucedió en el caso de Kessaci.

Sobre la firma

Más información

Archivado En