Ir al contenido

Macron tras el último asesinato del narco en Marsella: “Los burgueses financian a los narcotraficantes”

El presidente francés, en plena consternación nacional, arremete contra las consumidores sociales de las urbes

Hace una semana, dos sicarios a bordo de una motocicleta asesinaron a un hombre de 20 años. Se llamaba Mehdi Kessaci y era el hermano de un conocido activista contra el narcotráfico que ya había sido amenazado y vivía escoltado. El homicidio, que representa un punto de inflexión en la amenaza que suponen estas organizaciones en Francia, ha sacudido al país y el presidente de ...

Suscríbete para seguir leyendo

Lee sin límites

Hace una semana, dos sicarios a bordo de una motocicleta asesinaron a un hombre de 20 años. Se llamaba Mehdi Kessaci y era el hermano de un conocido activista contra el narcotráfico que ya había sido amenazado y vivía escoltado. El homicidio, que representa un punto de inflexión en la amenaza que suponen estas organizaciones en Francia, ha sacudido al país y el presidente de la República, Emmanuel Macron, ha prometido, como muchas otras veces antes, tomar medidas. Este miércoles, en el Consejo de Ministros, puso el foco sobre una parte de la población menos habitual: los consumidores de drogas urbanos. “A veces son los burgueses de los centros de las ciudades quienes financian a los narcotraficantes”, ha señalado, según ha informado al término de la reunión la portavoz del Gobierno, Maud Bregeon.

El narcotráfico da trabajo en Francia a 200.000 personas, genera una facturación anual estimada en unos 5.500 millones de euros y abastece de cocaína a 1,1 millones de consumidores, según datos de 2023 del Observatorio Francés de Drogas y Tendencias Adictivas (OFDT). Por eso, el jefe de Estado repitió “la importancia de una política de prevención y sensibilización”. “No se puede lamentar por un lado a los muertos y por el otro seguir consumiendo por la noche al volver del trabajo”.

Es la primera vez que las instituciones responsabilizan de la violencia y, concretamente, de una muerte a determinada clase media urbana que consume habitualmente drogas. Pero la situación desencadenada el jueves pasado con el asesinato de Mehdi Kessaci también es nueva.

El asesinato del jueves representa un salto en la amenaza que representa el crimen organizado en Marsella. “No era un ajuste de cuentas clásico, sino un crimen de intimidación. Y eso es un punto de inflexión claro”, admitió el ministro del Interior, Laurent Nuñez. Una teoría apoyada por el fiscal de Marsella, Nicolas Bessone, que advirtió hace ya mucho tiempo de la “mexicanización” de la ciudad por los métodos de violencia extrema que comenzaban a utilizar las bandas.

Este miércoles, Amine Kessaci, hermano del joven asesinado, ha tenido que acudir al funeral ataviado con un chaleco antibalas. Amine es una figura conocida de la lucha contra el narcotráfico en los barrios populares de Marsella. También una voz emergente en la política local (es candidato a la diputación) y desde el pasado agosto llevaba escolta policial. Nadie duda ahora de que su hermano fue víctima indirecta de su trabajo como activista.

En una tribuna en Le Monde, el activista ha publicado su visión del asesinato de su hermano. A diferencia de lo que pensaron muchos al principio, no piensa desistir de su lucha. “Denunciaré y repetiré que Mehdi murió por nada. Denunciaré la violencia del narcotráfico. Su dominio. Denunciaré la cobardía de los autores intelectuales de los crímenes. Denunciaré la deriva insensata de quienes ejecutan contratos, destruyen vidas y mancillan su alma para siempre. Denunciaré para perforar el silencio, como ellos perforan los cuerpos de nuestros seres queridos. Denunciaré las carencias del Estado, las fallas de la República, los territorios abandonados y las poblaciones borradas”, escribió.

El próximo sábado se ha convocado una gran marcha en Marsella para denunciar el crimen de Mehdi e intentar combatir la idea de la omertà que pretenden imponer los narcotraficantes. Amine, mientras tanto, asegura que no se callará porque su madre le enseñó a “no agachar la cabeza”. “Hablo, desde mi duelo, desde el epicentro de mi sufrimiento, para pedir justicia para los míos, pero también para todas las demás víctimas. Hablo porque solo puedo luchar si no quiero morir. Hablo porque sé que el silencio es el refugio de nuestros enemigos”.

Sobre la firma

Más información

Archivado En