Grecia se paraliza por una huelga para pedir justicia por el accidente de tren que causó 57 muertos hace dos años
El seguimiento del paro general supera el 90% un día después de que un informe identificara fallos críticos en la infraestructura ferroviaria, errores humanos y deficiencias sistémicas de seguridad. En Atenas al menos 80 personas han sido detenidas
Grecia se ha paralizado con una huelga general en el segundo aniversario del ...
Grecia se ha paralizado con una huelga general en el segundo aniversario del peor accidente de tren de su historia. El 28 de febrero de 2023, 57 personas perdieron la vida y 180 resultaron heridas cuando un convoy de pasajeros que iba de Atenas a Salónica chocó contra uno de mercancías que circulaba en sentido contrario. Durante dos años, las familias de las víctimas han acusado al Gobierno de negligencia, tanto para prevenir el accidente como a la hora de investigarlo. En enero, cuando se conocieron los primeros detalles de la investigación de lo ocurrido, incluida una grabación en la que se oye decir a una de las víctimas “no tengo oxígeno”, la movilización volvió a tomar vuelo. El 27 de enero, en Atenas, Salónica y otras ciudades, se celebraron las manifestaciones más multitudinarias registradas en décadas. Un mes después, aún más gente ha salido a las calles en las mayores concentraciones de la historia moderna de un país, Grecia, en el que son habituales las movilizaciones masivas.
En Atenas y Salónica el número de manifestantes se cuenta por cientos de miles, pero la huelga ha tenido un alto seguimiento también en el resto del país. Ha habido protestas en islas como Donusa, con 141 habitantes, o Fourni, con menos de 1.500 vecinos en total. En Mitilene, capital de Lesbos, nunca se había visto una concentración tan numerosa. El comentario general era de asombro. “Es increíble ver tanta gente, a ver si sirve de algo” comentaba Cristóforo, un profesor de instituto.
En Atenas, las marchas se han desarrollado sin incidentes hasta primera hora de la tarde. Sobre las 14.00 hora local (13.00 hora peninsular) se produjeron enfrentamientos entre policías y manifestantes que se han extendido por varios barrios. Los servicios médicos han atendido a varias personas heridas como consecuencia de las contundentes cargas policiales, los gases lacrimógenos y los cañones de agua que los agentes han empleado contra quienes protestaban. Algunos grupos de encapuchados han lanzado cócteles molotov e incendiado contenedores de basura. Hay más de 80 detenidos y al menos cinco heridos.
Por otra parte, todos los vuelos del aeropuerto de Atenas han sido cancelados, las escuelas y universidades están cerradas, los ferris están en puerto, en los hospitales solo funcionan los servicios de urgencias y se ha paralizado el tejido industrial, con un seguimiento superior al 90% en la mayoría de las plantillas, según los sindicatos. La huelga general de 24 horas ha afectado a sectores poco habituales como los supermercados, el pequeño comercio, las panaderías e incluso a aquellos donde nunca antes se había secundado una, como las pistas de esquí del monte Parnaso, las salas de fiesta y los gimnasios.
En las manifestaciones ha participado gente de todas las edades. Clases enteras de escuelas primarias han marchado juntas enarbolando las pancartas que habían elaborado los días anteriores. Numerosos estudiantes de instituto también habían pintado rótulos para la ocasión. “Vivimos en un país en el que los delitos los investigan sus autores”, se leía en la tela que llevaban cuatro chavales en Mitilene.
La investigación
El informe de la Agencia Nacional de Investigación de Accidentes Aéreos y Ferroviarios de Grecia (Eodasam), publicado un día antes del aniversario, identifica fallos críticos en la infraestructura ferroviaria, errores humanos y deficiencias sistémicas de seguridad. El mismo asegura que la causa principal fue un error del jefe de estación de Larissa, que desvió manualmente el tren de pasajeros a la vía donde circulaba el de mercancías. Pero señala también la falta de protocolos de comunicación y la normalización de desvíos temporales debido a fallos frecuentes en la infraestructura como factores que contribuyeron al accidente. El informe también refleja falta de inversión y mantenimiento tras la crisis de 2009, que derivó en sistemas de señalización inoperativos y una plantilla insuficiente que llevaba a cabo prácticas de riesgo de manera habitual.
El informe de la investigación identificó también graves fallos en la infraestructura ferroviaria de Grecia. En la estación de Larissa y otros puntos clave, los sistemas de señalización no funcionaban, lo que obligaba a los jefes de estación a gestionar manualmente los trenes sin verificación automática de rutas. La modernización prevista en 2014 para automatizar la señalización y el control de vías seguía incompleta una década después. La ausencia de sistemas de seguridad como ETCS (siglas en inglés de Sistema de control ferroviario europeo) o ATP (Protección Automática de Trenes) impidió la detección automática de errores y la detención de trenes en caso de peligro. Además, la infraestructura de vías estaba deteriorada, con desvíos defectuosos que requerían ajustes manuales, lo que aumentaba el riesgo de fallos. Tras el choque, la respuesta de emergencia no fue coordinada y hubo retrasos en el rescate y fallos en la documentación del lugar del siniestro.
Nikos Plakiás, que perdió a dos hijas y una sobrina en el tren, se dirigió a los manifestantes desde la plaza Sintagma de la capital. Allí exigió la derogación del aforamiento de los ministros para que se pueda investigar en los tribunales su responsabilidad política y penal. “Cuando los griegos estuvieron unidos no los derrotaron jamás”, proclamó Plakiás ante cientos de miles de personas.