Hadi al Bahra, líder de la oposición siria: “La revolución continúa hasta que logremos justicia, libertad y democracia”

El dirigente de la Coalición Nacional Siria, en el exilio, justifica la lentitud del proceso de transición, pero pide activar cuanto antes los mecanismos para evitar venganzas individuales

Hadi al Bahra, en Estambul a principios del pasado diciembre.Umit Bektas (REUTERS)

El líder de facto de la nueva Siria, el comandante islamista Ahmed al Shara, ha dicho varias veces en las últimas semanas que hay que dejar ya de lado “la mentalidad revolucionaria”, clave en el derrocamiento del régimen de Bachar el Asad el pasado diciembre, para centrarse ahora en reconstruir las instituciones que requiere el país. Pero el jefe de la oposición siria en el exilio, Hadi al Bahra (Damasco, 65 años), no está de acuerdo: “El objetivo de...

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El líder de facto de la nueva Siria, el comandante islamista Ahmed al Shara, ha dicho varias veces en las últimas semanas que hay que dejar ya de lado “la mentalidad revolucionaria”, clave en el derrocamiento del régimen de Bachar el Asad el pasado diciembre, para centrarse ahora en reconstruir las instituciones que requiere el país. Pero el jefe de la oposición siria en el exilio, Hadi al Bahra (Damasco, 65 años), no está de acuerdo: “El objetivo de la revolución no era solo la caída del régimen, sino lograr justicia, libertad y democracia. Así que la revolución continúa”, afirma.

En teoría, la entidad que preside Al Bahra, la Coalición Nacional Siria de Fuerzas Revolucionarias y de Oposición (CNS), a la que están adscritos varios grupos políticos y facciones rebeldes que participaron en la ofensiva final contra El Asad, debería haber sido la encargada de gestionar el traspaso de poder a un nuevo Gobierno de transición. Pero los hechos sobre el terreno le han superado: tras el rápido derrumbamiento del régimen se ha formado un Gobierno provisional controlado en exclusiva por los salafistas de Hayat Tahrir al Sham (HTS) y Ahmed al Shara. EL PAÍS entrevista a Hadi al Bahra en la sede de la CNS en Estambul, tras su regreso de un viaje a Damasco, donde mantuvo una larga reunión con Al Shara sobre cómo gestionar esta fase.

Pregunta. ¿Hubo acuerdo en su reunión? ¿En qué asuntos difieren?

Respuesta. Fue un primer encuentro, exploratorio. Él explicó su visión y nosotros la nuestra. Fue muy transparente y hubo una actitud positiva. En general, estamos de acuerdo en el proceso de transición. El Gobierno provisional dará paso a un Gobierno de transición [en teoría, a partir del 1 de marzo]. Habrá una Conferencia de Diálogo Nacional de la que debería salir un comité que redacte la nueva Constitución y luego habrá un referéndum, y después elecciones presidenciales y parlamentarias. Nosotros, además, opinamos que de la Conferencia debería salir también un órgano legislativo que opere durante el periodo de transición. Y hemos subrayado que el futuro Gobierno de transición debe ser inclusivo y creíble para todo el pueblo sirio, para tranquilizar a la comunidad internacional sobre la dirección que toma Siria.

P. Esa Conferencia ha sido pospuesta varias veces [se baraja que sea a finales de febrero]. Uno de los invitados a participar explicó a EL PAÍS que la mayoría de los miembros —en el borrador de la lista— eran islamistas vinculados a HTS.

R. Tenemos que asegurarnos de que todo se hace de la manera correcta. Debe ser plural y no puede estar dominada por una de las partes. Debe incluir miembros de los sindicatos, la sociedad civil, los diferentes partidos políticos, incluida HTS. Nos alegramos de que la Conferencia se haya pospuesto porque eso significa que no se empeñan en sacar adelante sus iniciativas sino que están escuchando opiniones de diversos actores.

P. Al Shara ha dicho que podrían pasar cuatro años antes de que se convoquen elecciones.

R. Ese es el escenario más pesimista. Si hay un trabajo serio, reescribir la Constitución podría concluirse en un año, porque no partimos de cero. Ha habido mucho trabajo por parte de la sociedad civil en desarrollar un proyecto de Constitución. Lo que tomará más tiempo es reconstruir el censo, porque llevamos 14 años sin un registro civil completo, ya que había muchas zonas fuera del control del régimen [ha habido hasta cuatro administraciones diferentes operando simultáneamente en diversas zonas del país]; y tenemos que contar a los que huyeron de Siria y a sus hijos. Esto requerirá mucha ayuda por parte de nuestros países amigos y de la ONU. Si este proceso se maneja profesionalmente, podría terminarse en dos años. Siendo realistas, en tres años.

P. ¿Qué modelo de Estado defienden desde la CNS?

R. Queremos un sistema político multipartidista y un Estado en el que todos los ciudadanos tengan igualdad de derechos y deberes, sin discriminación por motivos religiosos o étnicos.

P. ¿Quieren evitar un modelo similar al libanés o el iraquí?

R. Efectivamente. Nunca hubo en Siria un reparto sectario del poder hasta la llegada del régimen [de El Asad]. No vemos un futuro con un partido político musulmán o cristiano o de Alepo, sino que en cada partido haya gente de diferentes orígenes étnicos y religiosos.

P. En cuanto a la Administración territorial, ¿hay espacio para algún tipo de autonomía que facilite la integración de las milicias kurdas [actualmente gestionan su propia administración en el noreste de Siria] o seguirá habiendo un Gobierno centralizado? ¿Se podrían rediseñar los límites provinciales?

R. No puede haber grupos que tengan más derechos u obligaciones que otros. Podría darse más poder a los consejos locales, por qué no. Respecto a las provincias, se hará lo que mejor convenga a todo el pueblo sirio, no según la etnia o religión de los habitantes de una determinada provincia.

P. ¿Qué rol debe tener la sharia [la legislación basada en la normativa islámica que, en Siria, es la base del código civil, pero cuyo papel los islamistas desean extender]?

R. No podemos quitarnos la piel. Siria es un país donde la mayoría de la gente es musulmana suní, y eso no se puede cambiar. Así que debemos respetar la religión islámica; eso ha sido así en toda nuestra historia constitucional.

P. ¿Cuál debe ser el alcance de la justicia transicional?

R. Este es un proceso que debemos acelerar porque, si no, se terminará la paz. Las víctimas necesitan tener la seguridad de que se hará justicia o de otra forma veremos cada vez más actos de venganza individual. Hay crímenes contra la humanidad, masacres, en los que todos los implicados deben ser perseguidos hasta el final. Pero hay crímenes más pequeños en los que se puede implicar a los ciudadanos y en los que, si las víctimas así lo eligen, se puede perdonar a los culpables.

P. Pero hay soldados del antiguo régimen, especialmente en las zonas de población alauí [la rama chií a la que pertenecía el clan Asad], que temen ser ejecutados. Un proceso así, ¿no incrementará el temor de estos y los enfrentamientos con las fuerzas de seguridad de HTS que ya se están produciendo?

R. Al contrario. Porque, si explicas cómo funcionará el proceso y que quien cometió tal crimen recibirá dos o tres años de cárcel o que incluso podría quedar libre si lo reconoce y la familia de la víctima le perdona, quizás estos militares decidan entregarse. Por eso es imprescindible anunciar los mecanismos de justicia transicional cuanto antes; retrasarlo perjudicará al país.

P. ¿Deben ser procesados también miembros de HTS y grupos rebeldes por los crímenes que hayan cometido durante los 13 años de guerra civil?

R. La justicia tiene que aplicarse a todos con el mismo rasero. Ya se trate de un individuo, de un grupo pequeño o de uno grande.

P. Estamos viendo, especialmente entre los grupos rebeldes del sur, que hay cierta reticencia a disolverse e integrarse en el nuevo ejército, como han pedido las nuevas autoridades.

R. Permítame corregirle. Todos los grupos armados están de acuerdo en integrarse en un Ejército unido que sirva al pueblo y proteja la Constitución, no al régimen gobernante. En lo que hay diferencias es en el calendario. Algunos optan por integrarse ya, otros alegan que este es todavía un Gobierno provisional no reconocido por la ley, y que cuando se establezca un Gobierno de transición reconocido e inclusivo, dejarán las armas y se unirán al ejército.

P. ¿Deberían eliminarse ya las sanciones sobre Siria?

R. Hay que acelerar el levantamiento de las sanciones porque el pueblo sirio está sufriendo y tenemos que llevar asistencia humanitaria lo antes posible. Pero entendemos la complicación de las políticas de Occidente.

P. De momento han regresado poco más de 150.000 refugiados. ¿Qué le cuentan sus compatriotas aquí en Turquía?

R. La mayoría quiere regresar, pero necesitan unas condiciones mínimas. Ahora mismo sería muy peligroso para la estabilidad de Siria tener una gran afluencia de retornados. Se necesitan viviendas, servicios públicos, colegios, sanidad y, lo más importante, oportunidades de empleo. De otro modo, lo único que haremos será saturar una infraestructura que está en unas condiciones penosas.

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