La desesperada búsqueda de desaparecidos de la represión de El Asad
En Siria, las personas que buscan a sus desaparecidos se agolpan en la prisión militar de Saidnaya y en los hospitales de Damasco aferrados a la esperanza de encontrar alguna información sobre ellos.
Vista de la prisión de Seidnaya, situada unos 30 kilómetros al norte de Damasco.Álvaro GarcíaJadijat Eabd Alqadir busca información de su hija Ali Riad Alghalban de 32 años y sus tres hermanos, Omar Eabd Alqadir Alhamd , Jalid Eabd Alqadir Alhamd y Ali Eabd Alqadir Alhamd arrestados en 2013 en la localidad Siria de Qalamún.Álvaro GarcíaOmar Eabd enseña la foto de su primo arrestado en 2013 en Alepo, preso en la cárcel de Seidnaya.Álvaro García
Una persona mira dentro de una de las celdas de la prisión.Las celdas son pequeñas e insalubres. En algunas se ven en el suelo señales secas de heces, y en la pared las famosas rayas para marcar el tiempo en reclusión. Los presos dejaron grabadas frases como “Castigo, 60 días”, “Nunca hay misericordia por nuestra situación”, “Agradables pese a la tristeza” o, simplemente, “Adiós”.Álvaro GarcíaMuhamad de 12 años, busca información de su padre Samir Salih Aleizi Aldiyn de 39 años, detenido en la ciudad de Homs en 2017 y encarcelado en Saidnaya. Su tía paterna Nadah Salih Aleizi Aldiyn le ayuda a buscar.Álvaro GarcíaUn hombre espera noticias de sus familiares en el interior de la prisión. El Observatorio Sirio de Derechos Humanos asegura que 30.000 murieron por torturas, maltrato y ejecuciones en la primera década de la guerra (2011-2021) que concluyó este domingo. Amnistía Internacional cifró en 2017 entre 5.000 y 13.000 los ejecutados extrajudicialmente en los primeros cuatro años.Álvaro García
Muhamad de 12 años busca información de su padre con la ayuda de su tía paterna.Álvaro GarcíaUn hombre y una mujer tratan de perforar una pared en busca de posibles cuerpos debido al olor a putrefacción que hay en esa zona de la prisión de Saidnaya.El domingo comenzó a circular el rumor de que había miles de presos bajo tierra, controlados por circuito interno, pero que la falta de electricidad (todo está a oscuras) lo ha apagado y solo los vigilantes (que han escapado) conocen los códigos para acceder.Álvaro GarcíaMujeres con los ojos llorosos, familias con carpetas con los nombres y números de documento de identidad de seres queridos de los que no saben nada desde hace años, deambulann desesperados por las galerias de la prisión.Álvaro GarcíaFamiliares de desaparecidos buscan en los miles de fichas desperdigadas por el suelo de la prisión siria de Saidnaya.
Álvaro García Una de las galerías de la prisión. Álvaro GarcíaNasr Aldiyn Alkhalil busca información de su hermano arrestado en septiembre de 2015 en Alepo.
Álvaro GarcíaUn grupo de personas se agolpa ante cualquier hueco. El domingo tras la liberación comenzó a circular el rumor de que había miles de presos bajo tierra, controlados por circuito interno, pero que la falta de electricidad (todo está a oscuras) lo ha apagado y solo los vigilantes (que han escapado) conocen los códigos para acceder.Álvaro GarcíaFamiliares buscan información delos desaparecidos en la Morgue del hospital sirio Muytahed, en Damasco.Álvaro GarcíaUn hombre revisa los ficheros en busca de información de un familiar en el patio de la prisión de Saidnaya.Álvaro GarcíaInterior de una celda de la prisión militar llena de mantas y otras prendas tiradas en el suelo.
Álvaro GarcíaUn grupo de personas se amontona para ver si sus familiares aparecen en las listas de pacientes del hospital Muytahed de Damasco.Álvaro GarcíaUn grupo de familiares observan las fotos de fallecidos en una pared del hospital Muytahed de Damasco.Álvaro GarcíaFamiliares buscan información de los desaparecidos en las cámaras de la morgue del hospital sirio Muytahed.Álvaro GarcíaLos dosieres de presos están desperdigados por todos lados.Álvaro GarcíaUn hombre se calienta frente a una hoguera mientras busca información de su hermano, arrestado en 2012.Álvaro García
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