Boris Johnson bloquea la moción de censura presentada por la oposición laborista

Los ‘tories’ realizan la primera criba entre candidatos para reemplazar al primer ministro. Ocho aspirantes se someterán este miércoles a una primera votación en el grupo parlamentario

El líder del Partido Laborista, Keir Starmer, este martes en un tren en Buckinghamshire, junto a varios miembros de la dirección de la formación.Stefan Rousseau (AP)

Boris Johnson está dispuesto a llevar hasta el final su particular modo de gobernar, aunque sea sobre la debilidad del cargo de primer ministro en funciones. En contra de la tradición parlamentaria, Downing Street ha rechazado dar luz verde a la moción de censura planteada por la oposición. El Partido Laborista del Reino Unido había registrado este martes en la Cámara de los Comunes una moción de censura (voto de no confianza, en la terminología parlamentaria británica) contra el Gobierno de Boris Johnson, con la intención de que fuera sometida a votación el miércoles. Al contrario de lo que o...

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Boris Johnson está dispuesto a llevar hasta el final su particular modo de gobernar, aunque sea sobre la debilidad del cargo de primer ministro en funciones. En contra de la tradición parlamentaria, Downing Street ha rechazado dar luz verde a la moción de censura planteada por la oposición. El Partido Laborista del Reino Unido había registrado este martes en la Cámara de los Comunes una moción de censura (voto de no confianza, en la terminología parlamentaria británica) contra el Gobierno de Boris Johnson, con la intención de que fuera sometida a votación el miércoles. Al contrario de lo que ocurre en España, es prerrogativa del Ejecutivo ordenar la agenda de la Cámara de los Comunes, y dar luz verde, en este caso, a una iniciativa así de la oposición. El precedente histórico imponía hasta ahora que siempre saliera adelante.

El texto de la moción expresa que “la Cámara ha perdido la confianza en el Gobierno de Su Majestad, mientras el Honorable Representante de la circunscripción de Uxbridge y South Ruislip [es decir, Boris Johnson] permanezca como primer ministro”. Y Downing Street, por orden del propio Johnson, justifica su rechazo sin precedentes precisamente en esa mención expresa a su persona. “Hemos dado al Partido Laborista la oportunidad de presentar una moción en la que expresa la retirada de la confianza al Gobierno. Han escogido jugar al politiqueo, con un texto que incluye al Ejecutivo y al primer ministro, que al haber dimitido ha puesto en marcha un nuevo proceso de elección de liderazgo. Creemos que la iniciativa supone malgastar un valioso tiempo parlamentario”, ha dicho un portavoz del primer ministro.

El Erskine May, el tratado de costumbres parlamentarias escrito por el abogado y político Thomas Erskine a mediados del XIX -la Biblia de las normas y reglamento de las Cámaras, utilizada e invocada por muchos speakers, o presidentes- deja claro que “por costumbre ya establecida, el Gobierno accede siempre a la petición de la oposición de fijar un día para debatir una moción presentada por la oposición oficial que cumpliera la función de comprobar la confianza de la Cámara [en el Gobierno]”.

La formación que lidera Keir Starmer, que hasta el momento ha rechazado enmendar su propia moción, pretende evitar que Johnson se mantenga en Downing Street hasta el 5 de septiembre. Según el calendario de primarias anunciado por el Partido Conservador, no será hasta esa fecha cuando se nombre al nuevo (o nueva) líder de los tories y primer ministro. Mientras tanto, Johnson, expulsado por los suyos más por su falta de honestidad e integridad que por la retirada de la confianza en sus políticas, permanecerá de modo interino en el cargo. Los laboristas quieren que renuncie ya, pero eran conscientes de que las posibilidades de que triunfara la moción de censura eran remotísimas. Los conservadores quieren concentrarse en su propio proceso de sustitución de líder, que va a llevar gran parte del verano, y no están dispuestos a conceder a la oposición la baza de un adelanto electoral. Esa habría sido la posible consecuencia de que la votación del miércoles hubiera salido adelante.

“Es la última oportunidad de sacar a Johnson de Downing Street antes de que concluya la semana que viene [el 21 de julio] el periodo de sesiones del Parlamento”, ha dicho a Sky News el portavoz laborista de Hacienda y Aduanas, James Murray. “Creo que todo el país se ha dado cuenta de que Johnson carece de integridad y de honestidad. Es hora de que se vaya”, ha anunciado Murray, en una petición más retórica que realista a los diputados conservadores para que respalden la moción.

Ochos candidatos

A media tarde de este martes se cerraba el plazo para la presentación de candidaturas al liderazgo del Partido Conservador. El Comité 1922 (el organismo que reúne a los diputados tories sin cargo en el Gobierno, encargado de organizar el proceso de primarias y elección de nuevo líder), había decidido endurecer las reglas de la competición, para acelerar el proceso y tener cuanto antes un reemplazo de Johnson. Si en 2019, cuando se celebraron las primarias para sustituir a Theresa May, el umbral mínimo para entrar en liza era tener el aval de ocho compañeros diputados, en esta ocasión será necesario contar con el respaldo de 20.

Ocho candidatos han logrado superar el umbral, y competirán este miércoles en la primera votación del grupo parlamentario conservador, que tendrá lugar entre las 13:30 y las 15:30 (14:30-16:30, horario peninsular español) Solo aquellos que obtengan un mínimo de 30 votos pasarán a la siguiente ronda, al día siguiente. Las votaciones por descarte -en cada una de las siguientes, el menos apoyado quedará eliminado- se extenderán durante el próximo lunes y martes, hasta que queden solo dos aspirantes, justo antes de que el Parlamento cierre sus puertas por las vacaciones de verano. Durante las semanas siguientes, los dos candidatos participarán en debates y actos con militantes del Partido Conservador. Los afiliados, unos 200.000 con derecho a participar en las primarias, podrán ir enviando por correo su elección. El 5 de septiembre, un día antes de que la Cámara de los Comunes reanude su actividad, será anunciado oficialmente el nuevo -o la nueva- líder del partido y próximo primer ministro.

El presidente del Comité 1922, Graham Brady, ha dado los nombres de los ocho rivales, sin precisar los avales obtenidos por cada uno. Por lo conocido de los apoyos de cada uno, horas antes, esta es, en orden de más a menos favorito entre los afiliados y votantes, la lista:

El exministro de Economía Rishi Sunak, el claro favorito, según los sondeos, y el primero en lanzar su candidatura. La secretaria de Estado de Comercio, Penny Mordaunt, enormemente popular entre los miembros del Partido Conservador. Les siguen el presidente de la Comisión de Exteriores del Parlamento, Tom Tugendhat; la ministra de Exteriores, Liz Truss; el ex ministro de Sanidad y ex rival de Johnson en las primarias, Jeremy Hunt; el actual ministro de Economía, Nadhim Zahawi, y Kemi Badenoch. Esta última, la secretaria de Estado para Gobierno Local, Vecindades y Asuntos Religiosos, de padres nigerianos, ha sido una de las sorpresas de la competición, con un apoyo más que considerable. La abogada general del Estado, Suella Braverman, que cuenta con el apoyo de diputados relevantes del grupo de los euroescépticos, también ha logrado hacerse un hueco en la carrera.

El exministro de Sanidad Sajid Javid, el primero en dimitir del Gobierno de Johnson y acelerar la crisis que acabó con su renuncia la semana pasada, ha decidido a última hora de plazo retirar su candidatura. El ministro de Transporte, Grant Shapps, que contaba con ocho, ha sido el primero en tirar la toalla. Este martes, a través de su cuenta de Twitter, retiraba su candidatura y anunciaba su respaldo al que sigue siendo gran favorito, Sunak. Finalmente, la ministra de Interior, Priti Patel, quien aún no había hecho oficial su candidatura, ha anunciado que no competirá, a pesar de que ya tenía 17 diputados comprometidos con su causa. En el caso de que se hubiera lanzado a la piscina, esta dirigente, que se ha labrado fama de dura con su política de inmigración, podría haber acaparado mucho apoyo entre los defensores a ultranza del Brexit.

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