Rusia alimenta la tensión al anunciar que mantendrá sus tropas en Bielorrusia
Minsk justifica la decisión de prorrogar las maniobras, pese a haber anunciado previamente que concluirían este domingo, por el aumento de la actividad militar y el empeoramiento de la situación en el Donbás
Las tropas rusas seguirán en Bielorrusia indefinidamente. Moscú y Minsk habían asegurado que el enorme contingente de soldados de Rusia desplegados en la vecina antigua república soviética volverían a casa este domingo, tras terminar las maniobras militares conjuntas Resolución Aliada. Este despliegue a gran escala ha contribuido a atenazar a Ucrania también desde la frontera bielorrusa y suscita la alarma de la OTAN. Poco antes de la fecha límite de retirada se ha hecho oficial algo que era un secreto a voces: el Ministerio de Defensa bielorruso ha anunciado que “debido al empeoramiento en el...
Las tropas rusas seguirán en Bielorrusia indefinidamente. Moscú y Minsk habían asegurado que el enorme contingente de soldados de Rusia desplegados en la vecina antigua república soviética volverían a casa este domingo, tras terminar las maniobras militares conjuntas Resolución Aliada. Este despliegue a gran escala ha contribuido a atenazar a Ucrania también desde la frontera bielorrusa y suscita la alarma de la OTAN. Poco antes de la fecha límite de retirada se ha hecho oficial algo que era un secreto a voces: el Ministerio de Defensa bielorruso ha anunciado que “debido al empeoramiento en el Donbás”, los ejercicios se amplían. La maniobra eleva la tensión en un momento de gran escalada, cuando Rusia tiene, según Estados Unidos, un máximo de 190.000 soldados rodeando Ucrania y la guerra del este se está calentando.
Algunos analistas apuntan que Moscú —como parte de esas medidas “técnico-militares” con las que amenaza a EE UU y a la Alianza Atlántica si no cumplen sus exigencias de reescribir la arquitectura de seguridad europea y se repliegan a posiciones anteriores a 1997— podría dejar en Bielorrusia soldados, instalar bases militares y colocar armamento (incluso nuclear). Bielorrusia no solo tiene fronteras con Ucrania, sino también con tres países de la OTAN: Polonia, Letonia y Lituania.
“Los presidentes de la República de Bielorrusia y de la Federación de Rusia han decidido seguir probando las fuerzas de respuesta del Estado de la Unión [la entidad supranacional que une a Moscú y Minsk a través de un pacto en varios sectores]”, anunció a través de un comunicado el ministro de Defensa bielorruso, Víktor Jrenin, justo el día que debían volver a casa los 30.000 soldados enviados a la zona junto a numerosas armas pesadas y aviones y helicópteros de combate. Como razón para mantener lo que es ya el mayor despliegue de Moscú en territorio bielorruso desde el final de la Guerra Fría, Jrenin citó “el aumento de la actividad militar cerca de las fronteras exteriores del Estado de la Unión y el empeoramiento de la situación en Donbás [la región separatista del este de Ucrania]”.
Ucrania reiteró las llamadas a Occidente a imponer ya sanciones a Rusia. “Es hora de actuar. Existen todos los motivos para ejecutar al menos una parte de las sanciones preparadas contra Rusia ahora”, dijo el ministro de Exteriores ucranio, Dmytro Kuleba. Mientras, el secretario de Estado de EE UU, Antony Blinken, recalcó que todo lo que está sucediendo sobre el terreno, incluido el anuncio de que las maniobras conjuntas ruso-bielorrusas se mantienen, sugiere que el mundo está a un paso de ver a Rusia invadir Ucrania. Este domingo, el presidente francés, Emmanuel Macron, conversó por teléfono con su homólogo ruso, Vladímir Putin, y con el ucranio, Volodímir Zelenski, en el enésimo intento de enfriar la situación. Macron y ambos líderes acordaron trabajar para lograr un nuevo alto el fuego en el Donbás, donde la guerra que se ha estado cociendo a fuego lento durante años empieza a activarse de nuevo.
El Kremlin ha mantenido en las últimas semanas un doble discurso sobre las maniobras con Bielorrusia. A la vez que insistía en que concluirían este domingo y en que sus tropas se retirarían, también argumentaba que es su derecho soberano prolongarlas durante el tiempo que consideraran oportuno. “Ni un solo soldado ni una pieza de equipamiento se quedarán en Bielorrusia tras los ejercicios”, aseguró esta semana el ministro bielorruso de Exteriores, Vladímir Makei. Y algo similar apuntó el portavoz de Putin, Dmitri Peskov, el viernes. El repliegue que, según dijo, tardaría varias semanas en completarse “está fuera de toda duda”, aseguró. La ampliación de las maniobras, sin embargo, permite ahora navegar en las aristas de esa declaración.
Maniobras de asfixia
Moscú está jugando una guerra de asfixia, de tira y afloja en torno a Ucrania. Un paso más en su política de sembrar incertidumbre fue el anuncio de que algunas tropas que mantiene en su territorio en torno a Ucrania volvían a sus bases. Pero Washington, Kiev y la OTAN desmienten este repliegue. Según EEUU, Moscú tiene hasta 190.000 soldados rodeando Ucrania, entre los concentrados en Rusia, los de Bielorrusia, las tropas desplegadas en la península ucrania de Crimea, que se anexionó ilegalmente en 2014, y en el mar Negro.
Minsk y Moscú justifican la presencia militar ya no por unas maniobras programadas, sino por la posibilidad de una guerra con Ucrania. Kiev denunció el pasado 17 la intensificación de los bombardeos en la línea de contacto con las autodenominadas repúblicas separatistas del Donbás. El Gobierno ucranio mostró aquel día imágenes de varios emplazamientos civiles que habían sido alcanzados por las bombas. Un día después, las autoridades de Donetsk y Lugansk anunciaron la evacuación inmediata de sus civiles por la supuesta amenaza de un ataque ucranio. “Hoy, 18 de febrero”, llegó a decir uno de los jefes separatistas, Denis Pushilin, aunque se descubrió por los datos del vídeo que había sido grabado el 16, justo antes de los bombardeos.
La escalada comenzó en noviembre del pasado año, cuando Washington y la OTAN alertaron del aumento de las tropas rusas en torno a Ucrania. En la primavera de 2021 hubo una escalada similar que fue desactivada por el encuentro del 16 de junio en Ginebra de Putin con el presidente estadounidense, Joe Biden. Sin embargo, Washington constató que parte de las armas no fueron retiradas con el repliegue de las tropas a sus bases.
“El riesgo de un ataque [contra Ucrania] es muy alto”, advirtió este sábado el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, en el canal alemán ARD. El máximo responsable de la Alianza Atlántica señaló que sus informaciones sugieren que Rusia “planea un ataque total” contra el país vecino y estaría preparando pretextos para ello.
Las advertencias sobre el despliegue ruso y la posibilidad de una guerra inminente no gustan en el Kremlin. Este domingo, el portavoz de Putin culpó a los países de la OTAN de alimentar el riesgo de un conflicto con sus avisos. “Esto conduce directamente a la tensión, y cuando se eleva al máximo, como ahora en la línea de contacto [de la región del Donbás], entonces cualquier chispa, cualquier incidente casual o cualquier provocación menor planeada pueden conducir a consecuencias irreparables”, opinó el representante de Putin en el canal Rossiya 1.
En plena escalada, el Kremlin sigue insistiendo en que el Gobierno ucranio debe conceder un estatus especial a las regiones separatistas del Donbás, uno de la docena de protocolos firmados en Minsk en 2015 que no se han cumplido hasta ahora. Durante la entrevista, Peskov dijo que Putin piensa que Zelenski es incapaz de cumplir su parte de los acuerdos, pero rechazó el encuentro que el ucranio reclama constantemente en sus declaraciones públicas para buscar una solución. “No somos parte del conflicto”, aseguró el portavoz del presidente ruso, que esta misma semana recibió una iniciativa de la Duma Estatal para reconocer las repúblicas separatistas de Donetsk y Lugansk, territorios a los que el Kremlin no solo ha concedido asistencia financiera y militar todos estos años, sino también más de 700.000 pasaportes rusos.
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