Líbano forma Gobierno después de 13 meses de disputas entre los partidos al borde del caos
El ex primer ministro Mikati, el hombre más rico del país, pacta un Gabinete de unidad con políticos y expertos para evitar la bancarrota
Cuando Líbano estaba a punto de convertirse en un Estado fallido, agobiado por las crisis económica y política, el hombre más rico del país, el dirigente musulmán suní Nayib MIkati, ha logrado formar un Gobierno este viernes después de 13 meses de caos. Entre lágrimas, Mikati anunció al cerrar el acuerdo con el jefe del Estado, el cristiano maronita Michel Aoun, que los libaneses tendrán que “apretarse el cinturón” ante una situación que, reconoció, es “muy difícil”. Las disputas entre los partidos, que representan a 18 comunidades étnicas y confesionales, han bloqueado la constitución de un E...
Cuando Líbano estaba a punto de convertirse en un Estado fallido, agobiado por las crisis económica y política, el hombre más rico del país, el dirigente musulmán suní Nayib MIkati, ha logrado formar un Gobierno este viernes después de 13 meses de caos. Entre lágrimas, Mikati anunció al cerrar el acuerdo con el jefe del Estado, el cristiano maronita Michel Aoun, que los libaneses tendrán que “apretarse el cinturón” ante una situación que, reconoció, es “muy difícil”. Las disputas entre los partidos, que representan a 18 comunidades étnicas y confesionales, han bloqueado la constitución de un Ejecutivo y han generado un peligroso vacío político desde agosto de 2020, como consecuencia de la explosión que devastó el puerto de Beirut y causó 218 muertos, provocando unos daños estimados en hasta 5.000 millones de euros. La comunidad internacional supeditó entonces la llegada de ayuda para frenar la profunda crisis económica en el país a la creación de un Gobierno de unidad con presencia de técnicos cualificados.
La crisis de Líbano, la peor desde la guerra civil que ensangrentó el país entre 1975 y 1990, ha sumido a la mitad de sus 4,5 millones de habitantes y casi todos los refugiados —un millón de sirios y cientos de miles de palestinos— bajo el umbral de la pobreza extrema, mientras la libra ha perdido 90% de su valor frente al dólar en los dos últimos años y la inflación ha superado el 200%. Yusef Jalil, un alto funcionario del Banco Central, será el nuevo ministro de Finanzas, y Firas Abiad, director del hospital estatal Rafic Hariri, que encabeza la lucha contra el coronavirus, también figurará en el Gabinete. El partido chií Hezbolá, aliado del presidente Aoun, contará con dos de los 24 ministros. Antes de Mikati, designado para el cargo a finales de julio, habían fracasado en el intento de formar gobierno Mustafá Adib y Said Hariri.
Mikati, que tendrá que aceptar las condiciones del Fondo Monetario Internacional para sacar a flote la economía libanesa, espera contar también con ayuda de los países de la región. “Necesitamos al mundo árabe”, declaró en su primera intervención. El nuevo primer ministro tiene previsto convocar elecciones en la primavera de 2022 tras haber reajustado las maltrechas finanzas públicas. En su emotivo mensaje a la nación, Mikati dijo que las madres ya no pueden comprar leche para sus hijos pequeños ni analgésicos para ellas mismas, mientras los hijos mayores se ven obligados a abandonar el país.
Irán había intentado sacar provecho del caos político y económico en Líbano para reforzar a sus aliados de Hezbolá. Varios petroleros iraníes zarparon en dirección a Siria con el propósito de paliar la crisis de combustible que ha paralizado la economía libanesa. El líder del partido-milicia proiraní ha propuesto además que una compañía iraní explote los yacimientos de gas en aguas libanesas fronterizas con Israel, en una disputada zona pendiente aún de delimitación. Hezbolá ha negociado con Teherán el envío de carburante, a pesar del embargo reimpuesto por EE UU a la industria petrolera de Irán después de que el presidente Donald Trump suspendiera el acuerdo nuclear con Irán en 2018. El chií Nabih Berri, presidente del Parlamento de Líbano, ha asistido ahora a la firma del acuerdo de creación de un nuevo Gobierno.
Después de que el Gobierno de Beirut retirara parcialmente las subvenciones a la importación de combustible, el precio de la gasolina se disparó más de un 66%. La escalada se trasladó al conjunto de la economía, y afectó a servicios básicos, como la sanidad, que depende de los generadores de electricidad para su funcionamiento a causa de los continuos apagones.
En medio de la hegemonía del mercado negro y los especuladores, la anarquía se ha hecho patente con el robo de camiones cisterna, como el registrado el pasado 15 de agosto. Al menos 28 personas murieron al estallar un vehículo de transporte de gasolina en el norte de Líbano, en medio de una crisis de suministro energético. Dos centenares de personas se encontraban alrededor del camión cuando se produjo la explosión, tras desencadenarse un enfrentamiento con armas de fuego entre quienes querían abastecerse de combustible.
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