Los socialdemócratas alemanes se sumen en la incertidumbre

Gabriel desmiente los rumores de dimisión pero admite una crisis del partido “existencial”

Sigmar Gabriel, vicecanciller alemán y líder de los socialdemócratas, en un acto en la sede del partido celebrado en Berlín el 9 de mayo. WOLFGANG KUMM (AFP)

El Partido Socialdemócrata de Alemania (SPD) encuentra en sus hermanos austriacos la confirmación de sus peores pesadillas. El lunes era el día en el que, según anunció el fin de semana un conocido periodista, el vicecanciller y líder del partido, Sigmar Gabriel, tenía previsto anunciar su dimisión. El principal afectado reaccionó con humor y se comparó con Mark Twain, quien al ver su necrológica en un diario dijo que la noticia le parecía exagerada. El día no acabó con la renuncia de Gabriel, sino con la muerte política de su homólogo al o...

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El Partido Socialdemócrata de Alemania (SPD) encuentra en sus hermanos austriacos la confirmación de sus peores pesadillas. El lunes era el día en el que, según anunció el fin de semana un conocido periodista, el vicecanciller y líder del partido, Sigmar Gabriel, tenía previsto anunciar su dimisión. El principal afectado reaccionó con humor y se comparó con Mark Twain, quien al ver su necrológica en un diario dijo que la noticia le parecía exagerada. El día no acabó con la renuncia de Gabriel, sino con la muerte política de su homólogo al otro lado de la frontera germano-austriaca.

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Pese a la reacción displicente de varios dirigentes socialdemócratas, hace semanas que en Berlín se especula sobre la dimisión de Gabriel y su reemplazo por el alcalde de Hamburgo, Olaf Scholz, o por el presidente del Parlamento Europeo, Martin Schulz.

Encuestas desastrosas

El vicecanciller alemán tiene enfrente a un partido en pie de guerra, que trata desesperadamente de revertir una situación catastrófica. Si no cambian las cosas, los socialdemócratas encajarían en las elecciones federales del próximo año su peor resultado histórico. Y peor aún: el partido ultraconservador y antiinmigración Alternativa para Alemania quedaría no muy lejos, a solo cinco puntos de distancia.

Gabriel, que el lunes admitió que su formación sufre una “pérdida de confianza existencial”, se enfrenta a la esquizofrenia de gobernar con la democristiana Angela Merkel, y al mismo tiempo tratar de marcar un perfil social que atraiga a sus tradicionales votantes trabajadores. De ahí nacen propuestas como la de impulsar un fuerte programa social para no dar la impresión a los sectores menos pudientes de que los recursos se dirigen solo a los refugiados y no dar alas así a la xenofobia. Pero esta propuesta, lanzada justo antes de las elecciones regionales de marzo, fue tachada de oportunista y no consiguió detener la sangría de votos.

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El acto en el que participó Gabriel el lunes resumió a la perfección las contradicciones a las que se enfrenta el partido. Intervenía una mujer que trabaja como limpiadora, que reprochó al líder del SPD las crecientes dificultades que atraviesa los trabajadores. ¿Por qué debería votar a un partido que me pone en dificultades y no me da respuestas?, le preguntó. Gabriel trató de justificarse diciendo que los socios de Gobierno no habían aceptado algunas de sus iniciativas. ¿Y entonces por qué seguís gobernando con la CDU?, repreguntó la mujer, cosechando un aplauso atronador ante un dubitativo Gabriel.

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