Blair irrumpe en la campaña británica con un ataque al "fatuo" reformismo 'tory'

El ex primer ministro laborista ataca al Partido Conservador y al reformismo que pregona David Cameron

El ex primer ministro laborista Tony Blair ha irrumpido en la campaña electoral británica con un furibundo ataque al Partido Conservador y al reformismo que pregona su líder, David Cameron, calificando de "fatuo" el eslogan electoral de los tories: "Es el momento del cambio".

Blair compareció en enero ante la comisión que investiga la participación el Reino Unido en la guerra de Irak pero rara vez interviene en la política doméstica británica. Su discur...

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El ex primer ministro laborista Tony Blair ha irrumpido en la campaña electoral británica con un furibundo ataque al Partido Conservador y al reformismo que pregona su líder, David Cameron, calificando de "fatuo" el eslogan electoral de los tories: "Es el momento del cambio".

Blair compareció en enero ante la comisión que investiga la participación el Reino Unido en la guerra de Irak pero rara vez interviene en la política doméstica británica. Su discurso ante un puñado de fieles en su antigua circunscripción electoral de Sedgefield, noreste de Inglaterra, es la primera de una serie de intervenciones en la campaña electoral.

No se sabe ni el número ni el tenor de esas intervenciones y la de hoy pareció una especie de globo sonda para tantear si su presencia es beneficiosa o perjudicial para los intereses del Partido Laborista. El gran impulsor del Nuevo Laborismo se ha convertido en una figura divisiva en su propio partido, cuya ala izquierda nunca le ha perdonado por la guerra de Irak. Pero al mismo tiempo, Blair sigue siendo un político de gran carisma, un hombre capaz de convencer a las clases medias y a los indecisos, el terreno donde realmente van a decidirse las próximas elecciones.

Ha comparecido más delgado, más moreno y más avejentado que en sus días de primer ministro. Y, según los expertos, con un acento algo americanizado que delata con quién anda desde que dejó Downing Street en junio de 2007. Pero al instante demostró que no ha perdido un ápice de su oratoria de vicario sin parroquia y de sigue su inquietante y penetrante mirada, en la que conviven con asombrosa facilidad la ingenuidad y el despotismo.

Su intervención en el Trimdon Labour Club tenía como objetivo marcar distancias entre la revolución centrista que abanderó el Nuevo Laborismo en los años noventa y el tortuoso viaje al centro emprendido por Cameron para transformar la imagen derechista y el talante autoritario que destila el Partido Conservador. "Es el eslogan más fatuo que ha habido en política. Es el momento del cambio plantea la cuestión de cambiar para qué exactamente", ha proclamado Blair. "Es una pregunta que aún no ha sido contestada de forma regular o coherente y las respuestas que ha habido hasta ahora suscitan más ansiedad que tranquilidad", ha denunciado. Y ha asegurado que eso se debe a que una cosa es en qué políticas creen y otra "en qué políticas tienen que decir que creen para poder ganar". Y detalló las contradicciones que a su juicio están teniendo los tories en sus propuestas sobre seguridad ciudadana o economía.

David Cameron se declaró "relajado" por la irrupción de Tony Blair en la campaña electoral y se permitió ironizar: "Es bonito verle por una vez hablando en público sin cobrar". Los conservadores, que en los últimos días han elevado considerablemente la agresividad de su campaña, resucitaron ayer un tema desvelado hace meses por el diario The Guardian: la absoluta opacidad de Tony Blair sobre el tratamiento fiscal de sus ingresos desde que dejó de ser primer ministro.

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