Rembrandt se pasea por el trópico

Una exposición de 48 grabados del pintor holandés bate records de asistencia entre los costarricenses

Dentro del museo, 48 obras de Rembrandt yacen a 20 grados artificiales. Fuera, una fila de cientos de personas se debaten entre el paraguas o el sombrero ante el titubeo de las lluvias propias de abril. Una estampa a la que no está acostumbrado un país de regular gusto por el arte. Costa Rica se despide así del maestro holandés que alcanzó a romper marcas de asistencia. Casi uno de cada cien costarricenses ha caído rendido ante los claroscuros magistrales durante los dos meses que los grabados se han exhibido antes de partir hacia Panamá.

Las tres cruces, El buen samaritano, Cristo pred...

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Dentro del museo, 48 obras de Rembrandt yacen a 20 grados artificiales. Fuera, una fila de cientos de personas se debaten entre el paraguas o el sombrero ante el titubeo de las lluvias propias de abril. Una estampa a la que no está acostumbrado un país de regular gusto por el arte. Costa Rica se despide así del maestro holandés que alcanzó a romper marcas de asistencia. Casi uno de cada cien costarricenses ha caído rendido ante los claroscuros magistrales durante los dos meses que los grabados se han exhibido antes de partir hacia Panamá.

Las tres cruces, El buen samaritano, Cristo predicando y otras 45 pinturas del siglo XVII de Rembrandt Harmenszoon van Rijn motivaron el júbilo de los amantes del arte, en especial de quienes ven imposible viajar a los grandes museos del mundo.

El Museo del Banco Central custodió las piezas traídas gracias a la donación de una empresa forestal holandesa con operaciones en la zona norte de Costa Rica, conscientes de que montaban una exposición histórica para los registros culturales del país.

"Lo que comprobamos es que es mucha la sed de este público por acceso a manifestaciones culturales de gran nivel, pero que están fuera del alcance del costarricense promedio. Estas oportunidades reviven el auge cultural que decayó en los 80. Ha sido espectacular", ha evaluado Dora María Sequeira, directora del Museo que renunció satisfecha a su cargo en la semana final de la exposición, cuando personal de la Casa Rembrandt embaló las piezas para seguir su itinerario tropical. "Hay que aprovechar todo lo posible la visita que nos hace Rembrandt con su técnica conmovedora, ese manejo de luces y sombras en escenas que poseen a cualquiera", dijo Elena Bolaños mientras salía el domingo del museo junto a tres compañeras más de secundaria, donde dos días la profesora de Estudios Sociales les repartió copias con datos de Rembrandt extraídos en Internet.

"Considerando que en el mundo existen alrededor de 290 grabados de Rembrandt, un promedio de un grabado por cada 23 millones de seres humanos, creo realmente que esta exposición constituye un privilegio invaluable", escribió el presidente Óscar Arias en un expresivo artículo de periódico en el que expresó el deseo de ver a Costa Rica como un territorio "lleno de música y pintura, de danza y escultura, teatro y literatura".

La embajadora de Países Bajos en Costa Rica, Susan Blankhart, dio a la exposición un significado en la política internacional y en el afán de los holandeses, como el resto de los europeos, por ganarse mayores espacios de confianza en América Latina, pero especialmente en Centroamérica.

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"El intercambio cultural entre países es importante para otros sectores de la sociedad, como son la política, la economía y los sectores sociales; sin embargo, el arte nunca debe ser utilizado como un mero instrumento en si mismo. Sólo cuando el arte mantiene su libertad puede dar sus frutos a todo nivel", dijo la embajadora en la apertura de la exposición, el 7 de febrero. Holanda también los espera.

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