Los ministros de Al Sáder abandonan el Ejecutivo iraquí en protesta por la reunión de Malilki con Bush

Un informe del consejero de seguridad de Bush culpa al Gobierno de Maliki de la situación en Irak

Los tres ministros del grupo del clérigo chií Múqtada Sáder han abandonado hoy el gobierno del primer ministro Nuri Al-Maliki en protesta por la reunión que éste último iba a mantener hoy en Amán (al final se ha aplazado) con el presidente de EE UU, George W. Bush. Además, el denominado Bloque Sadr ha retirado a sus treinta diputados del Parlamento, según un comunicado emitido por el grupo radical chií. El portavoz del grupo parlamentario, Salah al Akili, había advertido de que si el primer ministro Al Maliki viajaba a Amán para entrevistarse con "el criminal Bush", sus tres ministros ...

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Los tres ministros del grupo del clérigo chií Múqtada Sáder han abandonado hoy el gobierno del primer ministro Nuri Al-Maliki en protesta por la reunión que éste último iba a mantener hoy en Amán (al final se ha aplazado) con el presidente de EE UU, George W. Bush. Además, el denominado Bloque Sadr ha retirado a sus treinta diputados del Parlamento, según un comunicado emitido por el grupo radical chií. El portavoz del grupo parlamentario, Salah al Akili, había advertido de que si el primer ministro Al Maliki viajaba a Amán para entrevistarse con "el criminal Bush", sus tres ministros dejarían el Gobierno y sus diputados abandonarían el Parlamento.

Un informe oficial carga contra el Ejecutivo iraquí

En paralelo a esta dimisión en bloque, los periódicos estadounidenses The New York Times y Washington Post se hacen eco del enfado de la Administración Bush con el Ejecutivo de Nuri Al-Maliki por la situación de violencia y caos en Irak, que empeora día a día . Ante esa certeza, Washington, que hace pocos días barajaba sus opciones en el país mesopotámico, ha comenzado a buscar a los responsables. Y no ha apuntado dentro de sus propias filas. Un informe del consejero de Seguridad de Bush señala al Gobierno del primer ministro Al-Maliki como el culpable de que la destrucción y la violencia continúen instaladas en el país árabe, según The New York Times. El Washington Post cita, además, varios cargos militares que se han pronunciado recientemente en este sentido, criticando la incapacidad del Ejecutivo iraquí.

El informe del consejero de Bush, Stephen J. Hadley, sugiere que si Al Maliki no logra dar pasos específicos para mejorar la situación, sería conveniente "reforzar" su Gobierno; presionarle para que reconfigure su grupo parlamentario, un gesto que podría ser reforzado por Estados Unidos "apoyando económicamente a grupos moderados" y enviando cientos de soldados adicionales a Bagdad para paliar la escasez de tropas nacionales.

El texto presenta un crudo retrato de Al Maliki y desconfía del apoyo que le han brindado algunos de los líderes chiíes más extremistas, según cuenta el periódico neoyorquino. El documento, de cinco páginas, clasificado de secreto, dice que estas consideraciones se tomaron a raíz de un encuentro entre el consejero de Bush y Maliki, celebrado el 30 de octubre pasado.

"Sus intenciones parecen buenas cuando habla de los estadounidenses, acepta los consejos e intenta forzar un cambio positivo", asegura el informe. "Pero la realidad en las calles de Bagdad sugiere que o bien Maliki ignora lo que está pasando en su país; o finge su buena voluntad; o sus capacidades no son suficientes para llevar a cabo sus buenas intenciones".

El diario Washington Post da otro enfoque a la información. Interpreta que el informe revela que se está empezando a extender la percepción de que la culpa del incremento de la violencia y la destrucción en Irak la tiene los afectados: los propios iraquíes. Dice que "desde los soldados rasos a los congresistas, incluso los demócratas que tanto han criticado la conducta de la administración de Bush en la ocupación creen que los iraquíes no están haciendo lo suficiente para reconstruir su propia sociedad".

El periódico de la capital estadounidense va aún más lejos en su interpretación y escribe: "Estos signos muestran que el debate sobre la responsabilidad de Estados Unidos de restaurar el orden tras la invasión de 2003 están perdiendo fuerza frente a las conversaciones sobre la culpa. Esto indica el comienzo del final de la implicación estadounidense en Irak".

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