La lluvia dificulta las tareas de rescate en la aldea de Filipinas sepultada por un alud de tierra

Las autoridades se temen que hasta 3.000 personas hayan perdido la vida por el corrimiento de tierras

Las operaciones de rescate en la aldea filipina de San Bernardo sepultada por un alud de tierra el viernes pasado se han suspendido debido a la lluvia, según ha anunciado la gobernadora de la provincia de Leyte, Rosette Lerias. El balance actual de víctimas es de 81 fallecidos, de ellos 36 identificados, 996 desaparecidos, 1.645 personas refugiadas en cuatro centros de evacuados y otras 15.000 que reciben atención de las autoridades locales.

Estos datos proceden del último boletín del Consejo Coordinador de Desastres Naturales (NDCC, en sus siglas en inglés), cuerpo que canaliza las inf...

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Las operaciones de rescate en la aldea filipina de San Bernardo sepultada por un alud de tierra el viernes pasado se han suspendido debido a la lluvia, según ha anunciado la gobernadora de la provincia de Leyte, Rosette Lerias. El balance actual de víctimas es de 81 fallecidos, de ellos 36 identificados, 996 desaparecidos, 1.645 personas refugiadas en cuatro centros de evacuados y otras 15.000 que reciben atención de las autoridades locales.

Estos datos proceden del último boletín del Consejo Coordinador de Desastres Naturales (NDCC, en sus siglas en inglés), cuerpo que canaliza las informaciones de las distintas agencias que participan en esta operación humanitaria. Lerias ha explicado que la fuerte lluvia que está cayendo puede poner en peligro la vida de los trabajadores y por ello se ha decidido suspender los trabajos. No obstante, ha confirmado que habían "recibido informaciones de que el número de signos de vida iba en aumento".

El Gobierno filipino ha señalado esta mañana que los equipos de rescate han sacado con vida a medio centenar de personas de los escombros de una escuela cubierta por el barro tras el corrimiento de tierras que el pasado viernes se tragó un pueblo en Filipinas. Sin embargo, un portavoz de los soldados de la Marina estadounidense, los que supuestamente habían realizado el rescate, ha desmentido la noticia poco después. Según el capitán Burrell Parmer, todavía no se ha recuperado a ningún superviviente en la aldea de Guinsaugon, extremo que contradice lo afirmado menos una hora antes en la cadena de televisión ABS-CBN por un portavoz del Ministerio de Interior.

En las últimas horas, los equipos de rescate habían detectado sonidos en el lugar donde se encontraba la escuela, aunque desconocían si los producía el lodo o se trataba de un signo de que había supervivientes. "Sabemos que hay algo ahí abajo", declaró el teniente estadounidense Richard Neikirk. "Hemos registrado un sonido", declaró por su parte Sahar Yunos, miembro de los equipos malaisios; "es como un golpeteo o algo parecido".

Área de búsqueda prioritaria

Los equipos de rescate llevan varios días cavando y rastreando con perros adiestrados la zona donde una escuela con 250 personas dentro, entre niños, maestros y madres, fue arrasada por el alud de barro y piedras. Se trata de un "área de búsqueda y salvamento prioritario" después de que varias personas recibieran en sus móviles mensajes de texto procedentes de sus familiares atrapados en ella, informó el jefe de los servicios de rescate, Raúl Farnacio

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En algunas zonas el fango tiene nueve metros de profundidad y debido a la lluvia constante se ha convertido en arenas movedizas, lo que pone en peligro a los equipos de rescate. Los grupos de salvamento, que suman unas 750 personas, entre las que hay 32 taiwaneses con equipos para detectar fuentes de calor, se desplazaron por el mar de lodo que es ahora Guinsaugon emitiendo gritos y dando golpes con la esperanza de ser oídos por sobrevivientes bajo sus pies, pero sólo había silencio, según informa Gloria Torrijos.

Unos supervivientes han señalado que el barro y las rocas cubrieron en menos de dos minutos Guinsaugon, lo que fue precedido por un estruendo como de una explosión, cuando la ladera de la montaña de Can-abag se vino abajo. El fango sigue deslizándose, anegando aún más la aldea. Para evitar las epidemias, 50 cadáveres sin identificar han sido enterrados en una fosa común.

Soldados filipinos recogen cadáveres en Guinsaugon, tres días después del deslizamiento.ASSOCIATED PRESS

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