Bush y Putin debaten en un clima distendido sobre la democracia rusa

La secretaria de Estado estadounidense afirma que ambos mandatarios mantienen una "excelente relación"

El presidente de Rusia, Vladimir Putin, y el de EE UU, George W. Bush, han abordado de manera extensa el estado de la democracia en Rusia y en sus países periféricos, en una distendida reunión que celebraron ayer en Moscú. La secretaria de Estado norteamericana, Condoleezza Rice, afirmó tras el encuentro que ambos gobernantes mantienen una "excelente relación a nivel personal y presidencial".

Los dos presidentes se han reunido en privado durante una hora antes de una cena con sus esposas en la residencia de campo de los Putin y no han hecho declaraciones, a diferencia de lo ocurrido en ...

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El presidente de Rusia, Vladimir Putin, y el de EE UU, George W. Bush, han abordado de manera extensa el estado de la democracia en Rusia y en sus países periféricos, en una distendida reunión que celebraron ayer en Moscú. La secretaria de Estado norteamericana, Condoleezza Rice, afirmó tras el encuentro que ambos gobernantes mantienen una "excelente relación a nivel personal y presidencial".

Los dos presidentes se han reunido en privado durante una hora antes de una cena con sus esposas en la residencia de campo de los Putin y no han hecho declaraciones, a diferencia de lo ocurrido en su última reunión en Bratislava en febrero, cuando difirieron en público sobre el concepto de democracia. En esta ocasión, el clima fue más distendido que entonces y Putin quiso romper el hielo dando una vuelta por los jardines de la dacha a Bush en un automóvil que acaba de recibir como regalo, una réplica de un Volga del modelo de 1956.

Bush y Putin abordaron una serie de cuestiones que han enrarecido las relaciones entre ambos países, la víspera en que ambos participen en las celebraciones en Moscú del 60 aniversario del fin de la II Guerra Mundial. Bush llegaba con el propósito de defender las nuevas democracias en los países periféricos de Rusia, como Georgia y Ucrania, y de expresar sus temores por lo que considera un excesivo centralismo ruso y el retroceso en la libertad de prensa. Putin, por su parte, se encontraba molesto por el hecho de que la visita a Moscú fuese precedida por el viaje de Bush a Letonia, el pasado viernes y sábado, y por la que hará a Georgia, a donde se desplazará mañana.

Moscú interpretaba esas etapas como un intento de EE UU de inmiscuirse en lo que hasta hace poco era su órbita de influencia. También estaba pendiente la polémica entre Letonia, Lituania y Estonia, de un lado, y Rusia, de otro, a la que las tres repúblicas bálticas exigían que Moscú se disculpara por la ocupación soviética que comenzó con el fin de la II Guerra Mundial. Bush, que en un discurso en Riga admitió la parte de responsabilidad de EE UU en la división de Europa durante la Guerra Fría, aseguró durante la etapa letona de su viaje que plantearía a Putin el tema. A cambio, en ese mismo discurso recordó a las repúblicas bálticas que la democracia también consiste en respetar los derechos de las minorías.

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