Un juez procesa a un militar de la era Pinochet por el asesinato del cantautor Víctor Jara

El artista fue torturado "con ensañamiento y premeditación" hasta la muerte a los pocos días del golpe que derrocó a Salvador Allende

Han tenido que pasar 31 años de la desaparición y posterior muerte del cantautor chileno Víctor Jara para que un juez dicte la primera sentencia contra un militar por su responsabilidad en ese asesinato, cometido a los pocos días del triunfo del golpe de Estado que derrocó al presidente Salvador Allende y aupó al poder a Augusto Pincohet en septiembre de 1973.

El magistrado Juan Carlos Urrutia, experto en casos de violaciones de derechos humanos, ha ordenado el ingreso en prisión del teniente coronel retirado Mario Manríquez Bravo, como autor del asesinato de Jara, compositor de cancion...

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Han tenido que pasar 31 años de la desaparición y posterior muerte del cantautor chileno Víctor Jara para que un juez dicte la primera sentencia contra un militar por su responsabilidad en ese asesinato, cometido a los pocos días del triunfo del golpe de Estado que derrocó al presidente Salvador Allende y aupó al poder a Augusto Pincohet en septiembre de 1973.

El magistrado Juan Carlos Urrutia, experto en casos de violaciones de derechos humanos, ha ordenado el ingreso en prisión del teniente coronel retirado Mario Manríquez Bravo, como autor del asesinato de Jara, compositor de canciones tan populares como Te recuerdo Amanda, han informado fuentes judiciales. El abogado querellante, Nelson Caucoto, ha calificado la resolución como un "importante paso para la reivindicación de la cultura chilena".

En su dictamen, el juez recrea paso a paso las últimas horas de Jara, desde que fue arrestado el 12 de septiembre de 2003 hasta su asesinato, tres días después, en el Estadio Chile, que los golpistas convirtieron en un improvisado y macabro campo de prisioneros donde llevaron a todos aquellos sospechosos de colaborar con el Gobierno recién derrocado. El magistrado acusa directamente a Manríquez de ser autor de un "homicidio calificado con ensañamiento y premeditación" en su calidad de jefe del entonces campo de prisioneros. De las declaraciones de Manríquez "se desprenden fundadas presunciones para estimar que a éste le cupo una participación de autor en el delito referido, toda vez que era jefe del campo de prisioneros en que fue transformado el Estadio Chile en la época de los hechos", argumenta el magistrado.

Según su relato, Jara fue vejado, golpeado y torturado en las dependencias del recinto deportivo. "Sus manos fueron golpeadas con culatas de fusiles, quedando reducidas a una sola llaga", llega a decir en uno de los párrafos. El dictamen del magistrado no hace sino confirmar las múltiples versiones de testigos que indican que Jara, detenido en la Universidad Técnica del Estado donde era profesor junto a otras 600 personas entre docentes y alumnos, fue trasladado hasta el estadio, ubicado en el centro de Santiago, donde sufrió una muerte lenta y dolorosa. El juez afirma que al cantante "se le dio muerte mediante múltiples disparos realizados presumiblemente con armas automáticas". Asimismo, confirma que "posteriormente, su cadáver fue arrojado con los cuerpos de otras cinco personas en las inmediaciones del cementerio metropolitano (zona sur de la capital chilena) cerca de la línea férrea". Su cadáver fue encontrado por particulares que lo trasladaron en una camioneta al Instituto Médico Legal, donde lo halló su esposa, la bailarina británica Joan Turner.

La voz de la esperanza

"Lo mataron simplemente por dedicar sus canciones, su arte y su danza al mundo popular, y fue tomado casi como un trofeo para los militares", ha denunciado el abogado querellante. La figura de Víctor Jara, considerado un virtuoso por su aporte al folclore y teatro chilenos, ha trascendido mundialmente como la más representativa de la herencia cultural del Gobierno de Salvador Allende. Su legado sigue vigente, y prueba de ello es que el fatídico Estadio Chile fue bautizado con su nombre el pasado 11 de septiembre de 2003, como un símbolo de reivindicación de la cultura que fue aplastada durante la dictadura (1973-1990).

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Jara representaba la vanguardia de los sectores más populares que apoyaron a Allende y sus canciones, con letras pegadizas que desbordaban alegría y esperanza, versaban sobre paz, amor y la vida de los trabajadores. Entre sus temas más recordados están Te Recuerdo Amanda, Plegaria de un Labrador y El Arado.

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