Cam Newton, el jugador de fútbol americano que se atrevió a vestir como nunca esperaríamos de él
La estrella de la NFL ha conseguido sorprender en el campo y últimamente lo hace en las alfombras rojas
“Mucha gente —mujeres, hombres, jóvenes y viejos— se me acercan y me hablan sobre mi manera de vestir. Yo me lo tomo como un cumplido”, reconoció Cam Newton en una entrevista que el jugador de fútbol americano concedió a Vogue en 2016 cuando protagonizó un editorial de moda junto a Karlie Kloss. “Muchas veces, lo único que me preguntan es ‘¿Por qué?’. Por ejemplo, ‘¿Por qué te pones una cola de zorro colgando del pantalón?’ Entonces, yo les respondo: es un accesorio que añado [a...
“Mucha gente —mujeres, hombres, jóvenes y viejos— se me acercan y me hablan sobre mi manera de vestir. Yo me lo tomo como un cumplido”, reconoció Cam Newton en una entrevista que el jugador de fútbol americano concedió a Vogue en 2016 cuando protagonizó un editorial de moda junto a Karlie Kloss. “Muchas veces, lo único que me preguntan es ‘¿Por qué?’. Por ejemplo, ‘¿Por qué te pones una cola de zorro colgando del pantalón?’ Entonces, yo les respondo: es un accesorio que añado [a mi estilismo] y que me hace tener mi propio rollo, ya sabes, una firma, una chispa, el swag; me pongo cosas que otras personas nunca se pondrían”.
Cam Newton es, sin lugar a dudas, uno de los mejores jugadores de la historia de la Liga Nacional de Fútbol Americano (NFL), pero en los últimos tiempos también ha sido conocido y cuestionado por su estilo fuera del terreno de juego. Newton es un enamorado de los accesorios; suele asistir a las ruedas de prensa con sombreros muy elaborados y llamativos, pañuelos anudados en la cabeza, chales, bolsos, maletines de oficinista, mocasines de fantasía o gafas de sol. También siente debilidad por los trajes de colores arriesgados como el amarillo a lo Dick Tracy, el rosa pálido, el azul celeste o el fucsia. Todo esto mezclado con detalles de pedrería, estampados de Versace, camuflaje, pajaritas, canotiers y muchas más cosas.
“Yo crecí en Atlanta y desde pequeño entendí la importancia de la moda, siempre tuve un sexto sentido para el estilo. Mis padres me inculcaron lo importante que es causar siempre una buena primera impresión y eso sigue estando presente en mí”, reconoció el deportista a la revista Esquire. Newton entiende la moda como una forma de expresarse en un mundo, el del deporte profesional, en el que a veces la persona detrás del jugador queda oculta. “Creo que muchos jugadores de fútbol americano estamos encasillados en un determinado estereotipo. A mí me gusta la moda. Es mi pasión. Así que cuando tengo la oportunidad de que la gente se fije en mí, quiero que me vean y también expresarme de una forma que no requiera ni siquiera abrir la boca”, declaró recientemente al diario Boston Globe.
Estrella deportiva (e influencer)
La combinación de sus éxitos deportivos y su inimitable estilo han convertido a Newton en uno de los jugadores de la NFL más seguidos en Instagram. En el momento en el que publicamos esto, tiene 4,9 millones de seguidores, y es el tercer jugador de esa liga con más seguidores detrás de Odell Beckham y Tom Brady.
La prensa estadounidense dedica artículos enteros a la evolución del estilo de Newton y en ellos se evidencia que, por un motivo que aún no hemos podido desentrañar, en 2014 Cam empezó a arriesgar más con su estilismo. Cualquier causa que pudiésemos aventurar no tendría base alguna: solo sabemos que fue cuando cumplió 25 años y el momento exacto en el que comenzó a jugar mejor que nunca. Fue entonces cuando ayudó a que los Carolina Panthers, el equipo en el que él militaba desde 2011, ganasen su primera ronda de playoffs desde hacía nueve años.
En la temporada siguiente, llevó a su equipo hasta la SuperBowl, la final del campeonato y, aunque la perdieron, fue nombrado MVP (Jugador mejor valorado) de la Liga y se convirtió así en el primer jugador negro en recibir este galardón.
Es el momento cumbre de su carrera deportiva, pero tras casi alcanzar la gloria, las lesiones se cebaron con él. Se rompió el hombro y el pie, lo que lo apartó durante una buena temporada de los campos e hizo que su caché descendiese: en 2016 llegó al puesto número 7 de la lista de los deportistas mejor pagados del mundo que elabora la revista Forbes con 53,1 millones de dólares. Ahora, en 2020, tras su traspaso a los Patriots de Nueva Inglaterra, ocupa el puesto 97 con 22,2 millones. Quizá aquellos años apartado de los terrenos de juego le hicieron centrarse más en la moda, quién sabe.
El origen del dress code de la NFL
No es casualidad que Newton y el resto de jugadores de la NFL, de otros deportes como la NBA e incluso de algunas ligas europeas, vistan de punta en blanco para llegar a los terrenos de juego y para ofrecer las ruedas de prensa habituales después de los partidos. Siempre ha habido jugadores con alma de dandi y probablemente Newton vestiría así de todos modos, pero existe una razón concreta por la que, de repente, a principios de este siglo, dejamos de ver a los deportistas vestidos de manera casual.
Todo comenzó en la NBA. En 2004, la liga de baloncesto pasaba por horas muy bajas en cuanto a popularidad entre el público estadounidense. Se había formado una opinión negativa respecto a los jugadores de la NBA de aquel momento y este rechazo llegó a su punto álgido en una batalla campal entre los jugadores de los Detroit Pistons, los Indiana Pacers y las aficiones de ambos equipos, que fue retransmitido en directo por televisión para todo el país. Esa pelea que tiene su propia entrada en Wikipedia es conocida popularmente como “Malice at the Palace”, algo así como Malicia en el Palace, por el pabellón donde jugaban los Pistons, The Palace of Auburn Hills.
En aquellos años, además, la estética gansta se había instalado entre los jugadores: gorras, du-rags (medias para la cabeza), ropas holgadas, gruesas cadenas de oro... Y todo ello, unido a ver a jugadores profesionales zurrando a los fans en las gradas de Detroit, escandalizaba a una “América blanca” que todavía estaba conmocionada por los atentados del 11 de septiembre y que seguía bajo el gobierno conservador del republicano George W. Bush.
Al inicio de la temporada 2005-2006, en una decisión que fue tremendamente controvertida y calificada por muchos jugadores como racista, el comisionado de la NBA, David Stern, anunció la puesta en marcha de un código de vestimenta obligatorio para todos los jugadores.
La nueva regla establecía que todos los deportistas de la NBA deberían vestirse con ropa formal (la norma usaba las palabras “business or conservative attire”) al llegar y salir de un partido, mientras estaban en el banquillo si estaban lesionados y cada vez que asistiesen a actos oficiales de la NBA, como ruedas de prensa o eventos benéficos. Además, se prohibieron las cadenas de oro, los colgantes y los medallones, así como las camisas sin mangas, los du-rags y los “tocados de cualquier tipo”.
El rentable dandismo deportivo
Sin embargo, tras las críticas iniciales, los jugadores se dieron cuenta de que vestir ropas más formales o sofisticadas les abría camino hacia un nuevo mercado de patrocinios y colaboraciones con marcas no deportivas. Además, al prestar más atención a su vestimenta y con el auge de las redes sociales, muchos vieron que podían construirse una imagen personal que a la larga les resultaba muy rentable. “La moda les da la oportunidad de pararse y pensar quiénes son y quiénes quieren ser”, declaró Luke Wood, presidente de Beats Electronics (una marca de auriculares cuya venta se disparó después de que Lebron James comenzase a utilizarlos), a la revista Esquire el año pasado. “Se están desarrollando como personas, lo que es difícil cuando han pasado la mayor parte de sus vidas en la cancha”.
La regulación de la NBA se extendió rápidamente a otros deportes que tenían públicos similares y la NFL también adoptó un estricto código de vestimenta. En la actualidad, las sanciones a los jugadores que se lo saltan son habituales y Cam Newton ha sido multado en varias ocasiones.
Newton es la punta de lanza de esta especie de dandismo deportivo que inunda Estados Unidos, como demuestra un estudio que recientemente realizó la marca Jewellerybox, y que analizó los datos de búsquedas de las palabras clave “outfit”, “fashion” y “style” en Google durante el último año a nivel mundial junto con los nombres de 100 celebrities (50% hombres y 50% mujeres) como Billie Eilish, Ariana Grande, Justin Bieber o David Beckham. Newton ocupa el segundo puesto entre Harry Styles y Kanye West.
Tan odiado como amado
Evidentemente, parte del enorme interés que despierta el estilo de Newton es negativo. Hay mucha gente que lo ataca sin piedad, sobre todo desde el ámbito deportivo. Porque resulta muy socorrido, cuando quieres meterte con alguien que se aleja de los códigos habituales de vestimenta, reírte de él o intentar ridiculizarlo por ese motivo.
Fue eso lo que ocurrió hace unos días, cuando Jeff García, un comentarista de la NBC y antiguo jugador, comentó la última derrota de los Patriots y el mal papel que había jugado Newton. Después de ver unas imágenes del jugador entrando en el campo con un chaleco color burdeos, una bufanda roja y un sombrero de copa, dijo: “¿Por qué te vistes así? ¿Para llamar más la atención? Yo les habría pedido a los utilleros del equipo que me dejaran meterme en el carrito de los calcetines sucios, que me colaran por la puerta trasera y saldría al campo intentando hacerlo lo mejor posible”. Y añadió: “Ya llevamos unos años viendo a este tipo así en las ruedas de prensa, pero lo que hace en el campo no se traduce en lo que intenta reflejar con esa ropa”.
En nuestro día a día, pero también en el ámbito deportivo, es normal atacar a los deportistas que no nos gustan criticando sus cualidades que se salen de la norma. Puede ser cualquier cosa: evidentemente, su ropa, su peinado, o una característica física peculiar son las más habituales, pero también se les ataca metiéndose con sus parejas o por su raza.
Pero, ¿por qué ocurre esto? Dafne Muntanyola, profesora del departamento de sociología de la Universidad Autónoma de Barcelona, arroja más luz sobre esta cuestión. “Todo lo que se sale de lo normal cuestiona el orden establecido y nos hace pensar y replantearnos la realidad”, resume. “Cuando vemos un partido de baloncesto, por ejemplo, tenemos una serie de expectativas sobre cómo van a ser los jugadores. Podemos tener, por ejemplo, una expectativa de tipo racial (pasa a ser racista cuando se considera que los afroamericanos son mejores deportistas; es un estereotipo positivo, pero es un estereotipo). También podemos suponer que van a llevar ropa de deporte, pero Newton no la lleva. Llevar trajes muy llamativos se convierte es una desviación de la norma, y esa realidad se convierte en algo fácil de atacar”.
“Además", continúa, "históricamente hay unas instituciones que dominan sobre las otras. En una sociedad patriarcal y capitalista, las instituciones dominantes están ocupadas por hombres, blancos, heteros... Y son ellos quienes definen quién puede estar y no estar en esas instituciones. En el caso del deporte sigue habiendo mucho racismo. Y que Cam no lleve la imagen de gangster rapero que domina en muchos entornos provoca rechazo. Ese mecanismo se da continuamente; siempre tratamos de identificar con quién estamos hablando para cumplir con una serie de expectativas sociales. Lo necesitamos para avanzar en nuestra vida, el problema viene cuando no entendemos que esas condiciones van variando en el tiempo y que son muy heterogéneas”, concluye Dafne.
Ante las críticas de García, la respuesta de Newton no fue precisamente la que se esperaba. Con una elegancia que parece sacada de alguno de sus mejores looks, el quarterback respondió: “Bueno, es una locura pero ¿sabes qué? Estoy de acuerdo con él y, como exjugador, tiene todo el derecho a decirme eso. Sé que provoco reacciones antagónicas en diferentes personas y eso está bien. Tiene toda la razón en lo que me dijo, pero aun así no pienso cambiar mi forma de vestir”.
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