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‘Trash cooking’: O cómo amar las sobras y partes de alimentos que nunca pensaste en cocinar

De tallos de verduras a plátanos a punto del desastre, este movimiento apuesta por el desperdicio cero con recetas que no solo son sostenibles, sino que encima están deliciosas. De la mano de Quesos Arla te descubrimos todos sus secretos que te conquistarán.

¿Quién decide lo que es basura? ¿Lo son una bici vintage o una colección de libros clásicos de literatura juvenil tirados en un contenedor? Pues no, porque seguro que hay alguien dispuesto a rescatar esos tesoros y llevárselos a casa. O a ver quién es el guapo que le dice algo a Quentin Tarantino, que en su época veinteañera se tragó innumerables películas de kung fu o de terror cutre. Ese cine ‘basura’ que le ha convertido en el genio del cine que es.

En el mundo de la cocina pasa lo mismo. El movimiento Trash Cooking (trash es basura en inglés) busca aprovechar al máximo los alimentos. El objetivo es aprovecharlos a tope, reutilizando restos, sobras o esas partes que suelen acabar en la basura porque pensamos que no nos sirven para nada. La cosa es seria, porque en la Unión Europea el 42% de la comida que acaba en la basura, ya sea porque se pierde o se desperdicia, proviene del propio hogar.

Si nos queremos poner en modo ‘reducción de restos’ podemos empezar por comprar de forma consciente, planificando un menú semanal y adquiriendo (solo) los productos que necesitamos. Haciéndonos un máster en FIFO (first in, first out), que quiere decir que lo primero que entra en casa debe ser lo primero en consumirse y echando un ojo a las fechas de caducidad. También ayuda no cocinar en exceso y mantener frigorífico, congelador, armarios y despensa en perfecto estado de revista.

Aunque saquemos matrícula de honor en todo lo anterior, seguramente acabaremos con algún que otro resto o con partes de alimentos a puntito de irse al cubo. Es el momento de echarle imaginación y pensar en ideas o platos que dejarán a-lu-ci-na-dos al resto de la familia ante nuestra capacidad de hacer magia a partir de material de derribo. Aquí van algunas ideas divididas por grupos de alimentos, convertidas en caprichitos deliciosos con el toque de gracia de los quesos Arla, que aportan un sabor único y una calidad inigualables.

La nueva vida de las pencas

Ten compasión de los tallos de las acelgas, llamados pencas. Su textura fibrosa permite hacer maravillas con ellas, como unos libritos rebozados con queso y jamón cocido. Solo necesitas un manojo de pencas, un huevo, seis cucharadas soperas de harina de garbanzos, lonchas de jamón cocido, lonchas de queso Arla HAVARTI light, ajo en polvo, pimienta negra y sal.

En un bol, mezcla la harina de garbanzos con el huevo. Añade ajo en polvo al gusto, pimienta negra y sal. En esta mezcla, introduce el librito formado por la penca, bien envuelta en jamón y queso. Fríe a 180 grados hasta que quede de un bonito color dorado y dile ‘hola’ a tu nuevo San Jacobo favorito.

Unas hamburguesas diferentes

Aprovecha esos restos de arroz integral que siempre se quedan dando vueltas en un táper y el clásico bote de garbanzos cocidos del que te habías olvidado. Coge también una zanahoria y medio puerro y sofríelos en la sartén. Enjuaga y escurre los garbanzos y mézclalos con las verduras junto con los restos de arroz. Añade ajo en polvo, perejil fresco picado, ralladura de nuez moscada, pimienta negra y sal y cocina todo durante unos cinco minutos.

Tritura todo bien y da forma a unas hamburguesas pintonas con tus manos. Ahora hornea todo durante 10 minutos a 200 grados. Ya las tienes listas: dales el punto irresistible, poniéndoles una loncha de queso cremoso Arla HAVARTI nada más sacarlas del horno y asiste al maravilloso espectáculo de verlo fundirse... puro porn food.

Empanadillas para volverse locos

El domingo hubo pollo asado para comer en casa y, como siempre pasa, sobró un poco. Es hora de darle nueva vida dentro de unas empanadillas con un toque exótico que es pura fantasía. Pica una cebolla y sofríela en una sartén con un poco de aceite de oliva. Añade el pollo desmenuzado y mezcla todo bien. Echa un chorrito de leche de coco, un pelín de curry, pimienta negra y sal. Deja cocinar todo junto unos 10 minutos hasta que reduzca la leche de coco.

Abre un paquete de obleas de masa de empanadilla y rellénalas con la mezcla de la sartén y media loncha de queso Mozzarella de Arla en cada una para que el resultado quede muuuuy meloso. Hornea a 10 minutos durante 200 grados y prepárate para disfrutar del pollo del finde, resucitado en una nueva y brutal versión.

Pizza... ¡de fresas!

Nos encantan las fresas, pero es cierto que es una fruta delicada y frágil, que tarda poco en echarse a perder. Podemos aprovechar las que ya están comenzando a ponerse blandurrias para hacer una pizza facilona y sorprendente. Precalienta el horno a 220 grados y ponte manos a la obra: extiende una masa de pizza y cúbrela con queso en lonchas Arla HAVARTI Light.

Ahora coloca encima las fresas cortadas a la mitad y un puñado de nueces peladas. Hornea durante 20 minutos, hasta que el queso esté fundido y la masa se ponga crujiente. Sácala y añade hojas de rúcula, un poco de hierbabuena y un chorrito de aceite de oliva virgen extra. Mamma mia, ¡cómo está esta pizza!

Un bizcocho irresistible y sanísimo

Si aún no conoces el banana bread es hora de que lo hagas. Este bizcocho saca todo el partido al azúcar concentrado en los plátanos abandonados a su suerte en el frutero y que hace tiempo que se despidieron del color amarillo. Precalienta el horno y unta Mantequilla Lurpak en un molde para bizcocho rectangular. En un bol combina cuatro cucharadas colmadas de mantequilla, un cuarto de vaso de leche, 180 gramos de azúcar, una cucharadita de extracto de vainilla y dos huevos.

En otro, mezcla 250 gramos de harina, una pizca de sal y una cucharada de levadura en polvo. Une el contenido de ambos boles y añade tres plátanos maduros triturados. En otro recipiente, mezcla un huevo, 120 gramos de queso crema de Arla, dos cucharadas de harina y dos de azúcar. Ahora llega el momento de montar el banana bread: vierte en el molde para horno la mitad de la mezcla de plátano, añade ahora la de queso para que quede en el centro y echa después la otra mitad de la mezcla de plátano que te quedaba. Hornea durante una hora a 180 grados y alucina al sacarlo con su corazón cremoso de queso.

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