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El Carajillo 43 vuelve a España más fuerte que nunca con una ruta de 20 embajadas

Tras pasar años triunfando al otro lado del Atlántico, el cóctel más famoso de Licor 43 regresa para plantear un viaje con paradas en algunos de los restaurantes más exclusivos del país

Los caminos del carajillo son inescrutables y su origen, como el de todas las historias que merecen la pena, incierto. Pero lo que es incuestionable es el vínculo de esta particular mezcla de café con licor con España. En concreto, con la ciudad de Cartagena desde que en 1946 Licor 43 patentase la bebida tradicional de la región. De ahí se extendió y mezclándose con el expreso se convirtió en un clásico de las sobremesas de todo el país. En 2011, cuando aquí era ya una tradición, en México empezó a despuntar como el cóctel de moda. De ahí su camino fue imparable: Colombia, Brasil, Puerto Rico y Estados Unidos. Ahora vuelve renovado con una ruta de hasta 20 embajadas distribuidas por todo el país.

El restaurante La Bombi, en Santander, es una de ellas y la historia de sus clientes es también, en parte, la del viaje del carajillo. Desde el siglo XIX, muchos cántabros emigraron a Latinoamérica y se establecieron ahí, llevándose, entre otras costumbres, la del carajillo. En verano, la ciudad recibe todos los años cientos de turistas descendientes de aquellos inmigrantes que buscan reconectar con su raíces. La Bombi y su tradición marítima se convierte por tanto en parada obligatoria. “Recibimos muchos visitantes mexicanos que ya conocen Carajillo 43 y les encanta ver que aquí también forma parte de la experiencia gastronómica. Es una forma de conectar culturas a través de una sobremesa con identidad”, afirman desde el restaurante con más de 90 años de historia.

Como esta, cada una de sus embajadas guarda su propia historia y entre ellas se puede establecer una ruta por todo el país que homenajea el espíritu nómada de la bebida. Algunas de sus paradas se reparten entre Sevilla, con Malandro, Los Baltazares y Mar Nuestra; Madrid, con Omeraki by Alberto Chicote, La Patrona y Cabrón; Bilbao, con Porrue, Yandola y Nicolás; o Barcelona, con Maro Azul, La Parda y Vivo.

En todos los restaurantes, eso sí, ofrecen la misma fórmula clásica: 5 cl de Licor 43 (cuya receta original se conserva todavía en secreto) , 5 cl de café expreso y tres hielos. La bebida que tiene que ser agitada en coctelera, servida en copas anchas y, para los más fanáticos, replicada en casa. Porque el hogar es el alfa y omega de toda ruta que se precie.