“Las ‘gafas de golfo’ son el wonderbra de los hombres”: 2025 prepara la venganza de los miopes
Un simple gesto de Andrew Garfield en la última gala de los Globos de Oro, ponerse las gafas para leer, ha desatado furor en redes y ha recordado a los espectadores que solo hay una cosa más atractiva que un hombre atractivo: un hombre atractivo con las gafas puestas
Ocurrió algo llamativo en la última gala de los Globos de Oro, celebrada el 5 de este mes en Los Ángeles, antes de que la ciudad empezase a arder y cuando las cosas se prestaban a la frivolidad. Andrew Garfield salió al escenario a presentar el galardón a la mejor actriz en la categoría de comedia o musical acompañado de Kerry Washington y, como tocaba leer su parlamento en el teleprompter, hizo un gesto que millones de personas hacen todos los días en todas partes: ponerse sus gafas. Pero lo hizo con cierto aplomo, estilo o carisma, porque al día siguiente los titulares decían cosas como las siguientes: “Las gafas de Andrew Garfield fueron las verdaderas vencedoras de los Globos de Oro 2025″ (en US Weekley) o “Andrew Garfield ha hecho que los telespectadores se derritan con el movimiento tan sexy con el que se puso sus gafas en los Globos de Oro 2025″, (en ‘People). En el vídeo del momento en YouTube, que suma más de 80.000 visualizaciones, destacan comentarios socarrones como “creo que estoy embarazada” o “¿por qué Andrew está todavía más bueno con gafas?”. Mientras que los medios tradicionales hablan de “gafas”, a secas, las redes sociales se han encargado de ponerles apellido: slutty glasses, es decir, “gafas de golfo”. Si el pasado verano fue el verano de la bermuda de golfo, parece que 2025 arranca recuperando la figura del guapo intelectual que se pone sus gafas no solo porque las necesite para ver, sino porque es consciente de que resultará todavía más atractivo con ellas puestas.
El truco no es nuevo. Las gafas llevan años siendo un complemento que ciertos hombres célebres, ya sea en ocasiones puntuales de su vida o para componer un personaje de ficción, añaden como deje intelectual, o intenso, o confiable. Hombres, convengamos, que ya eran sexis sin gafas, pero que al ponérselas hacen que el público se pregunte: ¿por qué me gusta ahora todavía más? Cary Grant fue probablemente el primer gran sex symbol del cine en lucir unas gafas en el cine: en La fiera de mi niña (1938) le venían muy ad hoc porque era paleontólogo. Pero probablemente el caso de Ryan O’Neal en ¿Qué me pasa, doctor? (de 1972, y muy inspirada en La fiera de mi niña) es seminal: O’Neal, sex symbol oficial del cine, lucía las gafas durante toda la película, pero es memorable la escena en la que solo lleva calzoncillos blancos y una pajarita de cuadros. Las gafas en el cine ya no eran solo propiedad del científico, el bibliotecario, el anciano corto de vista o el niño miope. A partir de ahí las gafas sexis llegaron a Harrison Ford en Indiana Jones (era profesor, claro), a Christopher Reeve cuando era Clark Kent y no Superman (era periodista, claro), a Tobey Maguire en Spiderman (era estudiante, claro), a Jude Law en Vacaciones (era editor de libros, claro) y a Joaquin Phoenix en Her (trabajaba frente a un ordenador, claro).
Unai de Mateos, diseñador de vestuario, cree que el añadido de las gafas a un personaje masculino representa “una mezcla de inteligencia y personalidad, que son cualidades que suelen atraer a la mayoría. ¿Quién no se ha cruzado con un hombre por la calle pensando que le hacía ojitos y al estar a un palmo de distancia, se da cuenta que en realidad estaba intentando leer el nombre de la calle que tiene justo encima?”.
“No es sólo un término, sino todo un estilo de vida”, explica el comentarista de cultura pop Blakely Neiman Thornton respecto al término slutty glasses. Parece que el término tiene futuro: Jonathan Bailey, que hasta ahora había desatado suspiros a causa de sus cuádriceps también ha elevado la temperatura en el universo digital a causa de las gafas que lleva en Jurassic World Rebirth. “Tengo envidia del dinosaurio que se encuentre con Jonathan Bailey y sus gafas de golfo”, titula una columna de opinión Matthew Rodriguez en Them. En el caso de Bailey, las gafas se parecen más a las de Indiana Jones que a las de pasta de Ryan O’Neal. Unas lentes pequeñas que contrastan con las de tamaños XL que en la cultura pop se relacionan con personajes (cuestionables) como el fotógrafo Terry Richardson. En el caso de las mujeres, entre ellas ya se apuntaba el pasado año una moda de gafas XS, como demostró Doja Cat en la alfombra roja de los Premios Grammy o también Bella Hadid. A esas gafas se les llama “gafas de bibliotecaria” o “gafas Bayonetta” (porque un personaje del videojuego homónimo japonés llevaba unas características gafas pequeñas). Firmas como Miu Miu las subieron a la pasarela en su colección otoño invierno 2023.
¿Pero por qué un hombre (repetimos, ya atractivo) está todavía más atractivo con gafas de sol? Según Unai de Mateos, “la gafa es básicamente un marco que encuadra miradas que resultan muy atractivas”. O sea, que desvía la atención hacia un rasgo destacable de una persona y, al encuadrarlo, lo resalta. Del mismo modo en que un bigote o un tipo concreto de barba pueden resaltar una mandíbula atractiva o un corte de pelo al cero un fisionomía craneal privilegiada.
“Sin duda, en la cultura popular ha calado bien hondo el tema del superhéroe buenorro que se esconde detrás de las gafas de niño bueno”, opina por su parte la diseñadora de vestuario Cris Quer. “El espectador sabe que debajo de todo esto hay un tiarrón que va a salvar el mundo. Es el reflejo de que Clark Kent está inmerso en el imaginario colectivo”.
Pero el embrujo de los hombres con gafas no queda relegado a los millennials, sino que como asegura la edición británica de Esquire, se han convertido en el último aliado de hombres de mediana edad como Daniel Craig, que en la gira promocional de la película Queer ha lucido diferentes modelos en los que priman los cristales tintados y las siluetas más llamativas. El actor no lleva “gafas de golfo”, sino lo que el periodista Johnny Davis ha llamado gafas statement, o sea, unas gafas declaración: no pretenden sugerir que un hombre puede ser más de lo que parece, que puede tener carisma e intelecto aparte de un físico privilegiado, sino que lo confirma. “Cuando alcanzas la edad en la que la cara empieza a perder firmeza, lo mejor es ponerte unas enormes gafas cuyo mensaje en clave es: que te den”, escribe.
“Daniel Craig está guapísimo con esas gafas tan características que hacen al personaje aún más atractivo”, opina Unai de Mateos. “Las gafas le dan ese toque de ahora me toca ser el hombre maduro con estilo que lleva gafas, pero a la vez te hace pensar que sigue estando como un tren”. Probablemente nadie ha resumido mejor todo este asunto que este usuario en X al comentar, sobre una foto del nuevo Superman David Corenswet luciendo gafas de pasta en la nueva entrega del superhéroe que dirige James Gunn: “Las gafas de golfo son, en realidad, el wonderbra de los hombres”.