De cero a 100: el reloj que acelera como un coche de carreras sin dejar de dar la hora exacta
TAG Heuer y Porsche unen fuerzas para celebrar el sesenta aniversario de sus icónicas creaciones, el cronógrafo Carrera y el Porsche 901, combinando su legado en un reloj de alta precisión que mide el tiempo con un movimiento único
A Jack Heuer le encantaba el sonido de la palabra ‘Carrera’: esas complejas erres que se retuercen y retumban, como el ronroneo de los motores en el circuito o los chirridos de las ruedas cuando cogen las curvas. “No solo me encantó su sonido sexy, sino también sus múltiples significados, que incluyen carretera, competición, circuito y trayectoria. Todos guardan una estrecha relación con el universo Heuer”, puntualizaba en su biografía. El creador de la prestigiosa relojera suiza TAG Heuer, que también había sido un apasionado piloto y un gran aficionado a las competiciones, conocía muy bien el valor del tiempo sobre el asfalto y la necesidad de los conductores por vencerlo, o al menos, de controlarlo. Razón por la que el primer TAG Heuer Carrera se concibió como algo más que un guiño a su pasión: lanzado en 1963, sería el primer cronógrafo diseñado específicamente para los pilotos, con una esfera contundente que les permitiera ver la hora sin perder de vista la carretera.
Lo curioso es que no sería el único Carrera sobre el asfalto: ese mismo año, Porche presentaba también su icónico Porsche 911 Carrera, en un guiño a su espectacular victoria en la Carrera Panamericana de 1954, cancelada más tarde por la peligrosidad y exigencia del trazado. Un deportivo que pasaría a la historia por su aceleración –de 0 a 100 kilómetros/hora en tan solo 9,1 segundos–, con el que compartía cualidades como el diseño, la innovación y el rendimiento. El caso es que ni TAG Heuer ni Porsche pasaron por alto la coincidencia y, desde hace sesenta años, ambas firmas han trazado su propia historia conjunta, compartiendo valores y estrechando vínculos. El nuevo TAG Heuer Carrera Chronosprint x Porsche, formulado en dos elegantes versiones, es su forma de celebrar esta fecha tan redonda: un reloj que encapsula su pasión por la precisión y la búsqueda de la excelencia, pero, sobre todo, la pasión por el mundo automovilístico.
Creados para obtener cifras precisas en períodos de tiempo muy cortos, los nuevos TAG Heuer Carrera Chronosprint x Porche son una ingeniosa oda a la velocidad: estrenan un nuevo movimiento en la industria relojera, el calibre TH20-08, con el que han tratado de capturar la rápida aceleración del Porsche 901. Así, la aguja central arranca adrenalínicamente, desacelerando gradualmente durante 60 segundos, para reiniciarse de nuevo. Su secreto está en un mecanismo exclusivo, con dos ruedas en forma de caracol, fabricadas con tecnología de última generación y puestas a punto con destreza artesanal, que logran ese hipnótico movimiento relojero.
Disponible en dos versiones –una Silver Edition, con esfera de acero y una Golden Edition, en oro y realce beige brillante–, su esfera contundente nos abre una ventana a este particular espectáculo, repleto de detalles y guiños sutiles a la herencia de ambas marcas. Tanto las agujas como la subesfera a las 6 horas evoca el icónico salpicadero del Porsche de los años setenta, donde se solía resaltar la zona de los 50 km/h para indicar la velocidad recomendada en áreas urbanas; mientras que la subesfera a las 9, con una línea roja a las 6,8 horas, recuerda el límite crítico del motor: las 6.000 revoluciones por minuto que soportaba sin asumir riesgos.
Para ojos expertos, el nuevo TAG Heuer Carrera Chronosprint x Porsche estrena también una nueva caja de cristal: Glassbox, en un guiño a su estilo curvado y abombado, homenaje a aquellos cristales de hesalita de la década de los setenta. La marca lo ha rediseñado para mejorar la lectura y su intrincada mecánica, formando una curvatura perfecta, que fluye sobre el borde de la esfera, fusionándose con la caja. Porque en el fondo de la caja continúan las sorpresas: con una masa oscilante, réplica del icónico volante de tres radios de Porsche. En definitiva, dos relojes rupturistas y esencialmente elegantes, que recogen la adrenalina de la pista para hacer nuestro día a día más emocionante.