Mitos y verdades del agua mineral natural: ¿Sabes que tiene minerales saludables para ti?
El libro ‘Más claro que el agua’, escrito por la doctora Magda Carlas y publicado por la editorial Amat, profundiza en las propiedades de los minerales que tienen las aguas minerales naturales y la manera en la que benefician nuestra salud.
Que el agua es el elemento más presente en nuestro cuerpo es más que sabido, como también lo es que necesitamos hidratarnos correctamente para llevar una vida saludable. Sin embargo, hay muchas cosas sobre este alimento (porque sí, es un alimento) que todavía no tenemos claras, al igual que la manera en la que lo consumimos muchas veces es insuficiente. La evidencia está en los datos. Se estima que más de un 30% de los españoles no toma la cantidad diaria recomendada, y un estudio de la agencia The Onion Inside para la editorial Amat nos muestra que casi la mitad de la población de nuestro país no sabe que el agua mineral natural es un nutriente que puede ayudar a alcanzar la ingesta diaria recomendada de minerales.
Para resolver estas equivocaciones, así como para profundizar en aspectos poco conocidos y falsos mitos sobre el agua mineral natural, la doctora Magda Carlas ha publicado el libro Más claro que el agua (Editorial Amat). Una obra detallada y completa que nos descubre muchos puntos de este alimento básico que se nos pasan por alto, así como todos los beneficios que obtenemos de él para llevar una vida más saludable. Como apunta la propia doctora, “el agua sigue siendo la gran desconocida. No solo es el ingrediente ‘olvidado’ de nuestra dieta, es que olvidamos que es ‘nuestro’ ingrediente”.
Un ingrediente, como apunta en el libro, que conforma nuestro cuerpo en una medida de entre el 50% y el 70%. Por eso, subraya, es fundamental fijarnos en la calidad del agua que consumimos: “Al elegir el agua debemos fijarnos en la etiqueta. Es la parte más importante del envase del agua mineral natural y esta informa sobre la composición y valores nutricionales de la misma. Saber leerla facilitará la elección del agua mineral natural que mejor se adecue a nuestras necesidades”.
En el prólogo del libro, la nutricionista Laura Jorge ya apunta a la poca atención que le prestamos al agua mineral natural. “Nos detenemos en el supermercado a leer la información nutricional de cada producto que compramos y, sin embargo, olvidamos fijarnos en el que es, sin duda, un elemento importante en nuestra dieta: el agua”, explica. En este aspecto, hay un elemento que es fundamental: los minerales. “Gran parte de la población desconoce que el agua mineral natural tiene su propia composición mineral y que, por tanto, no todas las aguas embotelladas son iguales, ni tienen los mismos minerales”, añade Laura Jorge.
En efecto, el agua mineral natural varía en su composición, incluyendo una proporción de calcio, magnesio, sodio y otros oligoelementos que es distinta en cada caso. Y la importancia de estos componentes es fundamental porque nuestro cuerpo no los fabrica de forma natural. Para hacernos una idea, las autoridades sanitarias recomiendan consumir 20 mg/l de calcio y 10 mg/l de magnesio al día, elementos que en muchas ocasiones no sabemos que podemos obtener a través del agua mineral natural. Por esa razón, la etiqueta del agua embotellada nos da muchas pistas sobre qué nos puede aportar teniendo en cuenta características como el sexo, la edad o el estilo de vida que llevamos.
Por tanto, además de hidratarnos, el agua nos proporciona nutrientes básicos para nuestra salud. En este punto, también nos topamos con un concepto fundamental, el residuo seco que, a pesar de parecer nocivo, no es sino la cantidad de minerales que quedan después de someter el agua a altas temperaturas. Este parámetro nos permite saber la calidad nutricional del agua y, de esa forma, saber qué nos puede aportar. A lo largo de nuestra vida, la cantidad de agua recomendada, así como los minerales que incluye, varía. Pasamos de 1,3 litros en la infancia a entre 2 y 2,5 litros en la edad adulta. Además, hay que tener en cuenta que hay otros factores que pueden incidir en que necesitemos un aporte distinto. Uno de ellos, que afecta a gran parte de la población, es el estrés.
En situaciones de estrés, requerimos un mayor aporte de agua mineral natural. Como explica la doctora Carlas en Más claro que el agua, podemos pasar de 1 ml por kcal ingerida a necesitar hasta 1,5 ml por kcal, cerca de un 50% más de lo habitual. Aunque muchas veces no seamos conscientes, en periodos en los que la actividad y el esfuerzo aumenta, es necesario beber más agua para mantener un estilo de vida sano.
Un ejemplo: cuando aparece la sensación de sed, nuestro cuerpo ya ha perdido cerca del 1% de su cantidad total de agua, lo que puede desembocar en deshidratación. Los efectos se dejan notar: falta de concentración, cansancio y disminución del rendimiento físico. Por todo ello, no deberíamos esperar a tener sed para beber agua, y si estamos atravesando una etapa de estrés, en la edad adulta podemos llegar a necesitar hasta tres litros de agua al día.