Controlar el tiempo está en tu mano: así es el reloj más preciso de los mejores pilotos de carreras
TAG Heuer y Porsche celebran su histórica amistad con un nuevo cronógrafo que reúne lo mejor de ambos universos y reivindica la pasión por la tecnología y el universo del motor
En una competición automovilística, la victoria depende de apenas unas milésimas. Es una carrera contra el tiempo, de recortar segundos en cada tramo y marcar la distancia con el resto. Para que los pilotos pudieran controlar la hora de un vistazo sin perder la concentración de la carretera, Jack Heuer, al frente de la famosa relojera suiza, creó en 1963 el primer cronógrafo Heuer Carrera. Una innovadora pieza de precisión que, casualidad, compartía nombre con el coche de competición más potente de Porsche, rebautizado así para conmemorar su victoria en la carrera Panamericana de 1954. ‘Carrera’ sería la primera coincidencia de una larga historia compartida, un estrecho vínculo entre TAG Heuer y Porsche que culmina en el accesorio más deseado de la temporada, TAG Heuer Carrera Porsche Chronograph, un cronógrafo que conjuga lo mejor de ambos universos sin diluir su esencia.
Este es el primero de una serie de homenajes a sus amistosas colaboraciones, porque las coincidencias y el idilio entre la casa suiza y el icono del automovilismo deportivo ha ido sucediéndose durante décadas. TAG Heuer continuó la línea de inspiración automovilística con modelos que desafiaban las convenciones y recogían el espíritu sinuoso de los circuitos más emblemáticos del mundo, y encontró en Porsche a su mejor aliado para darlos a conocer y trascender en el tiempo. Ocurrió con el reloj Heuer Monaco, un guiño al Gran Premio del principado y al prestigioso Rally de Montecarlo, y el primer cronógrafo automático con forma cuadrada y hermético al agua de la historia.
Para contrarrestar los elevados costes de producción de este colorista modelo, Jack Heuer llegó a un generoso acuerdo de patrocinio con el emblemático piloto de Porsche Jo Siffert. “A cambio de 25.000 francos, llevaría nuestro logotipo en su vehículo y en el traje. Además, podía comprarnos relojes a precios de mayorista y revenderlos entre sus amistades de los circuitos obteniendo un beneficio sustancioso, lo cual hizo con mucho éxito: ¡a finales de la temporada de 1969 la mitad del paddock de F1 llevaba relojes Heuer!”, recordaba Jack Heuer en el estreno del documental dedicado al deportista, Jo Siffert: Live fast - die young (2005). Le salió tan bien que ese mismo logo minimalista, en ribetes rojos, aparecería en el mono de Steve McQueen en la película Las 24 horas de Le Mans (1971).
Anécdotas al margen, son muchos los puntos en común entre estas dos marcas legendarias. Fundadas por dos visionarios autodidactas, Edouard Heuer y Ferdinand Porsche, ambas comparten la misma pasión por la innovación y una capacidad única para utilizar la tecnología punta a su antojo y lograr la excelencia. Una visión común y disruptiva que se materializa en cada detalle del nuevo TAG Heuer Carrera Porsche Chronograph.
De los archivos históricos de TAG Heuer, aquel primer Carrera Sport sirve como base del nuevo diseño, con su característica escala taquimétrica grabada en el bisel, así como sus identificativos colores: rojo, negro y gris. La identidad de Porsche, con esa elegancia aspiracional, salpica con sutileza la anatomía de la pieza; como en la inscripción del bisel, grabada con la inconfundible tipografía de la marca, que también se emplea en los índices. En el fondo de la caja, el cristal transparente expone la masa oscilante del reloj, rediseñado con la forma del característico volante de la casa; mientras que el cuadro de mandos de los deportivos Porsche se cuela en la esfera en forma de dígitos arábigos.
El nuevo TAG Heuer Carrera Porsche Chronograph es una oda a la pasión de ambas firmas por la conducción y la precisión. Lo vemos en la esfera, con un particular efecto asfaltado, creado especialmente para esta colaboración. También en la correa de piel, con un pespunte que evoca la tapicería de los legendarios deportivos de Porsche, y un brazalete de líneas de eslabones aerodinámicas al estilo de las pistas de carreras. Un auténtico trofeo, resguardado en una caja especial, a medida de las circunstancias.