Sastrería, lujo y optimismo cibernético
Dolce&Gabbana cierra la temporada de desfiles masculinos con una oda a la faceta más luminosa de las redes sociales, y Fendi sorprende incluyendo hombres en su colección de Alta Costura
El calendario de desfiles es una herramienta útil para que la moda despliegue su capacidad de optimismo. Las colecciones de prêt à porter se presentan seis meses antes de su salida a la venta, así que, dependiendo de la temporada, pueden conformar una predicción o una lista de deseos. La colección de moda masculina otoño/invierno 2021 que Dolce&Gabbana ha mostrado este lunes 1 de febrero en formato digital se inscribe en esta segunda categoría, la del futuro deseabl...
El calendario de desfiles es una herramienta útil para que la moda despliegue su capacidad de optimismo. Las colecciones de prêt à porter se presentan seis meses antes de su salida a la venta, así que, dependiendo de la temporada, pueden conformar una predicción o una lista de deseos. La colección de moda masculina otoño/invierno 2021 que Dolce&Gabbana ha mostrado este lunes 1 de febrero en formato digital se inscribe en esta segunda categoría, la del futuro deseable, soñado o factible, en función de cómo evolucione la pandemia global en los próximos meses. Y lo hace con la euforia estética de una casa cimentada en el entusiasmo, que se traduce en prendas metalizadas, reflectantes, con abalorios y detalles deportivos.
¿Es escapismo? Según sus autores, no es utopía, sino diálogo. Cuentan los diseñadores en unas declaraciones difundidas por su oficina de prensa que tanto la colección como su puesta en escena reflejan la comunidad de amigos, fans y clientes de la marca con los que han charlado, videollamada mediante, en estos meses. “Antes, para crear una colección solíamos investigar en las grandes ciudades, Londres, Nueva York, Milán, Shangái o Tokio”, afirma Domenico Dolce, “pero hoy es importante observar nuestra vida social a través de las redes sociales e internet”.
En el desfile, el fondo de la pasarela muestra una enorme pantalla con fragmentos de videollamadas de clientes, amigos e influencers. En la pasarela, lo digital se hace carne. Las prendas de sastrería se construyen a partir de un patchwork de tejidos y estampados yuxtapuestos con la misma espontaneidad que articula los videomontajes de TikTok, la red social favorita de los veinteañeros. Los complementos se convierten en gestos rotundos, casi gráficos, y la evolución de la masculinidad se plasma en modelos profusamente maquillados, pero también en una adaptación de la chaqueta del tailleur femenino en la que el punto sustituye al tweed y las cadenas metálicas de ecos raperos sirven como trasuntos de los collares de perlas.
Fiel a su vocación comercial, en esta colección hay algo para cada tipo de cliente. Pero también una evolución de la silueta que resulta especialmente perceptible en las colecciones invernales de la marca. Los voluminosos abrigos del invierno pasado se han transformado en plumíferos metalizados de grandes dimensiones y los jerséis de punto subrayan la vocación artesanal de la casa. Hacer moda para hombre ya es algo mucho más complicado que plantear variaciones sobre los trajes y las zapatillas de siempre, y el discurso de Dolce&Gabbana ejemplifica la sofisticación de este discurso en los últimos tiempos.
Que el hombre ya no es solo un consumidor de prendas clásicas, deportivas y logos es algo que ha quedado patente en las colecciones presentadas durante las últimas semanas. A las propuestas para el otoño de Milán primero y París después se han unido algunas irrupciones inesperadas en las colecciones fundamentalmente femeninas de la Alta Costura parisina, que estos días presentan sus colecciones de primavera. Primero fue Valentino, y después Fendi. En su primera colección de costura para la casa romana, el director creativo Kim Jones no ha querido olvidarse de la moda para hombre, el sector en el que se ha curtido durante las últimas dos décadas. Aunque Jones subrayó que los hombres que mostró en la pasarela eran solo una licencia poética relacionada con Orlando, la novela de Virginia Woolf que inspiraba su propuesta, a nadie se le escapa que, desde hace un tiempo, la ambición conceptual de la moda masculina ha crecido tanto que la imagen de un hombre en el templo de la moda femenina ya no suscita polémica ni grandes interrogantes. Llámelo madurez.
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