Candados, nostalgia ‘techno’ y una gorra con cuernos

Hubo un momento en que el diseñador estadounidense Matthew M. Williams, como tantos otros turistas, colgó un candado en un puente sobre el Sena como símbolo de amor. Él mismo lo explicó el pasado octubre en la capital francesa durante la presentación de su primera colección como director creativo de Givenchy, en la que distintos candados recordaban esta anécdota transformados en joyas, estampados o accesorios.

Este 1 de diciembre, apenas dos meses después, la primera cápsula d...

Hubo un momento en que el diseñador estadounidense Matthew M. Williams, como tantos otros turistas, colgó un candado en un puente sobre el Sena como símbolo de amor. Él mismo lo explicó el pasado octubre en la capital francesa durante la presentación de su primera colección como director creativo de Givenchy, en la que distintos candados recordaban esta anécdota transformados en joyas, estampados o accesorios.

Este 1 de diciembre, apenas dos meses después, la primera cápsula de la nueva era de la legendaria casa francesa llega a las tiendas en una suerte de avanzadilla de la colección que se pondrá a la venta al completo el próximo febrero. De hecho, el nombre de esta primera entrega, Teaser, remite a los avances de los estrenos de cine y televisión: en una industria en que la moda es también un contenido audiovisual, nada mejor que un tráiler para empezar a abrir boca. La ocasión lo merece.

Williams es un diseñador conciso, de formas breves y mensajes directos. En apenas cinco años, los transcurridos desde que fundó la firma Alyx, se ha ganado un puesto en el streetwear conceptual de altura gracias a una visión muy depurada que combina la sostenibilidad, la nostalgia techno y los básicos rediseñados. Su primera colección para Givenchy sube la apuesta y le añade la complejidad, la ambición técnica y la exuberancia visual que se espera de toda una institución del lujo francés.

Las prendas para hombre que ahora llegan al público en esta primera cápsula oscilan entre la sastrería geométrica y la cultura de club, entre la solapa perfecta y el pantalón cuarteado. Hay cremalleras plateadas que rompen la homogeneidad de prendas negras, acabados tridimensionales, logos reinterpretados y cadenas metálicas cuyos eslabones adoptan la forma de la inicial de la casa. Los cortes son rectos y los bolsos, uno de los pilares de Givenchy, oscilan entre las nuevas versiones del clásico Antigona y las bandoleras y riñoneras en piel.

El símbolo de la temporada, una gorra con cuernos, es toda una declaración de intenciones y un símbolo de la irreverencia que requiere la reinvención de una casa histórica. Con esta primera entrega, ya a la venta en la web de la firma y en algunas tiendas hasta el próximo 22 de diciembre, se inaugura oficialmente la nueva vida de Givenchy.

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