Josep Oliu: “Nuestros clientes y empresas quieren al banco tal y como es”
Superada la opa hostil, el Banco Sabadell se centrará en crecer solo de forma orgánica los próximos años, sin ampliar su tamaño, aseguró su presidente
Hace pocos días, EL PAÍS publicaba en su primera página la foto del abrazo entre Josep Oliu, presidente de Banco Sabadell, y su consejero delegado, César González-Bueno; la imagen recordaba al abrazo del artista Juan Genovés (hoy en el Museo Reina Sofía), que significaba la reconciliación tras décadas de dictadura. Esa imagen casi se refleja entre los dos primeros ejecutivos del banco catalán tras superar la opa hostil del BBVA. Y de qué manera: solo acudió un 25,47% de los accionistas.
La entidad que preside Carlos Torres jamás imaginó una cifra tan baja. La decepción fue enorme, tras 17 meses persiguiendo el objetivo. Oliu se ha enfrentado en su carrera a 25 operaciones pero nunca a una opa hostil. Cumple con su palabra, y con la mano izquierda saca un puro que, asegura, se fumará junto a su nieta (mejor lejos). Pero es hora también de hacer autocrítica. “Lo que no hemos hecho bien en esta opa es que en los tres últimos días estábamos convencidos de que habría una segunda, y no pasó. Perdimos tres días de trabajo”, dijo entre risas.
La forma de defenderse fue crear un equipo con asesores, comunicación, abogados, que reportaban al consejero delegado. Su trabajo era independiente y solo estaban centrados en la operación y cómo contrarrestarla. “Analizamos el valor y vimos que tenía más peso como entidad independiente que el que querían darnos”.
El Sabadell vendió su filial británica para obtener 3.000 millones de euros extras con los que conquistar al accionista. Es decir, aportar dividendos. Se defendió haciéndose más pequeño y prometiendo una retribución alta. Este año pagará al accionista 1.380 millones. Una cifra récord. Es nada menos que un 40%. Y mantener la estrategia de aumentar la rentabilidad el 16% durante 2027. Esto les debería permitir remunerar con 6.450 millones de euros a los accionistas hasta ese ejercicio.
Entre las lecciones, acorde con el presidente del Sabadell, está que “nunca hará una opa hostil”. Y el objetivo estratégico es cumplir con ese reparto a los accionistas y crecer solo de forma orgánica, sin recurrir a compras. En los próximos dos o tres años “nuestro foco no va a ser ampliar el tamaño. Estamos pendientes de adquirir una plataforma de pago. Somos un banco de clientes que distribuye productos por diferentes plataformas”. Y para calmar a los inquietos, Oliu citó que el riesgo de la ejecución de la estrategia es cero. Vamos, que cobrarán lo acordado. “El banco está muy sólido”, aseveró. También está descartado salir lejos de Cataluña.
Señas de identidad
El Sabadell defiende que su manera de hacer y sus señas de identidad han sido claves para afianzar su supervivencia, ante las intenciones de absorción que tenía el BBVA. “Hay un conjunto de accionistas del banco que, en realidad, son clientes”, destacó Oliu. “Los clientes del banco son los ahorradores y las empresas, y han manifestado que querían al Banco Sabadell tal y como es”.
Las adquisiciones son muy complicadas y competencia no lo pone sencillo. Únicamente un consejero, David Martínez, defendía la opa. Ahora donde dijo digo, dice diego, y apuesta por el valor independiente de la entidad. ¿Durará en el cargo o dimitirá? Cuestión de tiempo. Desde luego, la operación ha sentado bien en la ciudad. El responsable de Foment del Treball, Josep Sánchez Llíbre, señaló “que era comprar duros a cuatro pesetas”. Carlos Torres, presidente de BBVA, ha felicitado a su contrincante. “Aunque no era el resultado que esperaban”. El fracaso es grande. Las repercusiones se guardan en una caja fuerte. En banca también salta la liebre. Lo hemos visto.