Vías para vivir del deporte
El ámbito de esta especialidad es cada vez más amplio, desde la educación hasta el entrenamiento o el campo de la gestión
El deporte ha evolucionando hasta convertirse en disciplinas organizadas que mejoran la salud física y mental, lo que ha incrementado la demanda de profesionales en este ámbito. El Grado en Ciencias de la Actividad Física y del Deporte (CAFYD) es la única carrera universitaria específica del deporte, aunque otras disciplinas incluyen materias deportivas en sus programas debido al impacto del deporte en diversas áreas. “Desde los años noventa, cuando la carrera de Educación Física se transformó en CAFYD, la formación en este campo ha crecido y se ha diversificado notablemente, con numerosas universidades ofreciendo el grado y títulos de posgrado”, cuenta Carlos Balsalobre, profesor titular de Biomecánica en la Universidad Autónoma de Madrid. A pesar de su crecimiento, el profesor recuerda que las profesiones deportivas se enfrentan a un alto grado de intrusismo, especialmente visible en redes sociales, “donde influencers sin formación adecuada comparten consejos sobre rutinas de ejercicio”, denuncia Balsalobre.
El ámbito del deporte es muy amplio, y cuenta con salidas profesionales muy distintas, desde la educación hasta la salud, el entrenamiento y la gestión; y es durante la propia carrera cuando se puede decidir en qué campo especializarse o permitirte tener varias salidas profesionales. Así lo manifiesta Pablo González-Frutos, profesor de la Universidad Francisco de Vitoria en el Grado de CAFYD, quien añade que las salidas profesionales en el contexto competitivo suelen ser menos estables y tener horarios condicionados por entrenamientos y competiciones, mientras que en educación y salud las posibilidades son más amplias y estandarizadas. Por ello, muchos estudiantes interesados en salud optan por fisioterapia; de hecho, algunas universidades ofrecen ya un doble grado en CAFD y fisioterapia. Otras disciplinas relacionadas con el deporte, como enfermería, medicina y nutrición, también ofrecen especializaciones deportivas. Por último, González-Frutos apunta que los ciclos formativos de grado medio o superior proporcionan una visión global y permiten comenzar a trabajar rápidamente, sirviendo como puente a estudios universitarios.
Al mencionar formaciones deportivas es inevitable considerar la vocación como el impulso que guía la elección de este camino. Según Carlos Balsalobre, el Grado en CAFYD suele ser una elección clásica para aquellos que tienen una fuerte vocación y quieren profesionalizarse a un mayor nivel para acceder a puestos más cualificados. Sin embargo, también añade que es común encontrar a opositores a cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado. En estos casos no se trata de vocación sino de pragmatismo. “Opositando con un grado universitario pueden acceder a plazas mejores, y al ser una carrera relacionada con la condición física, que ellos van a necesitar en su oposición, suelen decidirse por esta carrera y no otra”, sostiene.
Vocación y disfrute
Para Pablo González-Frutos es importante pensar que, si bien el gusto por la práctica deportiva es el primer nivel vocacional, en las diferentes carreras no se entrena a deportistas, sino que se forma a profesionales que ayuden al deportista en distintos ámbitos (entrenamiento técnico-táctico, preparación física, prevención y rehabilitación de lesiones, nutrición, psicología, mánager, instalaciones, etcétera). Es por ello que la vocación puede encontrar otras vías de expresión o disfrute sin salir del ámbito deportivo. “Se puede disfrutar del deporte desde otros lugares, como el análisis objetivo del deporte (aprendizaje científico), la necesidad de compartir este conocimiento con otros (aprendizaje servicio) y el trabajo en equipo (aprendizaje colaborativo)”, señala. Además, se debe asumir la volatilidad del resultado deportivo, lo cual, según González-Frutos, suele conllevar cierta inestabilidad en el entorno laboral, motivo por el cual muchas veces la actividad deportiva suele ser una segunda actividad laboral.
Los estudios relacionados con el deporte siguen siendo predominantemente masculinos, reflejando una segregación de género que persiste en este ámbito a pesar de los esfuerzos por promover la participación femenina. Así se refleja en los datos que existen sobre las matrículas de hombres y mujeres para cursar los diferentes estudios del deporte. Así lo explica María José Camacho Miñano, licenciada en Educación Física y doctora en Educación, que imparte docencia en el Máster de Estudios de Género de la UCM: “Según los últimos datos del Anuario de Estadísticas Deportivas (2023), el Grado Universitario de Ciencias de la Actividad Física y el Deporte lo cursaron en el curso 2021-2022 solo un 20,3% de mujeres. En estudios no universitarios, como la formación profesional vinculada al deporte, el dato es similar”. Esta situación, según Camacho, no ha sido siempre así, sino que ha ido descendiendo en las últimas décadas: desde casi el 40% (a principios de los años noventa) a situarse entre el 15%-20% en los últimos años.
Para explicar esto, la experta señala que, aunque la elección de estas titulaciones es muy vocacional, y por tanto es una cuestión individual, esa decisión se produce en el marco de un contexto social y cultural concreto en el que existen barreras estructurales de género, que se interiorizan y condicionan esa decisión. “No hay barreras reales de acceso a los estudios, pero sigue habiendo barreras invisibles que condicionan la vocación”, dice. Esto lo constataron en un estudio publicado en 2022 con alumnado de secundaria, que evidenció una mayoritaria representación masculina en la titulación de CCAFD, “por lo que resulta lógico que las chicas sientan que esa carrera no es para ellas y decidan no elegirla”. El acceso de las jóvenes a estudios deportivos está condicionado también por el apoyo social familiar, que, como cuenta Camacho, “suele considerar estos estudios más adecuados para chicos”. Además, recuerda que estos estudios tienen bajo prestigio social por asociarse con el ocio y la diversión, vistos como apropiados para chicos, especialmente si no son buenos estudiantes. “Los prejuicios y estereotipos de género que identifican estas profesiones con lo masculino también influyen en la elección de las chicas”, concluye Camacho.
Referentes femeninos
Los referentes femeninos en el deporte juegan un papel crucial para inspirar a niñas y mujeres. Sin embargo, aún son pocas las que llegan a hacerse visibles, y no sin antes haberse enfrentado a estereotipos de género y barreras pegajosas como un menor reconocimiento social y económico, dificultades para conciliar o jerarquías de género en la organización, entre otros. “Las barreras no han desaparecido, sino que se han hecho más sutiles, convirtiéndose para muchas mujeres en un auténtico techo de cristal. Está muy bien que se visibilicen estos casos de éxito, pero nunca deben ser la excusa para pensar que ya se ha conseguido una igualdad real”, señala María José Camacho Miñano, docente del Máster de Estudios de Género de la UCM.