La moda masculina explora sus paradojas en Pitti Uomo

La 103º edición de la feria más importante del sector de la moda para hombre, celebrada en Florencia, se abre al diálogo con otras disciplinas con la británica Martine Rose como diseñadora invitada

Algunos de los modelos de la diseñadora Martine Rose en la edición 103 de Pitti Uomo.Pitti Uomo

La moda es un territorio fértil para las coincidencias. La diseñadora británica Martine Rose, cuyo imaginario se nutre de las comunidades jamaicanas de Londres y del fútbol, ha encontrado en Florencia una traducción de sus inquietudes. El desfile que ha coronado su participación como marca invitada en Pitti Uomo, la feria de moda masculina que se celebra cada seis meses en la ciudad del Arno, ha incorporado referencias al ...

Suscríbete para seguir leyendo

Lee sin límites

La moda es un territorio fértil para las coincidencias. La diseñadora británica Martine Rose, cuyo imaginario se nutre de las comunidades jamaicanas de Londres y del fútbol, ha encontrado en Florencia una traducción de sus inquietudes. El desfile que ha coronado su participación como marca invitada en Pitti Uomo, la feria de moda masculina que se celebra cada seis meses en la ciudad del Arno, ha incorporado referencias al calcio storico fiorentino, el antiquísimo antecesor del fútbol —aunque sus modos recuerden más al rugby—, cuyos orígenes se remontan al siglo XIII.

A su vez, Rose, que suele trabajar con modelos no profesionales, ha contado con deportistas y ciudadanos florentinos (comerciantes, camareros) que han desfilado bajo los soportales del mercado del Porcellino, uno de los enclaves turísticos de la ciudad. “Este es mi primer desfile fuera de Londres y he querido mostrar respeto a la cultura italiana”, explicaba la diseñadora antes de su desfile celebrado la mañana de este jueves. “Me interesa mucho la gente, siempre me ha fascinado lo corriente y lo cotidiano, y quería que fuese una colaboración de verdad”. Con una banda sonora de acentos italodisco, ha mostrado prendas cómodas y urbanas, menos deportivas que en anteriores colecciones, donde las referencias a los años ochenta del pasado siglo conviven con proporciones inéditas en trajes y prendas de sastrería. “He comprimido el volumen en los hombros y los brazos, en un homenaje a esta patria de la moda masculina”, explicó la diseñadora.

El desfile de Martine Rose ha sido el plato fuerte de la edición 103º de esta feria de moda para hombre (la más importante del sector) que prosigue la recuperación de su plena actividad tras los años de la pandemia. La que fuera durante años la feria por excelencia de la moda clásica sigue reservando un espacio primordial a las firmas de camisería, sastrería, punto o abrigos, pero la crisis de la indumentaria formal hace tiempo que ha dado paso a una plétora de firmas basadas en la tecnología, el deporte y una contenida dosis de vanguardia. Pitti Uomo es una feria ante todo destinada a los compradores que llegan de todo el mundo para adquirir fichajes para sus tiendas —desde pequeños locales multimarca con sello de autor hasta grandes almacenes—, pero también un foro de debate que acoge propuestas independientes.

Tres de las propuestas de Martine Rose en la edición 103º de Pitti Uomo, celebrada esta semana en Florencia.Giovanni Giannoni

El belga Jan-Jan Van Essche fundó su marca en Amberes hace 12 años, pero hasta 2023 no ha celebrado su primera pasarela. El pasado miércoles, uno de los claustros del complejo monástico de Santa Maria Novella acogió un desfile, también en la programación de Pitti Uomo, que ilustra una filosofía de trabajo alérgica a los focos y a las celebridades. “Siempre me había atraído la idea de hacer un desfile, pero no encontraba el momento. Además, para una empresa pequeña independiente supone un riesgo financiero mayor”, explicaba en un encuentro con la prensa previo a la presentación.

Un momento del desfile en Pitti Uomo del diseñador belga Jan-Jan Van Essche, celebrado el 11 de enero de 2022 en Florencia.Vanni Bassetti

Su propuesta, basada en tejidos artesanales primorosamente hilados y tejidos siguiendo técnicas de Japón o Senegal, interpretan la construcción rectangular y esquemática del quimono como una herramienta de expresión. “Este tipo de patrón es la piedra angular de cada colección”, afirma. “En Senegal todo el mundo lleva prendas de corte rectangular, que cada persona drapea en función de su cuerpo y su gusto. El resultado es un reflejo de tu personalidad”. Van Essche, que comenzó vendiendo sus colecciones en Japón y ha incorporado posteriormente el mercado estadounidense y, lentamente, el europeo, es un diseñador de tiempos dilatados y formas reconocibles. “No me reinvento cada temporada, incorporo referencias personales, colores y tejidos, pero los combino con patrones que llevo años utilizando”.

También esta edición de la feria ha supuesto el estreno frente al público de Chateau Orlando, la firma fundada hace menos de un año por la joven estrella del interiorismo británico Luke Edward Hall. En su puesto, un colorido toldo que evoca un jardín inglés, el diseñador reconoce el reto al que se enfrenta. “Llevamos menos de un año y hasta ahora hemos trabajado principalmente en online, así que es emocionante encontrarnos por fin con el público”, afirma. La colección, inspirada en el folclore, en la mitología y en los coloridos dibujos que han convertido a Hall en un nombre fijo en las revistas de decoración —gracias a colaboraciones con leyendas del sector, como la casa de porcelanas Ginori—, propone prendas de punto en colores vivos y motivos reconfortantemente retro. “Estudié moda masculina, pero después empecé a trabajar en interiorismo, así que la ropa era mi asignatura pendiente”, dice Hall.

Ese mismo itinerario es el que recorrió en 2007 el francés Pierre-Louis Mascia, cuando firmó un acuerdo con la casa textil italiana Achille Pinto para producir telas decorativas inspiradas en sus dibujos y motivos gráficos. El miércoles por la noche, una instalación en el Palazzo Antinori demostró que esta colaboración, que desde hace años se traslada también a la indumentaria, ha resultado muy fructífera. “La casa Antinori cuenta muchas cosas, y para nosotros era un modo de ir al pasado para seguir transformando las cosas”, explicaba el francés durante la inauguración. “Mis telas estampadas hablan de un mundo un poco caótico, lleno de cuerpos vivos que hablan de belleza y fealdad, y que yo abordo desde la suavidad”. Es una definición de su universo visual, pero podría aplicarse también a la propia moda.

La instalación de Pierre-Louis Mascia en el Palazzo Antinori de Florencia.P3


Sobre la firma

Más información

Archivado En